LA MEDIOCRACIA DÁNDOLE PALO A PETRO
Los debates por la presidencia se constituyen en espacios mediáticos de expresión donde los candidatos encuentran el escenario para llegar a la ciudadanía, que está en libertad de opinar, argumentar y criticar los ejes programáticos sustentados por éstos como la posibilidad de generar reformas o cambios estructurales inaplazables en el Estado y que redunden en beneficio de la ciudadanía, una vez elegido. Este ejercicio de debate o batallas de ideas debe caracterizarse por la exigencia de requisitos mínimos para su realización en función de las reglas de juego de parte de los convocantes y organizadores en común acuerdo con los candidatos como tarea específica de los medios de comunicación con sus agentes representativos, los periodistas, quienes tienen el imperativo de seleccionar temas de interés general que generen controversia, para ello deben consultar los ejes programáticos de los candidatos presidenciales aspirantes a participar en la primera vuelta presidencial el día 29 de mayo del presente.
Es una tarea inaplazable el hecho de acabar con el cuadro ridículo que se presenta en los debates presidenciales donde los presentadores denotan no tener una preparación sobre los contenidos teóricos que demanda la condición para entrevistar y formular preguntas a los candidatos, es ahí donde es necesaria la participación de un coordinador o moderador encargado de determinar el esquema de trabajo y un secretario si fuera necesario; lo que suele suceder por parte de los entrevistadores es hacer preguntas generales de poca monta o rayando en los personalismos donde muchos de los candidatos en escena aprovechan para dar palo alejándose del verdadero interés que tiene la ciudadanía en temáticas como: el sistema electoral colombiano, el proceso de paz, la salud con opción de vida, espacios en la consecución de la tierra para el campesinado con niveles de sostenibilidad, educación universal y gratuita, posición sobre el cambio climático y no fracking, solución al déficit de vivienda, compromiso y lucha contra la corrupción, empoderamiento de las comunidades, separación de los poderes públicos, lucha contra violencia intrafamiliar y defensa a los derechos de la mujer, posición ante las comunidades excluidas, aprovechamiento de energías limpias y sustitución gradual de los hidrocarburos, defensa de la soberanía nacional y posición ante las relaciones de Colombia con Venezuela, fomento a la industria y oferta de empleo, defensa de los derechos conculcados de los trabajadores y de los pensionados; entre otras.
Los presentadores en el debate presidencial deben preparar el material de apoyo con imágenes, textos impresos o en Power Point, acetatos… con la finalidad de ilustrar a la audiencia ciudadana; no se trata de preguntar por preguntar, sino que se parte con base argumentativa fundada en el principio de que “es más difícil preguntar que responder”. Esta estrategia evidencia la independencia, preparación y las verdades del presentador o entrevistador y pone en juego la formación y el liderazgo del candidato. Durante el debate es lógico iniciar presentando las posturas y los participantes, concediendo la palabra a cada uno de los participantes o, en todo caso, a un representante de cada posición, de forma ordenada y respetuosa; abrir la sesión de preguntas y respuestas. Hacer la pregunta y conceder la palabra a cada participante que así lo desee; establecer con claridad las reglas y recomendaciones generales; respetar el tiempo de cada uno de los participantes; dos o más personas no pueden hablar al mismo tiempo; no definir sesgos e inclinaciones por parte de los entrevistadores o imponer punto de vista personal; hablar con seguridad y libertad; utilizar un vocabulario adecuado, evitando palabras de registro informal, altisonantes o señalando al otro candidato como un “bacán”.
¿Cómo se explica que en los dos últimos debates, “Semana” y “Asomedios”, los presentadores o moderadores permitían o caían en el juego de resucitar como el ave fénix situaciones personales que en nada tienen que ver con los problemas más sentidos de los colombianos, hasta el extremo de sumar quienes están en contra del candidato presidencial Gustavo Petro; razón tiene el aludido cuando declaró recientemente que sólo asistirá a aquellos debates en los cuales sean fijadas, con anterioridad, las reglas de juego, los temas que serán tratados, los tiempos de intervención y de réplicas, los moderadores de los debates; si no es así, Gustavo Petro, candidato líder en las encuestas, no volverá a debate alguno.
El acontecimiento bochornoso presentado por la Registraduría en la persona del registrador nacional del Estado Civil, Alexander Vega Rocha, al endilgarle la responsabilidad a los jurados como chivos expiatorios, merece un capítulo aparte consistente en la renuncia del cargo al ser cómplice, con la venia del exsenador Álvaro Uribe, al decir que los maestros no eran garantías como jurados por su ideología, olvidándosele conscientemente que los maestros han sido testigos de un sistema bipartidista por más de 50 años y han dado los resultados con profesionalismo a diferencia del mercenarismo de las elecciones del 13 de marzo del presente.
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