EUFEMISMO O MANIPULACIÓN SOCIAL
Por Hugo Castillo Mesino
Son muchos los momentos en
que me asaltan las palabras y frases escritas en revistas, periódicos y libros
que a diferencia de Descartes me invitan a reflexionar en "siento, pienso,
luego existo", las cuales me crean conjeturas, confusiones y tergiversaciones
sobre las lecturas que realizo a diario como alimento cultural.
Concluyendo que quienes orientan nuestro lenguaje como un sistema de
comunicación que posibilita la expresión del pensamiento de lo que uno quiere,
siente y piensa de los demás llegan a exteriorizar nuestros deseos y pretenden
manipular nuestro mundo social, político y económico, no representando al
legado que nos dejó Miguel de Cervantes Saavedra u otros, ni lo plasmado por la
Real Academia Española; más bien, representan al inglés de Shakespeare tal como
lo define Eduardo Galeano en su libro "Patas Arriba la Escuela del Mundo
al Revés": "El lenguaje del mundo de los negocios, lenguaje
universal, otorga nuevos sentidos a las palabras, y así enriquece la
comunicación humana".
A partir de este supuesto
surgen los eufemismos o palabras que sustituyen a otras con el propósito de
desorientar, evadir o evitar hacernos conscientes de una realidad cruda y
desagradable, que se utiliza como instrumento de manipulación del lenguaje
hacia los ciudadanos, para hacer mas fácil un mundo globalizado. Los eufemismos
encarnan manifestaciones de los sistemas de gobiernos y son utilizados como
medio de adormecimiento a los ciudadanos, a través de plataformas comunicativas
en los sectores que hacen parte de la superestructura del Estado.
Éste lenguaje confuso,
distractor, con una alta dosis de maniqueísmo que expresa "lo bueno o lo
malo", es reproducido por la opinión pública y agenciado por organismos y
estamentos de naturalezas distintas lo que denominaré como: "eufemismos de
gobierno", entre ellos: hoy, para justificar la reducción de los impuestos
a los ricos le llaman "alivio fiscal"; a los sectores poblacionales
empobrecidos y explotados se les caracteriza como "vulnerables"; se
utiliza el eufemismo de "estratificación social", para no hacer
perceptible la estructura de clases de la sociedad, las luchas y
contradicciones entre éstas.
Ahora en el nuevo período
de gobierno de Santos aflora otro eufemismo bautizado como la "tercera
vía", que no es más que una nueva fase del neoliberalismo político y
económico: un poco de lo público y un poco de lo privado, el cual encubre la
naturaleza y el carácter del sistema capitalista dominante.
El sector privado asimila
otros eufemismos con sus empresarios quienes lo reproducen en sus gestiones y
desafíos en el marco de sus decisiones, al despedir a los trabajadores
para ellos su nuevo lenguaje es "ajustes de plantillas"; nunca se
abaratará el despido sino que se "flexibizará el mercado laboral"; ya
no existen omnipotentes y despiadados empresarios sino
"emprendedores"; otro descubrimiento eufemístico en la agenda
es el fenómeno del desempleo derivado de la estructura de las relaciones entre
el capital y el trabajo el cual es definido como "parados".
Las guerras y los hostigamientos
bélicos de índole interno y externo entre países disfrazan su lenguaje al
caracterizar las confrontaciones, posiciones y situaciones que de ellas se
derivan calificándolas acorde con los resultados obtenidos por los organismos
estatales, creando de esta forma otro eufemismo al hablar de "daños
colaterales" y no de muertos o asesinados; las muertes de insurgentes por
acciones del Estado las señalan como "dados de baja", mientras que
las acciones insurgentes son referenciadas como "crímenes de lesa
humanidad", al igual que la muerte de civiles por acciones estatales son
denominadas "efectos colaterales"; sumándose a esta cortina de humo
los "falsos positivos", que es una expresión eufemística con la que
se disimula a las ejecuciones extrajudiciales y extrasumariales realizadas por
los organismos del Estado y sectores de sus Fuerzas Armadas contra
personas civiles e inocentes.
No se concibe el eufemismo
que plantea identificar el surgimiento del paramilitarismo como "organismo
de protección”, distorsionando la comprensión del fenómeno como una política
estatal de seguridad; a la tortura, los organismos de inteligencia estatal la
denominan como "procedimiento de facilitación de ulterior
información", ¿dónde van a parar los derechos humanos?; el término
"terrorismo" se convierte en un eufemismo cuando es utilizado acorde
al concurso de intereses de quien lo define.
Actualmente no se escapa el
flagelo social que ocasiona el Vaticano quien desarrolla su lenguaje
eufemístico cuando asevera en sus liturgias que "la pederastia es una
traición a la gracia de Dios", negando el acto punible o delito; al
oportunismo le llaman "pragmatismo"; óigase bien, la corrupción se
confunde con la "rentabilidad" y con la "viveza".
Dejaríamos de ser
visionarios si pretendieramos excluir el lenguaje eufemístico que se utiliza en
la economía cuando nos hablan del "tsunami financiero", nos
preguntamos quién tiene la culpa de las fuerzas ciegas de la naturaleza; a
los países imperialistas se les define como "globalizantes".
Saltan titulares diciendo "adelgazaremos los servicios públicos",
¿quién puede estar en contra de la obesidad del gasto público? Sacar medicina
de la seguridad social y hacer que se compren en las farmacias se les llama
"copago", como si éstas no se pagaran con los impuestos que tributa
el ciudadano. Este compendio se estatuye con un lenguaje
"científico" donde se disfraza como "inanición" la
hambruna y desnutrición de millones de seres humanos.
En definitiva, los
eufemismos para Juan Carlos Monederos en su libro "Curso urgente de
política para gente decente" no son más que "un instrumento de la
mentira del Estado y del control de las opiniones, un increíble atraco al
imaginario basado en un lenguaje que no hablamos sino que nos habla”. Si te dejas
manipular pierdes tu identidad y eres propiedad del otro.
PUBLICADO EN EL DIARIO LA LIBERTAD DE BARRANQUILLA
DOMINGO 21 DE SEPTIEMBRE DE 2014
Excelente artículo. El Eufemismo, lenguaje abusivo popularizado por los neoliberales, para avasallar a los pueblos en la era de la globalización intencionada. Lo peor de esto, es que viene acompañado por la popularización de la ignorancia de los pueblos, constituidos por individuos que se marginan así mismo, para hacer su vida "más cómoda", sin pensar en sus futuras generaciones.
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