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EL SECTARISMO EN LAS INSTITUCIONES

             EL SECTARISMO EN LAS INSTITUCIONES


                                      Por Hugo Castillo Mesino

Suena hermoso leer la Constitución Política de Colombia girando los ojos e invitando a las neuronas para reflexionar con atención y mesura, con conciencia patriótica y responsabilidad interpretativa y destacar en ella los Principios Fundamentales que en su artículo 1° en unos de sus apartes enuncia: "Colombia es un Estado Social de Derecho, organizado en forma de Republica unitaria, descentralizada con autonomía de sus entidades territoriales, democrática, participativa y pluralista..."; pienso que éstos principios coinciden y están generalizados en otras constituciones y que deben servir de guías o derroteros a la ciudadanía para comprender su naturaleza y la filosofía de las instituciones y de sus estamentos sociales; no obstante, muchas de ellas están poseídas de sectarismos y dogmatismos que se expresan en los ámbitos sociales, políticos, educativos, culturales y religiosos.



Ahora bien, sigue siendo nuestra práxis política y social con el sustento de  fuentes teóricas las que nos ayudan a dilucidar del cómo concebimos el sectarismo a modo de patología social, de esta forma preciso su primer ámbito con sus funestas consecuencias, así lo señala Leo Strauss en "Sobre la tiranía" cuando afirma: "El sectarismo es la intolerancia  u odio  que surge de dar importancia a las diferencias  percibidas entre diferentes grupos sociales, políticos y religiosos, o entre las subdivisiones dentro de un grupo, como las diferentes manifestaciones de una misma religión o las facciones de un movimiento político". El sectarismo y el dogmatismo no son más que políticas impulsadas por los cuadros intelectuales y políticos ligados a sus partidos e instituciones, las cuales se alimentan, se nutren y se consolidan entre ellos. Éstas son implementadas como formas de clientelismo interno y externo a sus adeptos y seguidores, quienes la reproducen textualmente como dogmas y sectas, denominándoles a éstos sectarios y dogmaticos, así lo sigue señalando Leo Strauss cuando desarrolla: "La filosofía como tal no es sino genuina consciencia de los problemas" y "el filosofo deja de ser filosofo en el momento en que la certeza subjetiva de una solución pasa a ser más fuerte que su conciencia de carácter problemático de tal solución. En ese preciso instante nace el sectario"; de ese sectarismo conservador con sus sectarios se encuentran plagadas las instituciones las cuales seguiré abordando en sus espacios respectivos.


Un segundo ámbito es el sectarismo político, cuando un grupo establece jerarquías en forma de sectas y se cree reacio a admitir la verdad pensando que en los otros grupos u organizaciones su posición es falsa, dado que cada uno de sus integrantes dice tener la capacidad innata y de liderazgo para no admitir al otro, negando la autocritica; odia todo aquello que ha tenido la capacidad de desarrollarse políticamente, como suele ocurrir con el Proceso de Paz en nuestro país con las organizaciones de la extrema derecha, las cuales  tiene nombre propio en su dirección por su patología conocida por todos.


En la educación tiene presencia el tercer ámbito, el sectarismo educativo y se exterioriza en el momento en que en la escuela se conservan rasgos de violencia con deformaciones, y se refleja cuando se imparte el proceso docente educativo, haciendo concordancia con la formación de alumnos que son alimentados de rencores y frustraciones, para que estén en contra de todo y a favor de nada, a los cuales se les niega la posibilidad de pensar y actuar, muchas veces justificados a través de modelos administrativos personalizados y perversos que no admiten cambios de paradigmas.


Siguiendo con las aproximaciones conceptuales nos remitimos al cuarto ámbito denominado sectarismo cultural, manifestado y denunciado por literatos, llevándolos a mantenerse anquilosados, silenciosos, amenazados, vilipendiados, los cuales son relegados por causas tan ajenas a la verdadera literatura como sectarismos políticos, imposiciones estéticas o dudosos intereses personales, negándoles la libertad y su ética, olvidándose que ellos mismos son su ética.


Desde la oscuridad salta en la penumbra el sectarismo religioso como quinto ámbito: "secta, grupo o movimiento, que exhibe una devoción excesiva a una persona, idea o cosa y que emplea técnicas antiéticas de manipulación para persuadir y controlar a sus adeptos"; este sectarismo opresor es el que históricamente llevó a Jesús a la crucifixión por Pilatos y Herodes; la Iglesia condenó a Galileo cuando afirmó que la Tierra giraba alrededor del sol, después de 300 años la Iglesia aceptó su crimen al iluminado de la ciencia; ese sectarismo es el que se opone a los cambios estructurales y sustanciales en el Vaticano y en otras iglesias, es el mismo que confiesa que el único libro sagrado es la Biblia, como si no existiera la Torah judía, el Coram y otros. Es ella quien sigue esbozando que la religión oficial es la católica y que las demás son falsas y viceversa, como si no fuéramos un Estado laico, a esto no escapa las posiciones sectarias asumidas por el Procurador General de la Nación, quien hace prevalecer  su religiosidad ante la ley.


El sectarismo en las instituciones y en sus ámbitos expuestos se caracteriza por adormecer y alienar  a sus adeptos o seguidores inculcándoles la verdad absoluta, recalca que sus ordenes no deben estar sujetas a críticas, suprime las libertades individuales, controla la información que llega a sus seguidores y a los incautos, utiliza técnicas psicológicas para manipular, en cierta forma rechaza a la sociedad y a las instituciones; de tal forma que, el sectarismo es un mal generalizado, es un componente de la ideología de los sectores más retardatarios del pensamiento y se materializa aguantando el progreso y el desarrollo social de los pueblos, para beneficiar a una parte minúscula de la sociedad sin importar el sacrificio del otro.


La pasión por seguir escribiendo no termina y retomo a Fernando Savater en su libro "Los diez mandamientos en el siglo XXI", cuando afirma: "Todos los hombres de religión predican palabras hermosas de aceptación a los demás, pero pocas veces sus actos tienen que ver con su prédica". Ser sectario es haber fracasado antes de empezar y desconocer que estamos ante un sistema de verdades sin negar al otro.


PUBLICADO EN EL DIARIO LA LIBERTAD DE BARRANQUILLA
DOMINGO 28 DE SEPTIEMBRE DE 2014



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