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¿LA POLÍTICA ELECTORAL ES UN NEGOCIO?

                 ¿LA POLITICA ELECTORAL ES UN NEGOCIO?



Por Hugo Castillo Mesino


Dada las circunstancias en las que transitamos a diario, muchas veces aflorando sonrisas y sembrando voces de esperanza a la gente, quienes nos miran desde cerca y a distancia, pero que al final, no sabemos que hacer, por estar oprimidos, al cuadrado, al vivir en una selva de cemento, devorados por los que gobiernan a su antojo, con la visión de ciudadanos desechables o mercancías con valor de uso y de cambio, en tiempos electorales. Mientras en su actitud egoísta, por fuera de la gratitud, con su “ADN ECONOMICUS” se aprovechan, y después te mandan al carajo, mientras viven en sus zonas de confort a expensas de los votos que los gradúan de señoríos, en medio de la ignorancia y el desdén de los ciudadanos, que estiran la mano, mendigando dadivas a los representantes y gobernantes. 

Coloquialmente suele definirse la política como las elecciones o la designación de cargos públicos y el entramado de la cuotas burocráticas con acceso a las dependencias públicas para controlar el fortín político; y no como una conversación relacional, debatiendo progresivamente con los ciudadanos ideas, que van desde la educación de la familia al educar a sus hijos, la enseñabilidad y la aprendibilidad en las instituciones educativas, el papel de los medios de comunicación, el manejo de lo público, los derechos humanos, la democracia como un espacio de decisión interna y externa de los ciudadanos, el papel de los partidos políticos, la corrupción y el control del Estado; debían ser estas actividades por crear ciudadanos, con valores y capacidad de intervenir y decidir.     

Los seudos representantes en las corporaciones públicas, de todos los colores y matices en su mayoría van a ser los mismos para el 2022  y más allá a elegirse o reelegirse quienes volverán a mentir, sin entregarles cuentas a nadie, aduciendo su sagacidad burocrática, llenando las arcas familiares, extensivas a sus patrocinadores, hablando de democracia con discursos curtidos de mentiras y engaños, mientras al interior de las colectividades o partidos hacen  su reverenda gana, cayendo en la individualidad, desconociendo a quienes contribuyeron a engrosar su votación, dándole un relativo “empoderamiento” son los mismos que se sienten rodeados por seguidores ciegos y mudos,  por falta de condiciones de supervivencia. Naturalmente la mayoría de los candidatos que promueven su elección se financian irregularmente, después pagan las facturas de hipotecas y compensan a los prestamistas por los “favores” con prebendas; a diferencia de los electores relegados a quienes llaman carga ladrillos. 

Ser preclaro, es un referente para pensar en la política. Mientras su dinámica electoral tiene muchos adeptos e inversionistas, a su vez marca connotaciones y denotaciones con variables circunscritas, que se aproximan a los periodos electorales, producto de la elección de aspirantes a las corporaciones públicas. Es ahí donde se ofrece el menú político con cargos burocráticos, participación en las comisiones, sobre todo económicas en los diferentes entes territoriales. Luego se cruzan, se mesclan, se negocian y se establecen las reglas del ajedrez político electoral y “del tomatodo” por no decir toma uno, toma dos, pon uno, pon dos, todos ponen; al final todo se traduce en el reparto de la torta burocrática presupuestal; mientras se aíslan y se ausentan conscientemente de los ciudadanos multiplicadores de la “cosa política electoral” en todas sus dimensiones. Es el “tomatodo”, el dios del dinero, convertido en padre y señor, quien se apropia de la voluntad ciudadana y de sus bolsillos, ese mismo que tu elegiste.

Fernando Savater en su libro “Ética, Política, Ciudadanía” nos hace recordar, que lo que ofrece un partido de los ciudadanos, es un servicio público, una gestión y no debe ser una especie de repartición de beneficios, de entregas de regalos, para que la gente valla detrás del funcionario, del representante de una corporación pública; no es una fiesta donde se invita a comer y a beber, esa no es la actitud y la actividad del político. Por eso ante el accionar del elector, debemos informarle y enterarlos de lo que hacen y piensan los partidos políticos, al igual que sus representantes. De exigir que los partidos y sus dirigentes se conviertan en circos gigantescos para que todo el mundo se entere de lo que hacen, planean y dicen, etc., digo circo, por creer que, de esta manera, ganarían reconocimiento digno, de ser verdaderos representantes; pero pasa lo contrario, suelen decir que su elección se debe a sagacidad, dinámica, táctica, estrategia, operacionalizada y el desarrollo de su Márketing político. Por eso, no suelen entregarle cuentas a nadie y tampoco se dejan asesorar; en síntesis, son los prohombres y lo más destacado o “excelso”.

Es importante como dice el célebre aforismo, del que “la mujer del César no solamente tiene que ser decente, sino también parecerlo”; también el político tiene que parecerlo.

PUBLICADO EN EL DIARIO LA LIBERTAD DE BARRANQUILLA

LUNES 26 DE JULIO DE 2021
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1 comentarios:

  1. Buen día Maestro!
    Su artículo se viste de importancia para estos tiempos preelectorales, ya dentro de poco empieza el festival de la demagogia y en él tienen cupo de primera fila los rancios artistas de la politiquería. Sus productos - discursos están caracterizados por el mismo libreto: no definen una agenda sustentada frente a la realidad sociopolítica del territorio, inexistencia en la identificación de problemas locales, la visión del territorio declina ante el cemento y la prevalencia del interés particular. Estos aspectos jamás nos promoverán a la reconstrucción de una sociedad sana fundamentada en valores y en equidad.

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