¡HACE 30 AÑOS...!
Después de haber aspirado a la Asamblea del departamento del Atlántico por la Alianza Democrática M-19 obteniendo más de siete mil quinientos votos con la mayor votación en Barranquilla, termine perdiendo la elección por las prácticas reiteradas de los canguros históricos que empezaron a robarme votos en los municipios, ante la ausencia de jurados y la influencia de la Registraduría y el CNE quien aludió jurídicamente que los reclamos eran extemporáneos y no existían pruebas que demostrarán la validez del robo electoral, lo que originó una carambola de dos bandas: primero la jugada de los vampiros de la clase política de la época hoy con disfraz de camaleón y segundo el aparato estatal influenciado por los clanes que marcan garras de corrupción con plena vigencia, hoy con triquiñuelas y fraudes informáticos…
Luego de la estratagema política para borrarme del escenario político electoral, hice parte del gabinete Distrital como Secretario de la Caja de Previsión Social de Barranquilla durante el primer gobierno del Padre Bernardo Hoyos, su consigna de campaña era acabar con los corruptos y clanes de la época quien se multiplicaba como agentes representativos de los viejos y nuevos partidos políticos disfrazados y mimetizados, los mismos de la Coalición del Gobierno del presidente Petro, que hoy se autodenominan independientes y amenazan sino hay pacto burocrático.
Trabajar en la administración pública es de sumo cuidado por los orangutanes internos y externos, máxime en el Distrito de Barranquilla donde se comenta sobre tentáculos y ventanillas siniestras como el de la Triple A que perduran por secula seculoi, así se hable de transparencia. Hablar del pasado concita comprender la realidad del presente, no importa que empiece a contar el cuento del gallo capón, al ser vinculado en un juicio fiscal “Por haber dejado de pagar un mes de retención de la fuente por exiguo valor”; mientras los tres secretarios que me antecedieron dejaron de cancelar 8 años, yo los cancele, lo que merecía una condecoración, era la reconfirmación de la corrupción al interior del organismo fiscal.
El campo de la Caja de Previsión Distrital es propender por el pago de las prestaciones sociales de los empleados y jubilados, al igual que la asistencia y servicios en materia de salud; no obstante las prácticas administrativas anteriores dejaron comportamientos que hacían parte de la corrupción, tales como: recuerdo como si fuera ayer, cuando el conductor asignado a mi cargo de Secretario de la entidad me dijo "Doctor cuando me va a operar" y yo le dije asombrado, ¿cómo así? luego respondió: “es que algunos de los Secretarios que llegan a la Caja me operan, toman mi historia clínica y me ponen a firmar”, lo demás es una inferencia del lector. En la sección de Salud se tomaban las historias clínicas de los jubilados para formular recetas que luego vendían a algunas farmacias proveedoras, ese tipo de procedimiento e investigación, fue tomado por la Fiscalía.
Los pensionados vendían sus mesadas y los usureros me visitaban diciéndome: ¿Por qué les pagaba a tiempo, cuando se estaba quebrando su negocio?, es más habían pensionados que vendían las fórmulas en las farmacias y algunos proveedores le cambiaran el precio al público a las drogas por encima del valor comercial, su justificación era que le cancelaban cada seis meses y era la forma de recuperar su inversión. Todo ello fue denunciado, ¿Pero estamos en Locombia? La sección de jubilados de la Caja de Previsión Social se sometió a un estudio jurídico dado que algunos jubilados se le cancelaron por varias veces las mesadas caídas a través de las demandas impetradas por abogados inescrupulosos, situación que se le oficio a la Fiscalía.
A los exfuncionarios al anunciar por la radio que le iban a cancelar sus prestaciones sociales atrasadas por quinquenios, estos creían que era una inocentada. Y pare de contar algunos concejales de la época guardando las proporciones con los actuales, me hicieron un debate y se atrevieron a plantear el voto de censura a sabiendas que no era constitucional, solo por apetitos burocráticos. Es más, algunos exigieron que declarara insubsistente a varios médicos, bajo el pretexto de que “habían comido”, ¿cómo así?, ellos comen pacientes.
Entidades como la Contraloría Distrital donde los concejales son influyentes y siguen, una vez me acusaron por un faltante de $300.000.000 respondiéndole a varios funcionarios y a un concejal que hacían parte del espectáculo, modalidad que todavía se exhibe; la respuesta es que debían estar en las canecas; al final después del alboroto mediático y haber intentado sobornarme con $30.000.000, mientras los funcionarios garantizaban silencio de la corrupción; más tarde el ente de control fiscal, descubrió que los soportes de las cuentas de la Caja de Previsión Social, que faltaba se las robaron los mismos funcionarios de la Contraloría, para desprender las estampillas por valor de $2.000.000 y venderlas a otros corruptos.
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