RUIDOS DE LA BIOPOLITICA
La democracia se convierte en un freno cuando esgrime una voluntad participativa que vaya más allá del mero voto cada cuatro años. La posverdad que a diario escuchamos y leemos por los medios de comunicación está por encima de la verdad y la moral, donde la coherencia y el comportamiento humano no importan. Parafraseando a Juan Carlos Monedero en su libro “Política para Indiferentes”, plantea que basta gritar que algo es inmoral, mentira o incoherente con el mero apoyo de otros que gritan en la misma dirección para que “los valores de la verdad y la moral” cumplan para muchos sectores la función social de reconocimiento. Los medios de comunicación han convertido el debate político en un almacén de ruidos, bien lo dice la filósofa y politóloga, Wendy Brown “¡El autoritarismo del siglo XXI en nombre de la libertad!”; en nombre de la libertad, asesinan, torturan, envenenan, utilizando la posverdad con los denominados falsos positivos; que por órdenes políticas reclutaron a más de dos millones de informantes, que señalaban por unas recompensas a las víctimas que, después asesinaban los militares.
Son los ruidos de la biopolítica los que enseñan a conducir el timón que oriente la política del actual gobierno, en aras de las elecciones del 2026. Esta tarea no resulta fácil, dado que en el escenario de las aspiraciones hay más de siete partidos políticos sin contar otras organizaciones sociales afines al Pacto Histórico; ¿si es que no surge otra organización con denominación diferente?. Ahora como hacer ante la gama ideológica partidista, donde cada organización tiene su legado histórico, su jefe natural, y están al orden del día los caramelos repetidos al cuadrado, para el Congreso de la Republica y en busca del solio presidencial; aunque hay algo preocupante ¿quiénes son esos candidatos?, ¿Cuáles son los filtros?, ¿Qué mecanismos electorales utilizaran?, ¿Estará al orden del día, la dedocracia?, ¿Predominara el sartén por el mango?, ¿El Capital será insumo determinante para aspirar?, ¿El presidente, delegará un equipo asesor para la toma de decisiones?.
Cuándo se conduce y se pierde el timón, lo probable es una colisión política. Por ello es transcendental establecer una escala de valores para los aspirantes, en este certamen electoral. Desde ahora deben aportarse criterios diferentes, aquellos que, ante el que más grita, consanguinidad corporativa, burocrática u otras patologías propias del acontecer electoral. La ciencia política concibe las acciones colectivas y las estructuras de poder para gestionarlas, no se trata de acciones individuales que no puede atender una sola persona, como el presidente Gustavo Petro. El sociólogo estadounidense, Erik Olin Wright, miembro del marxismo analítico, sostiene tres rasgos que definen, el comportamiento político y cómo construyen las acciones colectivas: identidades, intereses, valores, emociones/afectos.
En la política como en el amor, el que deja un espacio lo llena otro. Al ser la ciencia política una ciencia de la praxis, de la práctica, cabe resaltar los “afectos” en la política, las identidades dónde se refleje y reconozca, asuntos vinculados a los aspirantes, su definición y cómo lo definen; ante el denominado sabaleo y cacareado “manguito” de moda en los partidos políticos, antes y después de las elecciones. Reitero, quienes pretendan aspirar a ser representantes legítimos en las corporaciones legislativas y con la brújula al Palacio de Nariño, deben tener claro los “intereses” como la búsqueda del bienestar social y las cosas que pueden mejorar su vida en función de la identidad colectiva, de los valores cómo normas morales en la sociedad, en la perspectiva de lo justo. Es común en las izquierdas que gente de clase media e, incluso, pudientes, tengas valores que favorecen a las clases más humildes; aunque sus valores y sus intereses no coinciden en lo material, en lo simbólico sienten que están haciendo lo justo.
Los valores, los intereses, las identidades y los afectos son los que construyen “Agencia” o encargo social, es decir, la capacidad de los actores políticos de obrar en las comunidades que son la razón de ser y hacer de las demandas y necesidades sociales, realizaciones en correspondencia del por qué los ciudadanos votaron por ellos y ser superior con responsabilidad social.
El desafío democrático en la actualidad, según Wright, se trata de superar el individualismo y las vidas privatizadas por el consumismo; construir de solidaridad de clase, por su complejidad; forjar políticas emancipatorias donde hay diversidad. En conclusión, ante las provocaciones en este ensayo, existe la necesidad de hacer una ruptura antes las caducas metodologías para definir candidaturas; se trata de evaluar el comportamiento humano, atender analíticamente los intereses, valores, identidades, afectos que permitan trabajar colectivamente la nueva política, empezando por sus actores.
(*) Comunicador Social y Periodista
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