EL CIRCO DE LA
CORRUPCIÓN
Por Hugo Castillo
Mesino
El
fenómeno de la corrupción en Colombia se ha generalizado tanto que no sabemos
quién es más corrupto, si el que roba directamente o el que lo encubre o quien
distrae la atención sobre lo mismo. Esta situación dilemática nos permite
abordar un cúmulo de situaciones que suelen darse en las diferentes esferas
institucionales de carácter político, económico y social. Ahora, veamos cómo se
desbordan estos comportamientos abominables por parte de quienes dicen ser los
representantes de la sociedad en los cargos que ésta demanda.
Empecemos
por los organismos de salud, donde algunos funcionarios son responsables de los
insumos que deben estar a disposición de los usuarios, pero es común escuchar
que los galenos formulan los medicamentos y al momento de su entrega los
cercenan con la denominación de “pendientes”. Suele surgir nuevamente la
pregunta: ¿Quién escuda a quién? ¿O esto es una política sistemática que esta
incursa en el virus de la corrupción? En este orden de ideas, los gobiernos
suelen desarrollar políticas en la solución de unidades de viviendas con el
lleno de los requisitos, pero para efecto de la consecución de éstas siempre se
pone de por medio el lleno de formularios con sus soportes respectivos que al
ser radicados a los interesados se le hace entrega de un consecutivo; lo
ilógico de todo esto es que para el supuesto “sorteo” debe ser apadrinado el
aspirante; ¿cómo llamar a esto: planeación, burocratismo o politiquería?
Son
muchas las necesidades y demandas por satisfacer a las comunidades en materia
de infraestructura representada en vías, puentes, transporte, parques… Lo
insólito de todo esto es que para su consecución los aspirantes a Concejales,
Diputados, Senadores, Representantes le hagan promesas a la ciudadanía
valiéndose de recursos que son de contribución ciudadana para alcanzar sus
propósitos particulares y politiqueros; ¿será qué estamos ante un ejemplo
clásico de corrupción con el beneplácito de los gobernantes de turno? O ¿es una
tarea de los legisladores acabar con esta práctica en el nuevo Estatuto
Anticorrupción? Los internautas a través de las redes sociales sostienen la
parcialidad de los grandes medios de comunicación al informar, reeditar y
desviar la naturaleza de los asuntos públicos causados de inmoralidad y
conocidos por todos, por lo cual nos preguntamos: ¿Cuáles son las acciones
disciplinarias que los organismos competentes han impetrado sobre estos medios
que se amparan en una supuesta “libertad de prensa” cuando en el fondo es una
“libertad de empresa” que defiende los intereses de los gremios económicos,
entre otras cosas dueños de estos mismos medios, ligados a muchas de estas
prácticas corruptas?
En
nuestro país, en cada periodo electoral, indistintamente de quienes se vayan a
elegir, suele reflejarse a través de la prensa los “saltos de canguro” en los
escrutinios oficiales de quienes subrepticiamente obtienen su curul por encima
de quienes pudieron ser electos honestamente. Este esperpento público solo
puede extinguirse con la creación de un nuevo sistema electoral que sea
independiente en su designación de los partidos políticos como cuotas de los
mismos y que garantice la transparencia integral del proceso.
La
adjudicación de contratos históricamente estuvo sometida a la figura fiscal del
“control previo” como garantía de que el contratista cumpliera con el lleno de
los requisitos; pero, luego surgió la figura del “control posterior” como
medida última para garantizar que lo ejecutado había cumplido con las cláusulas
contractuales. Al parecer este mecanismo ha sido retrogrado, dado que es aprovechado
por los contratistas que valiéndose de argucias y de los famosos “imprevistos”
dimensionados encarecen el costo total de las obras, si es que no las
abandonan, como está demostrado a lo largo de la geografía nacional. ¿Esta
violación flagrante está o no revestida de corrupción?
Siguen
siendo aberrantes los casos de corrupción en el país y algunos parecen ser de
menor importancia pero terminan contribuyendo a un mayor auge de la corrupción;
o es que ¿acaso no es corrupción solicitar apoyo electoral con el fin de
garantizar un cupo en una universidad pública?; o ¿acaso no es corrupción no
hacer los trámites necesarios que demanda un establecimiento público y obtener
la licencia de funcionamiento a cambio de dádivas al funcionario responsable?;
o ¿acaso no es corrupción que al cobrar o al hacer un trámite bancario se te
asigne un turno para la atención y otro usuario sea atendido por ventanilla por
ser amigo del cajero, violentando las normas de la propia entidad? Son
innumerables y defectuosos los casos, situaciones, coartadas, entramadas que se
hacen justificando la corrupción, lo cual a los colombianos nos preocupa la
cultura que se ha sembrado a la luz pública y que poco interesa a las nuevas
generaciones permeadas en la cotidianidad de este fenómeno y que inclusive lo
vitorean como sinónimo de inteligencia y “viveza”, atribuyendo que si “los de
arriba” cometen a diario estos vejámenes que producen muerte y desidia por qué
ellos no lo pueden hacer. No desistamos de la denuncia y de la educación
ciudadana que debe marcar el norte de la Colombia soñada.
PUBLICADO EN EL DIARIO LA LIBERTAD DE BARRANQUILLA
DOMINGO 16 DE ABRIL 2017
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