QUIÉNES SON

Eran sólo dos, quienes departían sin que el reloj detuviera las horas. A la distancia, la mujer llama la atención a los intrépidos que andamos conspirando en los sentimientos de quienes tienen dueños; sólo en ella se asoman sus dientes blancos con labios enrojecidos; sé que la risa era lo más visual que se percibía en su cuerpo oscuro, mientras él, vestido de piel blanca, silenciaba con su mirada, pintando la desnudez de su dulce compañía desde la distancia; estaban separados por sus cuerpos, dado que sus ojos
y manos estaban encendidos; la mujer parecía decirle a todo que sí, no cesaba de hablar, tal vez estableciendo las reglas y atributos del asomo de una amistad o de un beso intenso para legitimar la plática con la complicidad de la mañana. Los movimientos de la mujer con trenza raz gesticulaba, mientras él envolvía su rostro en una cachucha con prominente visera, que no lo dejaba asomar sus ojos; se movían de un lado a otro, los vasos llenos y vacíos eran ingredientes para seguir alimentando su lenguaje con contenido enigmático, que hasta ahora he llegado a suponer en las elucubraciones del amor. Cuando volví a mirarlos los observe que partían a la distancia; qué será de ellos de quienes no sé su nombre, tampoco quiénes son, solo sé que el ánimo departido los hizo cambiar de lugar, quedando en mí el azar o un adiós o un encuentro en la mañana húmeda que marcaron las horas de este relato, que brindó mi soledad al escribir sin saber lo cierto de la imaginación que vuela como el viento. Mi preocupación está en volver a verlos sin determinar ni un ápice, dejarlos que sigan transitando en las horas y degustaciones que da la vida.
HUCASME
0 comentarios:
Publicar un comentario