FACEBOOK LIVE

Latest Posts:

LOS MISMOS CON LAS MISMAS


LOS MISMOS CON LAS MISMAS
       



Por Hugo Castillo Mesino


Hoy, millones de colombianos, indistintamente, deben estar preguntándose: ¿Cuándo convocaremos nosotros como pueblo? Esto lo expresamos por múltiples razones, entre ellas: no sentirnos representados en las marchas organizadas y promovidas por sectores políticos que se reclaman ser los adalides en la lucha contra la corrupción y los “valores democráticos”, algo disonante parecido a un sainete con ingredientes de sorna política, por ser ellos mismos los gestores de larga tradición de los más grandes escándalos de corrupción en el país que hoy hace metástasis.

La acepción histórica data, para la época contemporánea, con la entrega de Panamá y su Canal, como la clásica venta de la soberanía agenciada por la oligarquía de la época; durante la dictadura de Rafael Reyes, en 1905, el negociado para entregar los campos petrolíferos de Barrancabermeja a la Compañía Mares, inaugurando la feria de concesiones y contratos para este propósito en todo el país; el festín de la corruptela oligárquica en la conocida como “danza de los millones” con la indemnización de los Estados Unidos, veinte años después, por el robo de Panamá; la Masacre de Las Bananeras durante el Gobierno de Miguel Abadía Méndez entregado a preservar los intereses de la compañía norteamericana United Fruit Company; la instauración del Frente Nacional como el gran negociado político de distribución equitativo de la torta burocrática y política entre los dos partidos tradicionales de la oligarquía bajo la pretensión de la normalización del orden público en el país posterior al periodo conocido como “La violencia”, excluyendo al resto de organizaciones partidarias y que se materializó en mayor grado en el “chocorazo” o robo frontal de las elecciones presidenciales de 1970 para imponer a Misael Pastrana;  la “ventanilla siniestra” en el Banco de la República durante el mandato de Alfonso López Michelsen que disparó el narcotráfico aprovechando su política de exportaciones menores que posibilitaba el transporte de drogas con registros legales, lavando sus ganancias, pasando de su supuesta “bonanza cafetera” a la “bonanza marimbera”; la política de Turbay Ayala de inferir que la corrupción era un mal que podría reducirse a “sus justas proporciones” a un nivel considerado normal; la articulación de la política con las mafias del narcotráfico en los gobiernos posteriores que llevaron incluso a Pablo Escobar a ser electo como Representante a la Cámara; el “Proceso 8.000” que envolvió todo el periodo presidencial de Ernesto Samper, inaugurando el galimatías de los gobernantes hasta hoy de que todo acto de corrupción que sucede es a “sus espaldas”; el “escándalo de Chambacú” durante la gestión presidencial de Andrés Pastrana en el que se utilizó el tráfico de influencia y el abuso de poder para negociar “favorablemente” con el Inurbe un terreno para un proyecto de construcción en Cartagena; igual en el gobierno de Pastrana se destaparon los escándalos de corrupción de Foncolpuertos y Dragacol.

A partir de los dos periodos consecutivos de Álvaro Uribe Vélez no solo aumentan sino que se destacan como los más aberrantes casos de corrupción en el país desde la época de la entrega de Panamá los siguientes: Invercolsa, donde Fernando Londoño, su Ministro del Interior, adquirió en forma ilícita acciones millonarias de esta compañía; la “parapolítica” en el que se descubrieron los vínculos de políticos uribistas con paramilitares; los “falsos positivos”, asesinatos de inocentes por parte de las Fuerzas Armadas haciéndolos pasar por guerrilleros para presentar resultados a favor en la lucha contra la subversión; la “Yidispolítica”, compra de votos parlamentarios para aprobar su reelección; las “chuzadas”, símbolo del espionaje y persecución a sus contradictores; “Agro Ingreso Seguro”, favorecimiento a narcotraficantes y prestantes familias del país de recursos inicialmente asignados al campesinado de escasos recursos; desfalco a la salud y la adjudicación de la Fase II de la Ruta del Sol a la compañía brasilera Odebrecht.

El gobierno de Juan Manuel Santos se caracteriza por una alta dosis de empalago corruptelo conocido como la “mermelada”, prebendas millonarias en pesos entregadas a los miembros de su coalición política para obtener la aprobación de sus proyectos, por lo general encaminados a desfavorecer a la ciudadanía y si a satisfacer sus aspiraciones electorales y burocráticas; sin embargo, su gestión también ha estado acompañada de graves casos que ocasionaron detrimento al patrimonio público y presupuestal, como es la venta de la compañía generadora y comercializadora de energía eléctrica Isagen en una curiosa subasta de un solo proponente, y los sobrecostos en la construcción de  Reficar. En la actualidad también la gestión de Santos ha terminado envuelta en el escándalo de sobornos de Odebrecht y dudas en la financiación de su campaña presidencial.

Hoy, los mismos con las mismas aprovechan sus relaciones de poder para constreñir a la ciudadanía, envolviéndola en el sostenimiento de sus gobiernos y hacerle creer que están exentos de responsabilidad como gestores de la corrupción; por ello, los casos de corrupción expresados deben constituirse en un punto referencial en la búsqueda de nuevos gobernantes con pruebas de moralidad, altruismo, sensibilidad social que apunten a un nuevo modelo económico-social.




PUBLICADO EN EL DIARIO LA LIBERTAD DE BARRANQUILLA

DOMINGO 2 DE ABRIL 2017
Share on Google Plus

About hugo castillo

This is a short description in the author block about the author. You edit it by entering text in the "Biographical Info" field in the user admin panel.
    Blogger Comment
    Facebook Comment

0 comentarios:

Publicar un comentario