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HIPATIA

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Por Hugo Castillo Mesino

Conocer la historia de Hipatìa son razones suficientes para ser estudiada en escuelas y universidades del mundo; por sus aportes en la matemática, geometría, historia, filosofía y otras disciplinas que dicen de su formación y humanismo, si queremos impulsar la vocación científica, en los niños y en jóvenes. Basta con viajar hasta el siglo IV de nuestra era, a una Alejandría que pese a las guerras e invasiones seguía siendo un lugar donde imperaba la excelencia en la adquisición de conocimientos y saberes.

Hipatia creció entre rollos de papiros y su amor por la matemática y la geometría; de mente privilegiada desde muy joven contribuía con su padre a comentar textos de otros grandes hombres de ciencia, como: Ptolomeo, las obras de Arquímedes o los elementos de Euclides, comentarios en la que el padre reconoce la contribución de su hija. Hipatia tiene su propia obra “Comentarios a la Aritmética de Diofanto” fue el gran impulsor del álgebra, que tantos problemas y soluciones nos causó en nuestros años de estudios.

Eran muchos los alumnos que tenía Teón, su padre, pero no más de los que contaba Hipatia, respetada por los hombres de ciencias. Sus discípulos llegaban de todos los rincones y en ellos se conoce a Sinecio de Cirene como el discípulo más destacado, reconoce en su maestra los fundamentos de la escuela pitagórica: en los números están todos las explicaciones del cosmos y de la naturaleza; Teón como Hipatia llegaron al convencimiento que la tierra no es el centro del universo sino un planeta más que giraba alrededor del sol, tenían que aceptar, pasar varios siglos para que los científicos aceptaran esta evidencia, que le costara tanto a Copérnico como a Galileo no solo la incomprensión, sino la persecución de la iglesia católica por su concepción oscurantista.

Si la historia nos presenta a Sinecio de Cirene como el discípulo que estuvo mas cerca a Hipatia, también nos da cuenta Hesiquio y Damascio que vieron en Hipatia una mujer sabia que incluso superaba a su padre; no obstante alumnos de todo el mundo acudían a Alejandría a estudiar con la maestra Hipatìa, a la que describen como una mujer amable, y siempre dispuesta a escuchar y, por tanto, aprender alejada de cualquier <<militancia>> religiosa, que buscaba la razón de las cosas en vez de  confiar su explicación a la existencia de un Dios como a los cristianos o de los dioses del mundo helenístico. La describían como una mujer a la que solo le interesaba la ciencia, aunque respetuosa con las creencias de cada cual; mientras en este mundo del siglo XXI seguimos haciendo lo contrario, es más en algunas instituciones educativas suelen obligar a los alumnos a profesar una religión determinada y si no lo hacen terminan reprobando la asignatura.

Eran muchos los que recurrían donde Hipatia en busca de consejos por su rectitud y respeto a los demás, su condena fue haber sido maestra y consejera de Orestes, prefecto de Alejandría, cristiano de religión, moderado y fundamentalista; no obstante, buscaba la diferencia entre quienes profesaban las distintas religiones, tenía que gobernar una ciudad donde se mezclaba gente diversa, cada cual con su particular concepción de la vida. A diferencia de la sociedad actual que cuando se es diverso y plural, es expulsado o pare contar…

La amistad entre Orestes e Hipatia, así como el predicamento que ella tenia con los administradores de la ciudad sirvieron de detonante para que fuera creciendo el odio y el fanatismo del obispo Cirilo. La iglesia entonces tenía que entonar un mea culpa por los errores y la violencia desatada por los seguidores más fanáticos; es ahí donde Cirilo acusaba a Hipatia de utilizar malas artes, de ser una bruja ya saben, y no me canso de repetirlo, es uno de los insultos preferidos de los hombres cuando se enfrentan a mujeres a quienes no pueden vencer: ¡Brujas, brujas, brujas! Hipatìa era una filosofa, matemática y geómetra quien se valía de la razón para refutar el oscurantismo religioso.

Un día de marzo del 415 en plena cuaresma, un grupo de fanáticos atacaron el carruaje en que iba Hipatìa camino a su casa, la llevaron a rastras, la desnudaron, la golpearon y sus restos los quemaron. Hipatia fue victima de las intrigas políticas que en aquellas épocas prevalecían y prevalecen. Para el obispo Cirilo, Hipatia ejercía una influencia nefasta que no le hacia valer su autoridad; mientras que Orestes discípulo de Hipatìa fue un hombre adelantado a su tiempo, se adelanto en muchos siglos a lo que se conseguiría como consecuencia de la Revolución francesa: la separación de la Iglesia y Estado, esa separación nos hace más libre.

En realidad, Cirilo necesitaba la desaparición de Hipatìa para dar sentido a lo que solo era una batalla por el poder; Julia Navarro en su libro “Una Historia Compartida…” plantea: “El poder, siempre el poder”.                                                         

*Comunicador Social y Periodista


PUBLICADO EN EL DIARIO LA LIBERTAD DE BARRANQUILLA

LUNES 31 DE JULIO DE 2023  
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1 comentarios:

  1. Buenas noches, gracias por
    Compartir ,esta historia de Hipatia, muy interesante.Ahora en Ecuador tenemos una candidata a la Presidencia,quien es mal vista por los candidatos hombres, lo maltratan verbalmente ,por ser mujer inteligente.

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