EL RUMBO DE UNA SOCIEDAD EN VENTA
Por Hugo Castillo Mesino
Cada día insisto en vivir y observar y lo que encuentro a mi alrededor y también a la distancia, al parecer frente a mis ojos, es lograr ver la etiqueta de un producto que dice: "Se vende", como si fuera una mercancía con su valor de uso y de compra; esto suele ocurrir cuando estaciono mi vehículo y el aparcacoches señala que tengo que pagarle el valor por haber permanecido en el espacio público; situación que me hace reflexionar en la Economía de Mercado, que no es otra cosa que la organización y la asignación de la producción y el consumo de bienes y servicios que surgen del juego entre las leyes de la oferta y la demanda, donde las decisiones sobre los bienes de producción se realizan principalmente a través de los mercados; pero, a la vez los ciudadanos consumidores estamos sumergidos en una “Sociedad de Mercado”, donde se aplica la lógica, que nuestros comportamientos están regulados y orientados por medio de cálculos que son: producción igual a consumo, acorde a la oferta y la demanda, y en el caso de que éstas fallen, la sociedad del capitalismo demencial entra en crisis y lo único que le toca al ciudadano consumidor y contribuyente es pagar más adelante los costos de la crisis.
Sabemos de antemano que la sociedad es controlada por élites dueñas de los medios de producción, que mediante mecanismos de dominación e instrumentos alienantes instan a la sociedad a consumir muchos más, para llenarse y desbordar sus arcas de capital, pasando de esta forma de una “Economía de Mercado” a una “Sociedad de Mercado”, tal como lo plantea Michael J. Sandel en su libro "Lo que el dinero no puede comprar", cuando nos dice que: "Todo está en venta" y señala múltiples ejemplos: tal como una celda más cómoda dentro de una prisión donde se pagan 82 dólares por noche; de esta manera la "justicia" crea la desigualdad ante los que no la pueden cancelar; al igual que el acceso al carril especial si se conduce solo, se pagan 8 dólares con tarifas especiales según el tráfico; vientres de alquiler de mujeres indias y gringas, estas prácticas están legalizadas en algunos países, constituyendo al ser humano por nacer en un objeto, despojándolo de sentimiento y afecto para luego ser entregado al mejor postor; el derecho a emigrar a Estados Unidos por 500.000 dólares siempre y cuando el emigrante garantice diez puestos de trabajo, lo que se traduce en una tarjeta verde que le da el Estado como permiso de residencia permanente, mientras miles de jóvenes que han crecido y estudiado en ese país son amenazados con deportarlos, solo por prevalecer el "dios" del dinero.
Al otro lado del Orden Mundial, en la Unión Europea funciona el mercado de emisiones de carbono que les permite a las empresas comprar y vender el derecho a contaminar el aire y a emitir a la atmósfera una tonelada de dióxido de carbono por solo 13 euros; olvidándose que muchos de sus países realizan conferencias internacionales y estimulan a las organizaciones que propugnan por la defensa de la capa de ozono, hoy fragmentada con grandes agujeros, y por la conservación del medio ambiente; que contrasentido deshumanizado.
A todo esto podemos agregar, bajo la consigna de la "Sociedad de Mercado", “donde el dinero todo lo puede comprar”, la complicidad de ciertas universidades prestigiosas en los Estados Unidos e inclusive en América Latina y particularmente en Colombia, donde admiten a estudiantes no muy brillantes solo porque sus padres son personas adineradas y hacen contribuciones; más adelante éstos se convierten en las élites gobernantes que practican la injusticia. No todo el mundo puede comprar lo que desea, no obstante, pueden alquilar un espacio de su cuerpo para hacer publicidad comercial, combatir en Somalía y Afganistán para una compañía militar privada, hacer cola toda una noche ante el Congreso de Estados Unidos para guardar el sitio a un miembro de un lobby o sala que desea asistir a la sesión del Congreso; así mismo, si estás en un colegio de bajo rendimiento escolar por leer un libro al estudiante le pagan dos dólares; que despropósito tener que pagar para animar la lectura y crecer académicamente. Si usted es obeso le toca cancelar 378 dólares; además puedes comprar el seguro de vida de una persona anciana o enferma y luego cobrarlo; si vas a realizar un trámite en una corporación bancaria éstas tienen una fila preferencial, desconociendo que con tu dinero implementan estas políticas discriminatorias.
Vivimos en un una época de cambio en que casi todo puede comprarse o venderse con la influencia de un marketing o mercadotecnia agresiva, que pone al ciudadano consumidor adentro de una sociedad donde “todo está en venta”, llevándolo a las tres últimas décadas, en las cuales no solo se ha ensanchado la brecha entre ricos y pobres, sino que la mercantilización de todo ha abierto la herida de la desigualdad haciendo que el dinero adquiera más importancia; los mercados dejan su marca, en ocasiones desplazan a valores no mercantiles. No permitamos que los ciudadanos vendan sus votos aunque otros estén deseosos de comprarlo; debemos valorar los bienes como la salud, la educación, la vida familiar, la naturaleza, las artes, los deberes ciudadanos, etc.
PUBLICADO EN EL DIARIO LA LIBERTAD DE BARRANQUILLA
DOMINGO 14 DE DICIEMBRE DE 2014
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