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LA IZQUIERDA: UNIDAD, EL RETO

LA IZQUIERDA: UNIDAD, EL RETO



Por Hugo Castillo Mesino

Mientras sigamos sembrando odio entre los colombianos, agenciado por los enemigos de la democracia y los actores de la ultraderecha, las posibilidades de cambio en nuestro país serán remotas y los campos se oscurecerán nuevamente por la guerra y las ráfagas de la muerte con sus esbirros oponiéndose radicalmente a cualquier intento de cambio social. Vale aquí destacar lo que expresa Carolin Emcke en su obra “Contra el odio”: “El odio no es un sentimiento difuso que se manifieste de repente, por descuido o por una supuesta necesidad. Este odio es colectivo e ideológico. El odio requiere unos moldes prefabricados en los que poder verterse. Los términos que se emplean para humillar; las cadenas de asociaciones y las imágenes que nos permiten pensar y establecer clasificaciones; los esquemas de percepción que empleamos para categorizar y emitir juicios están prefijados. El odio no se manifiesta de pronto, sino que se cultiva. Todos lo que le otorgan un carácter espontáneo o individual contribuyen involuntariamente a seguir alimentándolo”.

Después de haber superado el trágico episodio histórico de cincuenta años de guerra entre el Estado y organizaciones insurgentes en este país, parece que las izquierdas en Colombia no han creado la posibilidad real de unirse, a pesar de un mínimo de esfuerzo e intentos de algunos sectores que hacen aproximaciones programáticas, estratégicas y de algunos criterios y principios éticos-políticos que en el marco de una convergencia deben reunir los candidatos que harían parte de ésta y que aspiran y proclaman la unidad. No obstante, persiste al interior de las organizaciones y movimientos políticos la descalificación a los otros candidatos que no son de su filiación, cayendo en personalismos que se sustentan en una actitud de odio, ante una ciudadanía impávida que no ve cómo se concita la unidad.

La falta de madurez política y el sectarismo lo que logra es resquebrajar y escindir la unidad de las izquierdas; conllevando precisamente a sectorizar y dogmatizar posiciones contrarias a las aproximaciones que deben primar en la construccion de la unidad que se funda en la diversidad, pluralidad, diferencias y una buena dosis de tolerancia. No es suficiente que los candidatos de las izquierdas se pongan de acuerdo en la búsqueda de una candidatura presidencial que nazca de algún mecanismo que reconozca los consensos y disensos. Se requiere de un compromiso serio y organizado para hacer campañas pedagógicas, educativas, culturales, pero sobre todo concienciación en la ciudadanía sobre la visión programática y la necesidad de un modelo económico alternativo que responda a las necesidades y demandas sociales.

El problema no radica en descalificar a los ciudadanos que sean simpatizantes de otros sectores sino por el contrario ganarlos a través de propuestas donde se vean representados y confrontar a las élites políticas tradicionales. Este es un momento histórico que no puede desaprovecharse y convocar a todas las organizaciones y sus candidatos indistintamente a identificar criterios de aproximación en la construccion de la unidad que se ha venido insistiendo desde hace muchos años. Si no nos educamos, si no nos toleramos, si no nos articulamos en cuanto a los perfiles de los candidatos, sus programas y sus estrategias, hipotéticamente no vamos a avanzar y seguiremos reproduciendo esta patología histórica consistente en la obtención de un resultado poco representativo para obtener la votación necesaria para ser gobierno. Si nos reivindicamos como anti-neoliberales porque en esta concepción política-filosófica prevalece el individualismo, el egoísmo y el predominio del interés particular sobre el general; no se entiende que nos odiemos internamente con sindicaciones e improperios, juicios negativos, con actitudes propias de la derecha y sus posiciones xenofóbicas y fascistas.

Este es un mal endémico que tiene que ver con la psicología de masas. Nosotros hablamos de unidad pero sobre la base de nuestro candidato y nuestra organización; mientras no hagamos una ruptura epistemológica con esos viejos y falsos paradigmas de que nosotros somos organización y somos todo, porque somos los más iluminados nunca vamos a construir unidad así sea en lo electoral. Lo que se trata es de plantearnos que somos alternativa en la medida que somos más humanos en la fundamentación de los diseños y los consensos, en el reconocimiento del otro como igual y en tanto que otro. Si se hace una consulta lógicamente debe ser respetada y romper con ese esquema de que la izquierda va a ir al poder sólo con un candidato que sea auténticamente de izquierda;  de lo que se trata es de buscar mecanismos políticos estratégicos de integración en los términos de que la izquierda sola nunca podrá ser una opción de poder en las circunstancias históricas políticas en que se mueve el país.


Tenemos que ser una unidad no solo en el candidato sino en nuestras acciones y forma de dirigirnos a la ciudadanía, en cómo demostrar que somos una opción más humana, más sensible, donde la solidaridad predomine como una forma de hermandad comunitaria y ciudadana de hacer el bien común por encima de cualquier situación de intereses individuales o particulares.

PUBLICADO EN EL DIARIO LA LIBERTAD DE BARRANQUILLA

DOMINGO 16 DE JULIO 2017
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