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¿PARTIDOS POLÍTICOS O MOVIMIENTOS SOCIALES?

¿PARTIDOS POLÍTICOS O MOVIMIENTOS SOCIALES?


Por Hugo Castillo Mesino

No pretendo ser un "tiempólogo", dado que serían muchas las preguntas abordadas por especialistas, relativistas, antropólogos y filósofos que me harían sobre el tiempo;  esta situación nos dice, a manera de síntesis, que durante todos los días estamos sujetos a cambio y somos sujetos de cambio. Estas son las circunstancias que hicieron aflorar en mí lágrimas al escribir, cuando siento y pienso en una sociedad como la nuestra, que nos vio nacer, crecer, pero que a su vez está sedienta de que a sus ciudadanos se les eduque, se les enseñe y sean participes de las oportunidades que ésta les brinda. Ello me eleva el espíritu y en ese vuelo podré discernir sobre lo que significa y representan los partidos políticos y los movimientos sociales de naturaleza disimiles, sustentados en sus concepciones filosóficas  y políticas.

Mi interés se centra en ilustrar y formar a la ciudadanía sobre el papel que deben desarrollar los partidos políticos como expresiones organizativas, de carácter constitucional, democráticos, orientados a contribuir en la determinación de la política nacional y en la voluntad de los ciudadanos, así como la de promover su participación en las instituciones.
Sin definir una balanza que nos permita diferenciar sustancialmente entre las acepciones sobre partidos políticos y movimientos sociales, retomo el señalamiento de Habermas cuando argumenta que los nuevos conflictos surgen en el "punto de contacto entre el sistema y el mundo de la vida", lo que nos permite asimilar que estos puntos son blanco de protesta y  de esta forma surgen los movimientos sociales, tal como lo define Elizabeth Jelin en su libro “Más allá de las naciones: "Los movimientos sociales son aquellas acciones colectivas con alta participación de base que utilizan canales no institucionalizados y que, al mismo tiempo, van elaborando sus demandas, van encontrando formas de acción para expresarlas y se van constituyendo en sujetos, es decir reconociéndose como grupo".
Vistas las dos acepciones entre partidos políticos y movimientos sociales, podemos afirmar que en los partidos políticos su estructura organizativa suele ser vertical, sus decisiones se toman jerárquicamente, anonimato de sus militantes, los dirigentes se convierten en funcionarios, dificultad para atender las demandas sociales y para defender los intereses nacionales, funcionamiento del partido como empresa para obtener ganancia aludiendo que el fin justifica los medios. Bien, lo define claramente Juan Carlos Monedero en su libro “Curso urgente de política para gente decente”: "Criticar a los partidos es, en casi en todos los países, un deporte nacional”.
Sin pretender priorizar mi visión política en cuanto a los movimientos sociales de acuerdo a su propia naturaleza filosófica y política y sus tendencias organizativas, en ellos suele ocurrir lo contrario, sus decisiones se toman horizontalmente, suponiendo que todo el mundo debe o al menos debe decidir sobre todo, los derechos y deberes de sus participantes no suelen estar regulados, primando la buena fe sobre la eficacia, la informalidad organizativa es la regla, nunca la excepción; como tal, los movimientos sociales deben tener  capacidad movilizadora de masas, para lo cual deben responder a un mínimo de organización, sus participantes no delegan su protagonismo, éstos requieren de su soberanía a la hora de tomar sus decisiones.
Alternativamente, siguen construyéndose teorías que explican el surgimiento de los movimientos sociales producto de la injusticia social, de las contradicciones y antagonismos entre la ciudadanía y los gobiernos, la convicción de que la transformación social es posible y la apertura o ventana de los movimientos sociales para que hagan su trabajo político. No sin antes precisar que, los movimientos sociales revisten unas características  que nos ayudan a entender las formas de cohabitar políticamente y que son válidas de señalar: a) expresan los déficits políticos de la estructura estatal que no son reconocidos por los canales políticos institucionales; b) se preocupan por los sectores sociales discriminados excluidos; c) son un contrapoder frente a las fuerzas políticas establecidas; d) proponen soluciones a los problemas bloqueados por las respuestas tradicionales que dan los gobierno; e) son un campo de prueba y aprendizaje de la praxis democrática al margen de las capacidades, jerarquías, estatus, presiones, etc., a las que sí están sometidos los partidos políticos; f) aportan a crear públicos y deliberaciones transnacionales capaces de politizar una emergente sociedad civil globalizada.
Ante esta dicotomía entre partidos políticos y movimientos sociales, algunos politólogos haciendo un poco de humor político plantean que los movimientos sociales son la proteína de la sociedad política, eliminando cualquier anomalía, manifestando que los partidos políticos son organizaciones que dentro de su estructura tienen invasiones "cancerígenas". Creo que no hay razones para aceptar resignados ningún cáncer político.
Los movimientos sociales tienen unos objetivos claros y pertinentes tal como lo apunta De Souza Santos: "Estos movimientos están ligados a la construcción de una gramática social capaz de cambiar las relaciones de genero, etnia, raza y apropiación de los recursos públicos; todo ello involucra una nueva relación entre el Estado y la Sociedad". Latinoamérica no es ajena a estas nuevas visiones en muchos de sus gobiernos que se perfilan a hacer rupturas de las caducas y anquilosadas formas y modelos de gobierno.
Si nos ubicamos en nuestro contexto, Colombia no es ajena a esa ola de acciones colectiva de los movimientos sociales. A lo largo de los dos últimos años la sociedad ha sido sacudida por potentes movilizaciones de sectores como el indígena, campesino, minero, estudiantil. Todas estas explosiones de inconformidad están relacionadas y vinculadas con la oposición al modelo político neoliberal. Confrontación socio-política, que si bien ha tenido la iniciativa ofensiva de parte de los movimientos sociales surgidos, requiere para alcanzar profundidad en sus propósitos de la unidad en la acción con los partidos políticos democráticos y progresistas, respetando las autonomías organizativas y su independencia. ¿Será posible construir la unidad en la diversidad entre partidos y movimientos sociales?
PUBLICADO EN EL DIARIO LA LIBERTAD DE BARRANQUILLA
DOMINGO 31 DE AGOSTO DE 2014
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