Por Hugo Castillo Mesino
Atreverse a llamar
las cosas por su nombre siempre ha tenido un precio y hablar de ellas implica
asumir las consecuencias, tal como lo expresa el experto en Ética, Javier Darío
Restrepo, periodista, quien plantea: “cuando un periodista sirve a sus
intereses personales por encima del servicio público, falsifica la profesión, y
hace hincapié en el hecho de saber distinguir cuándo se toma una decisión
motivada por utilidad particular y cuándo está al servicio de las demás
personas”; ante lo dilemático de las variables prefiero ahondar en la segunda y
referirme al suceso antiético ocurrido en el Congreso de la República por parte
de la Ministra de Educación Gina Parodi D’Echona, quien propuso el pasado miércoles crear a través de un proyecto de ley la
Agencia Nacional para la Alimentación Escolar (ANAE) con la que se
intervenga y controle por completo los recursos para la nutrición de los
menores, mientras que la senadora Sofía Gaviria Correa, aseguró que el proyecto
de ley presentado por Parody tenía un sinnúmero de coincidencias “infelices”
con uno que ella había radicado en el 2014.
La Sección de Leyes del Senado aseguró que existen coincidencias de
redacción, de forma, de fondo y de identidad de causa, entre el proyecto que
presentó la Ministra de Educación Gina Parody, ad portas del día del maestro, y
el de la senadora Sofía Gaviria; a esto se suman los resultados de los expertos
de la Cámara Alta quienes señalaron solo cinco ejemplos de transcripción
literal entre los más de 60 casos que, aseguran, tienen los dos proyectos.
Lo que es preocupante para la sociedad, el magisterio y las nuevas
generaciones es que sea la Ministra de Educación Gina Parodi la que estaría
incursa en un delito de plagio, que aunque este término es eminentemente
doctrinal se encuentra consagrado en el Código Penal Colombiano en su Art. 270 que
estipula que incurrirá en prisión de 2 a 5 años y multa de 20 a doscientos
S.M.M.L.V. quien publique, total o parcialmente, sin autorización previa y
expresa del titular del derecho, una obra inédita. Para el Doctrinante Pedro
Virgilio Balbuena, “el delito de
plagio atenta contra los derechos fundamentales que dimanan de la creación de
una obra. Lesiona las facultades morales del autor sobre su creación, al tiempo
que perjudica también los derechos de explotación. Del mismo modo, el delito de
plagio atenta contra el interés público en sus diversas facetas en la medida en
que la obra plagiada, por no ser original, engaña al consumidor con la
suplantación, se pierde el vínculo que existe entre el verdadero autor y el
fruto de su espíritu creador”; el plagio se constituye en un abuso y una
apropiación intencional de la autoría del otro.
A leer el libro “Cosmos. Una antología materialista” de Michel Onfray, mis
ojos recorrían sus lineas y leía: “cuando más leo, tanto más compruebo que el
diccionario constituye el libro de los libros, ahí estan resueltos todos los
enigmas del mundo, si bien es cierto que aparecen encriptados y dispersos en
infinitas redes…”; esa lectura la traduzco subvirtiendo interrogantes: Ministra, ¿qué opina usted de la ponencia
radicada en el Senado del Código de Ética, que está para segundo debate, cuyo
objetivo central es ponerle tatequieto a los congresistas, y que en uno de sus
apartes dice: “Desconocer los derechos de autor o hacer uso indebido,
contrariando las disposiciones internas y tratados internacionales
vigentes”; Ministra, ¿qué estímulos puede producirle su actitud a los “Pilos”
para que sigan en la búsqueda de óptimos resultados en las pruebas Saber, Icfes,
Ecaes, Pisa?; Ministra, los modelos, enfoques o tendencias pedagógicas que
adoptan las instituciones educativas, ¿qué tipo de observación o aporte puede
hacerle desde el Ministerio?; Ministra, ¿cómo combatir la falsedad ideológica
en que caen algunas universidades para la acreditación y algunos gobernantes en
la obtención de títulos?; Ministra, ¿estaría
en condición de crear un banco de registro de tesis de pregrado, posgrado y
derechos de autor en la Educación?
Ministra, la exhorto a que asimile la lección de vida que nos dejó
Mahatma Gandhi cuando en su autobiografía manifestó que “un profesor trató de
despabilarme haciéndome una indicación con la punta de su bota, pero no lo
comprendí… El resultado fue que, salvo yo, todos los muchachos escribieron las
cinco palabras correctamente. El único estúpido fui yo. Luego, el maestro trató
de corregir mi estupidez, pero sin resultados. Jamás conseguí aprender el arte
de copiar”. Usted, Ministra, parece haber asimilado textualmente el arte de
plagiar y copiar proyectos de ley que no son de su autoría. Ministra, ¿por qué
no se asesoró de Francis Bacon, quien tenía el deseo de contribuir a la educación
de la juventud y tomó prestado el título del poema de Virgilio para nombrar su
programa ético “Las Geórgicas”, la lucha del hombre contra la naturaleza?… Retomando
a Michel Onfray, concluyo: “Nada
permanece en la oscuridad después de consultar la partida de nacimiento
semántico de una palabra”. Colegas, Maestros, en su día, la dignidad y la
identidad es lo que nos debe mantener vivos.
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