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CRÓNICA DE UNA CRÓNICA

                                         CRÓNICA DE UNA CRÓNICA



Por Hugo Castillo Mesino

La lectura de “Crónica de una muerte anunciada” eleva el espíritu y deambula entre la vida y la muerte sin precisar el día, las horas y los segundos donde Santiago Nasar dejará de ser el galante de la época y se convertirá en noticia fúnebre en la imaginación de la gente, mientras él sería el último en informarse en medio de su tumba. Sólo por culpa del amor, cuando se traicionan corazones que se alimentan de odios y venganza, es ahí donde nacen los afilados cuchillos en las manos asesinas de los gemelos, Pedro y Pablo con nombres de apóstoles y apellido jerárquico, pero llenas de sangre como símbolo de la muerte de Santiago, sintiéndose fortalecidos por el ron, con la mirada sospechosa de la tendera de la esquina, en tiempos en que el tren pitaba despertando pájaros y peces del río Magdalena, con una feligresía diezmada que salía corriendo a la llegada del obispo en las apuestas de besarle el anillo a éste, con la efigie de Cristo. 


Ángela Vicario, siempre se alimentaba del tiempo con sus horas vacías, donde la esperanza latía soñando su número de suerte como el premio de la ortofónica que se ganó Bayardo en la iglesia con su complicidad, meciéndose en la puerta al son del viento para llenar los momentos en que las miradas con Santiago se cruzaran y brotaran como lava de volcán silencioso de cráter libidinoso por el hombre que andaba de pueblo en pueblo agarrando panochas y seduciendo  doncellas, sin calcular que su suerte y su desgracia al final estaba marcada por una balanza entre el ser y el no ser, entre la alegría, el llanto y la muerte anunciada.


El imaginario de la gente al interpretar “Crónica de una muerte anunciada” sitúa al poblado “Sucre-Sucre”, habitado por ciudadanos del común y extranjeros, como constante histórica de humillación al calentar las orejas a las damas humildes a diferencia de la estrategia carnal de los españoles que en tiempos de la Colonia perseguían a la indias como presas de cacería; olvidándose Santiago que los amores de Ángela con Bayardo San Román se podrían convertir en la boda del siglo y la bomba que enlutaría a los familiares y amigos por su narcisismo vergonzante. 


Ángela Vicario dejó de ser la presea de oro ovacionada el día del matrimonio convirtiéndola en la presea de cobre por los mitos y prejuicios culturales de la época donde la virginidad encarnaba sacrificios a los dioses, siendo para ese entonces un trago amargo para el sacrificado Bayardo quien se dejó arrastrar por los tabúes que acabaron por siempre con los sueños de Ángela al no estar en los brazos de Morfeo de apellido San Román y de nombre Bayardo.


Los días eran agónicos por las ondas de comentarios en la geografía del poblado como si Santiago fuera la moda. Mientras seguía el plan orquestado por los gemelos, pregonando diariamente a transeúntes lo que iba a suceder y el alcalde decomisaba los cuchillos a los matarifes embriagados de venganza y luego comentaba que eran pura bulla, hasta llegar el día en que los homicidas trazaron su último plan suicida y asediaron a Santiago Nasar, ultimándole a puñaladas como si se tratara de una res; luego fueron a parar a la iglesia, poniéndole en conocimiento al cura párroco lo que acababan de hacer, pidiéndole perdón al enigmático personaje que tuvo que partir hacia Magangué, ¿qué tiene que ver el cura con el suceso fúnebre de Santiago cuando él, se dedicaba a lanzar miradas seductoras desde el púlpito?


Los testigos eran por centenares en la versión de “Crónica de una muerte anunciada”. Después de observar, el amigo que penetró en la habitación de Santiago comentó que, por un lado, estaba el revolver 357 Mágnum y, por el otro, las balas blindadas, las cuales podían partir un caballo por la cintura, creando con ello más enigmas.


Los días se volvieron meses y los meses años por todo lo que estaba ocurriendo, mientras Bayardo sufría por la transformación de su identidad, ya no lo llamaban Miguel sino Bayardo, lo que originó una demanda ante el Juzgado Tribunal Superior del Distrito de Barranquilla contra los hermanos García Márquez por violación de los derechos de autor que al final perdió ante la fama del nobel. Comentan que a Santiago lo conocieron en vida como “Cayetano Gentile” a diferencia de Miguel que impetró su demanda argumentando que él era el mismo Bayardo.


Ahora después de haber transcurrido por los elementos literarios cabe la pregunta formada por gelatinas y subversivas mentales: Cómo sería “Crónica de Crónica” si diera respuesta a los que no intentaron hacer nada, los que propiciaron o contribuyeron con la tragedia y los que no creyeron sobre la muerte anunciada de naturaleza criminal, que comienza con exclusiva de la muerte y termina con ella y qué paso con los que fueron sordos ante el fatal desenlace. Repensar crónica de una crónica.



PUBLICADO EN EL DIARIO LA LIBERTAD DE BARRANQUILLA

LUNES 15 DE MARZO DE 2021
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