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COMO EL AGUA Y EL ACEITE

COMO EL AGUA Y EL ACEITE

  
    
  


  
   
  
  
 
  
Por Hugo Castillo Mesino

Atrevernos es una decisión de quienes creemos que los polos se encuentran, al igual que los meridianos; no podemos seguir apostando a envejecer nuestra alma pensante cuando otros piensan por nosotros, nuestra capacidad a imaginar, calcular, pintar y vivir es infinita cuando ésta se nutre de ideas y de acontecimientos que son poco normales en los mortales y navegamos al adivinar como una posibilidad fáctica que Álvaro Uribe Vélez y Rodrigo Londoño Echeverry, alias Timochenko, dialoguen en una mañana cualquiera, al atardecer o en la noche ansiosa, en medio de una vereda, en la ciudad capital o en el exterior de un país concertador donde en su identidad política no fluya el síndrome neoliberal ni la turbulencia socialista, en ese lugar espectáculo con camarógrafos y grabadora en mano, necesario para unos e innecesarios para otros. Entonces salta al banquillo, quiénes moderarían el dialogo entre la “resistencia civil” y los que enarbolan la bandera de la paz, cómo se rompería el hielo, cuáles serían las normas de cortesía o de la diplomacia del poncho hasta la cintura y del sombrero paisa y del hombre de barba tupida con guayabera blanca y uno que otro proyectil metido en el cinto, cuál sería el primer punto de la agenda de la “resistencia civil” y de los Acuerdos de La Habana. Todo empezó con un gran silencio cuando saltó a la vista Timochenko y seguidamente arrimó Uribe, quienes saludaron a la gran asistencia y se instalaron en los sofás de la paz y de la discordia.
Timochenko: “Hemos recorrido un tramo largo de historia política que nos marca la esperanza de paz, donde centenares de personalidades, científicos, rebeldes y organizaciones de todos los pelambres y del mundo apuestan a la reconciliación de nuestros hermanos y patriotas”. Uribe: “Me he reunido con una serie de personalidades a quienes les he expresado mis preocupaciones. Y he llegado a la conclusión que la paz no está en discusión, está en discusión su eficacia, su sostenibilidad y el riesgo para nuestra democracia”.
Timochenko: “Todos nos han repetido la lección, con odios no se llega a ninguna parte. Nos hemos acogido a los principios y estatutos de Naciones Unidas, a los tratados y convenciones internacionales sobre derechos humanos”. Uribe: “Haber adelantado el diálogo sin cese de actividades crimínales, verificable a través de la concentración supervisada, ha contribuido al aumento de la criminalidad y a la desconfianza en el proceso, es más si pudieran secuestrarme en este momento lo harían, pero tengo disponible trescientos efectivos.
Timochenko: “¡No más guerra, en nombre de nuestros hijos y de los hijos de todos! ¡Ya nunca más violencia y miedo en nuestra tierra, doctor Uribe Vélez! Por caridad, ¡no más viudas y huérfanos adoloridos! doctor Uribe, lo invitamos del modo más comedido a deponer prevenciones”. Uribe: “A Dios rogando  y con el mazo dando. Y sobre todo que ahora todo lo hacen desde las playas de Varadero en Cuba”.
Timochenko: “La paz no apunta contra nadie, contra ningún partido o movimiento político, contra ningún trabajador colombiano, sea este de derecha o de izquierda”. Uribe: “Que el Gobierno imponga los textos de La Habana, fuerce su incorporación a la Constitución y al Ordenamiento Jurídico, valido de simulada juridicidad con notoria ilegalidad y desdén por la democracia, causa incertidumbre política y todo esto acompañado con la cacareada mermelada”. 
Timochenko: “Discutamos sobre su llamado a la resistencia nacional contra la paz, producido sin haber escuchado a quienes tanto combatió por tierra, mar y aire sin vencerlos. Nosotros provenimos de la resistencia a la violencia, a la injusticia y la impunidad. Precisemos entonces el significado del término”. Uribe: “Claro cómo no vamos a hacer resistencia civil si desde hace rato estamos recibiendo las embestidas de Santos y sus aliados al tener a mis hijos Nicolás y Jerónimo en los estrados judiciales, a María Pilar Hurtado, a Luis Carlos Restrepo, a Andrés Felipe Arias, a Iván Zuluaga y de otros que no me acuerdo, víctimas de falsos judiciales”.
Timochenko: “Es fácil azuzar la violencia desde cómodas habitaciones en los barrios altos de la ciudad, cuando los muertos caen en los campos y son hijos ajenos de gentes anónimas”. Uribe: “Usted cree a que a mí se me puede olvidar que mientras yo estaba sentado en Palacio con todo mi equipo inofensivo y mis aliados desde la Calle del Cartucho ustedes desplegaron toda su inteligencia militar y me bombardearon y ahora me llaman a la reconciliación”.
Timochenko: “Me extraña que mientras que mandatarios de todo el mundo y hasta el Papa Francisco apoyan este proceso usted llame a oponerse”. Uribe: “Ese es otro anticristo que se alió con el socialismo y el comunismo con cara de santo”.
Timochenko: “Fue usted un formidable adversario que nunca nos dio cuartel, pero como ve, seguimos aquí, en la brega, trabajando incansables por la nueva Colombia. Venga esa mano, le extendemos la nuestra con un ramo de olivo”. Uribe: “Respete, yo me llamo Álvaro Uribe y no Juan Manuel Santos. Le voy a dar en la cara, marica”.
PUBLICADO EN EL DIARIO LA LIBERTAD DE BARRANQUILLA
DOMINGO 22 DE Mayo 2016
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