¿Todo lo justo es legal o todo lo legal es justo?
Por: Hugo Castillo Mesino
Al finalizar cada año del calendario social suelen hacerse muchos interrogantes, uno de ellos turba mi mente por tener un carácter trascendental, y me anima a aventurar la siguiente pregunta: ¿Será qué todo lo justo es legal y todo lo legal es justo? Sin pretender ser einsteiniano en la acepción relativista, la pregunta tiene una alta connotación al igual que las respuestas, dado que implica analizar la concepción sobre el tipo de sociedad en que estamos enmarcados, caracterizada por tener un alto grado de patología social, que aqueja y agrava a muchos sectores, grupos e individuos y que no nos cansaríamos de contar.
Bien, justo y a tiempo lo expresa Juan Carlos Monedero en su libro: “Curso urgente de política para gente decente” invitándonos a ponernos enfrente del espejo y recitar en voz alta: “Cuántos asesinatos de gente de 15 años, cuánta gente que se quita del medio por su propia mano porque los bancos le atormentan y le matan en vida, los asesinatos de los niños que no han podido desarrollarse porque no había en casa suficiente comida para desarrollar sus sueños, la muerte en vida de las personas a las que le han quitado la esperanza porque no le han dejado estudiar ni hacer planes futuros, la gente que ha muerto en trabajos basura sin seguridad laboral, las mujeres que han perdido la vida porque el sistema no le dejo otro espacio que ser sumisas, débiles o prostitutas y no encontraron en quienes apoyarse, la gente que no resistió respirar el aire sucio de nuestras ciudades, al igual que comer la escasa y podrida comida que dejan los mercaderes, beber el agua contaminada…”; sólo por la irresponsabilidad de los inquisidores, reaccionarios, políticos hipócritas, mandatarios corruptos. Entonces, con tantas muertes se nos debe llenar la boca de odio, los pulmones de tierra y las manos de justicia cuando nos digan que somos nosotros los que estamos sembrando la lucha de clases y el cambio de sistema donde haya injusticia. Para ello retomo a Michael J. Sandel en su libro “Justicia: ¿Hacemos lo que debemos?”, cuando afirma: “Que es bueno preguntar si una sociedad es justa, es preguntar por cómo distribuye las cosas que apreciamos: ingresos y patrimonios, deberes y derechos, poderes y oportunidades, oficios y honores. Una sociedad justa distribuye esos bienes como es debido, da a cada uno lo suyo. Lo difícil empieza cuando nos preguntamos qué es lo de cada uno y por qué lo es”; equidad o igualdad social. Me preocupa la despreocupación de los gobernantes en torno al desarrollo de una buena justicia que reivindique a todos sus ciudadanos con ingredientes de equidad social y bienestar para su buen vivir.
Es básico definir a la justicia como la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno lo que le corresponde, no obstante son muchas las definiciones que la historia nos lega desde la antigüedad hasta la posmodernidad atendiendo a sus representantes en los campos filosóficos y en otras disciplinas; son ellos quienes han disertado sobre los conceptos y opiniones de la justicia, lo cual me invita a abordar sus visiones desde Platón en su obra “La Republica” cuando plantea: “El Estado justo es aquel en que cada clase debe llevar a cabo su propia función sin entrar en las actividades de la demás clases”; esto lo justifica cuando ubicaba en su pirámide social a los esclavos en el último peldaño negándoles la condición de ciudadanos, según él no tenían derecho a pensar, porque no tenían alma.
Sumándose a este pedestal filosófico entra Aristóteles, quien en su obra “La Política” destaca su opinión diciéndonos: “El punto de vista de la justicia depende de aquel que tenga el soberano”; lo que implica que si el soberano es de las elites su política se supone será elitista, salvo algunos casos. En esta gama de visiones emerge San Agustín con su concepción teocrática definiendo a la justicia como: “La justicia es Dios; la justicia auténtica sólo puede nacer de la voluntad de Dios, y ella está presente en la ley eterna”. Es auténtico señalar que la justicia se concibe con las manos en el corazón, pero con los pies sobre la tierra.
Son muchas las definiciones que evidencian de una u otra forma el concepto de justicia, así lo expresa Rene Descartes cuando establece desde el racionalismo que "solo existe el yo pensante y Dios”; confirmando más su frase célebre: “Pienso, luego existo”. En el mismo sentido sobre la justicia se manifiesta Thomas Hobbes al afirmar: “la justicia tiene que ver con la legislación del Estado en lo que éste hace para preservarse de los ataques que puede ser objeto”; las instituciones de gobierno legislan para conservar su poder. En el marco de las ideas sobre la justicia Immanuel Kant expone que: “La Justicia es cuando las virtudes del hombre como parte de la conciencia moral que es la actividad espiritual humana más allá de la actividad del conocimiento”; para Kant la moral es un imperativo categórico.
En cuanto a Carlos Marx, concibe como Justicia Social: “Esta parte de la definición de hombre el cual se determina por la pertenencia a una determinada clase social”; cabe recordar que Marx planteó que la historia de la humanidad no es más que la explotación del hombre por el hombre. Aterrizando el aeroplano en la postmodernidad, John Rawls señala que: “La justicia es la primera virtud de las instituciones sociales, así como la verdad lo es de los sistemas de pensamiento”; esto nos indica que la manera en que se presenta las cosas no determinan la manera en que deberían ser.
Son pocos los filósofos que nos hablan sobre la razón práctica, en ese ámbito Jurgen Habermas define a la justicia y manifiesta: “solo el consenso de todos los implicados puede calificar como justa una acción, norma o institución”; expresándose de esta forma el concepto de solidaridad, de igualdad de derechos, al igual que la preocupación por el prójimo y por la comunidad a la cual pertenecemos.
Los malos sistemas de gobierno han sido inferiores al verdadero concepto de justicia, son responsables de las penurias económico-sociales de sus ciudadanos denegados como humanos y hundidos en el padecimiento eterno por los devoradores de los recursos de todo tipo y acumuladores de riqueza originada de la muerte, del hambre y del saqueo de los pueblos y naciones. Vamos sumando, sumaremos más y multiplicaremos millones de voluntades para acabar con este flagelo social.
PUBLICADO EN EL DIARIO LA LIBERTAD DE BARRANQUILLA
DOMINGO 28 DE DICIEMBRE DE 2014
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