El decano Jari Lavonen –que viene de participar en el Simposio Internacional sobre Formación Inicial de Maestros– describió elementos contundentes y diferenciales que a su entender apuntan a una enseñanza mejor a la habitual que se aplica en países incluso del primero mundo. Los niños finlandeses, son los que más tarde empiezan la escuela, sobre los siete años de edad, y también los que menos horas de clase curricular tienen. También son los que menos deberes domiciliarios realizan, y en general ya casi ningún maestro les envía tarea a casa; las repeticiones de año son un fenómeno casi desconocido en la Primaria finesa. “Y es que los niños de cuatro años lo que necesitan es ir a jugar, no ir a la escuela”, sentencia el docente, que accedió a revelar algunos aspectos del sistema al diario La Vanguardia, de España.
En Finlandia es difícil ser aceptado para estudiar Magisterio
Para el docente, el comienzo de la carrera de los maestros marca en mucho los resultados que cuando se reciban obtendrán en sus alumnos. En esa línea el examen para los aspirantes a estudiar Magisterio –en la Facultad de la Educación- son las motivaciones “imprescindibles para ser maestro”, además de su disposición “a trabajar mucho, a estudiar mucho, porque la del maestro es una carrera difícil”, sentencia.
Cada año en Finlandia hay unos 3.000 aspirantes a ingresar a la carrera de maestro, de los cuales pasan a una segunda evaluación apenas 300. “Luego entrevistamos a estos aspirantes y acabamos seleccionando a 120 estudiantes, que son los que accederán a la facultad de magisterio”, detalla.
Sintetiza el tema de los maestros apuntando que “escogemos a los mejores, y les formamos bien. Además, la sociedad confía en los maestros, ellos se sienten apoyados porque se les valora, tienen autonomía, en Finlandia ni siquiera existe la inspección educativa (…) Además, no tenemos escuelas privadas, todas las escuelas son públicas y de alta calidad, y contamos con recursos suficientes para la educación”.
El decano finés apunta como “imprescindible” una amplia formación moral y ética a los maestros en tanto “son un ejemplo social” en el país. Enfatiza además la necesidad “crucial de justicia social” para obtener resultados positivos. “En Finlandia hay pocos alumnos con resultados bajos y el origen social pesa menos que en la mayoría de países para tener éxito educativo”, explica, recordando que “en primaria, todos los alumnos tienen los libros gratis, la comida en el centro gratis y el transporte gratis. En la secundaria, en cambio, los libros no son gratuitos, pero contamos con buenas bibliotecas. La universidad también es gratuita, tanto los grados como los masters, no existen tasas. Esto es así porque creemos en la equidad”.
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