Señor Presidente Nobel de Paz, este ejercicio nos invita a retomar a Estanislao Zuleta en su obra “Elogio a la dificultad” que nos dice: “Sabía que detrás de la apariencia o más allá de la apariencia, hay otras apariencias…”. Recuerde que después de los resultados del Plebiscito los cielos del territorio patrio se observaron nublados y la incertidumbre se apoderó de los ciudadanos que votamos asertivamente por el SÍ, también reflexionamos sobre el silencio y la indiferencia de muchos sectores de la Unidad Nacional enmermelados, al igual que candidatos presidenciales de la Izquierda Democrática que desviaron el objetivo del Plebiscito y los veinte millones de colombianos que se abstuvieron de votar; mientras en la otra orilla otros festejaban la continuidad de la guerra aunque no le guste a los “dirigentes apátridas”. Pero no todo fue color de rosa para quienes no comprenden el aforismo que enseña que “después de la tempestad viene la calma”; luego asumimos la posición de repensar el resultado del plebiscito apoyándonos en Ortega y Gasset: "Cada vez que enseñes, enseña también a dudar de aquello que enseñas", esa duda universalizó a todo el país y se despejó cuando Juan Carlos Vélez, Gerente de la campaña del NO al Plebiscito por el Centro Democrático, reveló la manipulación que diseñaron los mitómanos, hipócritas del NO; esta actitud y conducta estuvo alimentada de diatribas, mentiras, argucias, calumnias, por quienes utilizaron un lenguaje de mensajes “engañosos e hiperbólicos” tal como lo señalo The New York Times, con el propósito de embaucar y seducir a los votantes incautos y criminalizar nuestra democracia con seudosargumentos enfermizos entre el Odio y el Amor, orientado por centenares de políticos pastores formados en la escuela doctrinaria de los exparamilitares que a través de sus discursos blasfemados y satanizados enceguecieron a un sector de la población que termino repitiendo y multiplicando sus prédicas e inclusive ofreciendo hasta sus vidas en contra de la posibilidad de paz en el país, sumándose a ellos, terratenientes, latifundistas, exfuncionarios implicados en delitos contra la administración pública y asentados en las corporaciones legislativas, algunos medios de comunicación y sectores empresariales.
Hoy, las víctimas, los líderes sociales, los jóvenes, los movimientos sociales se movilizan indistintamente por las calles, avenidas y llenando las plazas de Colombia, enarbolando su deseo histórico por una Paz estable y duradera, ante quienes perturban los Acuerdos entre las FARC y el Gobierno Nacional proclamándose “próceres sin impunidad ” cuando proponen un NO a la justicia transicional, negando la reparación de las víctimas, utilizando estrategias y formas de luchas perversas como: la dilación, supuestos ajustes, buscando la fragmentación y ruptura de los Acuerdos con presiones, chantajes con mira a la campaña presidencial del 2018, queriendo ir más allá de los Acuerdos y de la voluntad política de los promotores del SÍ y de quienes plantean Justicia, Reparación y no Repetición.
Señor Presidente, el llamado que los colombianos le hacemos sin distingo es que usted infiera que Uribe con sus diez propuestas de surrealismo, magia y fantasía sobre los Acuerdos de La Habana–Cuba, su fin y la de su equipo se centra en proyectar la plataforma de su campaña presidencial y a la vez objetar el punto sobre la Justicia Transicional que contiene aspectos judiciales puntuales que lo afectan a él y a sus aliados: empresarios, paramilitares, iglesias cristianas, narcotraficantes y cuestionados hacendados de Antioquia, Córdoba y Meta, quienes cínicamente vociferan que quieren la paz cuando fomentan la guerra, estos podrían estar incurso en presuntos delitos de lesa humanidad.
Señor Presidente, usted con su diplomacia hizo un llamado al país político y al país nacional para que se pronunciaran todos los sectores, organizaciones, movimientos sociales, partidos políticos sobre los resultados del Plebiscito y los escuchó, además está informado sobre las recomendaciones y sugerencias que hicieron los partidos políticos, personalidades, sectores de la Iglesia Cristiana, Empresarios que apostaron al NO, comunidades indígenas, organizaciones de víctimas, jóvenes, expresidentes y las FARC que ha puesto todo su empeño y su voluntad política para escuchar a todos los colombianos. Señor Presidente, a usted y a su equipo, ante la incertidumbre de millones de patriotas y ante la posición asumida por los guerreristas que piensan bombardear y contabilizar más víctimas, es válido y propositivo que presente una Agenda Nacional conjuntamente con las FARC que contenga una salida definitiva por la vía expedita que señala la Constitución y luego convocar a todo el pueblo colombiano a una gran movilización nacional que selle los Acuerdos.
Señor Presidente, no nos engañemos, la estrategia del Uribismo, quien ama a la guerra, es la dilación y el malabarismo político tomando como insumo los Acuerdos, hasta conseguir la ruptura de la negociación con las FARC y luego anunciar con sus trompetas de guerra los bombardeos, las fumigaciones, los asesinatos selectivos para no ser juzgados por la justicia Transicional.
PUBLICADO EN EL DIARIO LA LIBERTAD DE BARRANQUILLA
DOMINGO 16 DE OCTUBRE 2016
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