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¿ENGOLOSINAN LAS ENCUESTAS?

¿ENGOLOSINAN LAS ENCUESTAS?



Por Hugo Castillo Mesino

Las encuestas de opinión están pre­sentes en muchos espacios de nuestra vida. Son parte de la cotidianidad, de las múltiples no­ticias e informaciones, imágenes de la realidad que recibimos y construimos, se alimentan de las  polémicas y debates públicos que nos rodean. En nuestro país por espacio de más de una década las encuestas presidenciales han tenido unos márgenes de error ostensiblemente altos. Como estamos rodeados de datos y de interpretaciones de las mis­mas, es válido preguntarnos: ¿Debemos conceder el mismo valor a las encuestas o pretendemos acomodar sus resultados?, ¿Son iguales todas las encuestas?, ¿Hasta qué punto debemos confiar en sus resultados? Creemos que es válido que el lector debe comprender mejor quién las hace, ¿Cómo se hacen y qué fines se persigue?, ¿Hay propósitos declarados u ocultos?, ¿Qué se aspira  obtener con su realización?; vistas las cosas de esta forma nos ayudaría a consumirlas de forma crítica.

Lo primero que hay que determinar en las encuestas de opinión es: ¿Cuál es el objetivo que persigue?, el objeto permite inferir qué está pensando la persona sobre un tema político, de consumo o comercial. Lo cual define qué es lo qué se va hacer y qué es lo que se va a preguntar. El segundo elemento para determinar una encuesta de opinión es el estudio poblacional estratificado, en cada estrato donde  se va a hacer la encuesta debe haber gente interesada en dar su opinión y que es importante para la encuesta. Tercero, es el tamaño de la muestra bajo una fórmula matemática que arroja a cuántas personas seleccionar de esa población para hacer la encuesta estratificada; luego viene el estudio de las preguntas y quienes la formulan son expertos, es por eso es que se dice en estadística que los expertos triangulan la encuesta; es decir, los  que determinan si exactamente las preguntas van a sacar la esencia de lo que se interesa conocer; por eso es necesario que la firma encuestadora cuente con personas idóneas con un nivel de doctorado.

Ahora bien, dependiendo del estudio de esos elementos que conforman la encuesta, se entra en la etapa de aplicación. Seguidamente se pasa a implementar la encuesta con suficiente aplicación a los encuestadores con retroalimentación, con vigilancia de los supervisores que verifiquen en el momento en que los encuestadores estan en el trabajo de campo. Los encuestadores deben tener contacto y enviar la información al supervisor, a manera de ejemplo “infórmeme a quién usted acaba de entrevistar”, “dónde vive”. Con esa información verifica y se hacen las preguntas requeridas, dado que pueden darse casos donde hacen un trabajo mal hecho con gente inexperta, irresponsable, y se daña el objeto de la encuesta. Posteriormente se da el proceso estadístico que consiste en cruzar información, que se denomina el “levante estadístico de las encuestas”, generalmente son programas. El levante estadístico es otra etapa que consiste en seleccionar de ese conjunto de preguntas elaboradas y desagregarlas, destacándolas en orden de importancia; por eso en la ficha técnica debemos tener claro el tamaño de la muestra del porcentaje de error, es lo primero que debemos saber. Al elaborar la encuesta hay que precisar a quiénes se les va a preguntar, si quieres saber si hay un determinado número de simpatizantes por algún candidato. A mayor margen de error la muestra es menor, a menos margen de error el tamaño de muestra es mucho más grande; digamos que son los elementos gruesos que hay tener en cuenta para hacer un levante estadístico y entregar una encuesta de opinión. ¿Cómo interpretamos el sesgo en las encuestas a que nos referimos? El sesgo puede darse cuando vas a aplicar una encuesta de opinión y quieren saber cómo está posicionado un determinado candidato y formulan la pregunta: “¿Qué candidato ha entregado viviendas?”, lógicamente la respuesta del encuestado por inferencia es: Vargas Lleras; eso es un sesgo porque seguramente hay  gente informada que opinará favorablemente, eso es un sesgo que produce una respuesta que es provocada.

Las encuestas de opinión política sobre aspiraciones presidenciales no preguntan sobre los problemas centrales del país sino sobre los candidatos. Eso es grave, porque realmente los encuestadores ni siquiera le hacen las preguntas a los encuestados sobre las necesidades que tiene la gente, sino la opinión vulgar de lo que ellos escuchan en decir de determinados candidatos; eso es un sesgo, porque hay que juzgar a un candidato de acuerdo a uno criterios que él exponga y hacerle unas preguntas que lleven a valorar, por ejemplo, ¿Cuál es la imagen favorable de este candidato? El encuestado puede decir “yo no votaría por él” o “si votaría por él”, pero eso es una pregunta muy general como para decir este candidato puede resolver este problema; pero si le preguntas: “¿Cuál de estos candidatos que te voy a presentar crees que está hablando de la salud de los colombianos, usted lo apoyaría?”. Ahí si estás obteniendo una información verídica.

PUBLICADO EN EL DIARIO LA LIBERTAD DE BARRANQUILLA

DOMINGO 05 DE NOVIEMBRE DE 2017
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