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COMO REFUTAR LAS FALACIAS

COMO REFUTAR LAS FALACIAS

Por Hugo Castillo Mesino

Las falacias suelen ser debilidades de los individuos al establecer sus argumentos, volviéndose inservibles por la falta de relevancia y contundencia. Para confrontar y refutar las falacias requerimos de herramientas e instrumentos que nos posibiliten demostrar desde diferentes perspectivas que éstas adolecen de veracidad, objetividad y demostración y para ello es importante clarificar que antes de refutar un argumento es imprescindible analizarlo, de esta manera podemos definir dónde está la debilidad o debilidades que permitan refutar las falacias.

Metódicamente nos corresponde transitar por múltiples caminos para analizar el argumento o los argumentos que hacen parte de un escrito, una intervención oral, textos y disciplinas, donde la argumentación es lo central del contenido en los referentes o campos enunciados. Antes de proceder creemos que es de gran utilidad tener un manejo adecuado de cómo refutar las falacias atendiendo al tipo de sociedad que tenemos transversalizada por la corrupción que corre por los laberintos de la institucionalidad colombiana y específicamente en las esferas burocráticas; además, por su efecto viral en la que esta se expresa con cierta complicidad de los medios de comunicación que la difunden como algo frecuente y normal, coadyuvando a silenciar la dilación de la misma.

Adentrándonos en la pregunta de ¿cómo refutar las falacias? tendríamos que determinar cuál es la conclusión en torno a los estudios de caso que se pretenden y a qué tipo de proposición se mantiene; es decir, cuáles serían las conclusiones del argumento que se trata de defender y si este en realidad es una premisa de la conclusión principal. Si queremos refutar a diario las falacias que se dan en muchos espacios de la vida académica, política, cultural, económica, etc., nos corresponde examinar las evidencias o pruebas que tienden a respaldar la conclusión o proposición del argumento central que se sostiene y a la vez tener en cuenta que quien argumenta suele repetir las ideas porque a fuerza de repetir la prueba ésta se vuelve más sólida. Es necesario hacer una evaluación exhaustiva del lenguaje que utilizamos, entendido que éste no debe ser vago ni lleno de ambigüedad, eliminando los recursos retóricos y las reiteraciones y quedándonos con elementos contundentes que contribuyan a refutar la falacia que nos conduzca a definir los conceptos.

Refutar las falacias es una tarea acuciosa, antecedida en el manejo de disciplinas, las cuales nos brindan insumos para concretar el tipo de argumento y definir si este es deductivo e inductivo, así como examinar las características que le den validez y solidez. Seguidamente tenemos que identificar y precisar la presencia de las falacias en cualquier espacio donde esto ocurra. Empezando por los aspectos que se pueden enfocar en una refutación, tales como: las evidencias no son ciertas, es lo más sencillo de refutar si alguien sostiene un argumento que es falso, debemos ponerlo de manifiesto y esto sucede cuando el interlocutor aporta datos falsos. Las evidencias son verdaderas pero irrelevantes; en este caso se determina la relevancia que supone valorar con un importante componente subjetivo que sirve para soportar un poco la conclusión. Otro elemento importante para identificar la presencia de las falacias es cuando el argumento es incoherente; aquí se trata de desarrollar un cuestionamiento a la argumentación teniendo en cuenta que si no hay coherencia no es fácil detectar que el argumento es demoledor.

Cuando afirmamos que las razones son verdaderas pero inconsistentes es otra forma de identificar las presencias de las falacias y cómo refutarlas. Decimos que son inconsistentes porque los argumentos están mal fundados, no aportan evidencias o las que soporta son insuficientes y por tanto no es posible de pasar esos datos a una conclusión de manera solvente. Si afirmamos que un político debe dimitir porque se ha equivocado, aunque se halla disculpado y haya corregido su error o si aseguramos que se hace necesario aumentar el gasto en defensa porque el gobierno destina actualmente poco; sin aportar más explicaciones en los dos casos los argumentos resultan inconsistentes. El mecanismo para identificar la presencia de las falacias no es tan fácil porque son muchas las variantes que estas implican, el decir también que las evidencias son ciertas, pero nos llevan a una conclusión distinta; al igual que cuando definimos que la conclusión no se sigue en la premisa o sea cuando afirmamos que eso no tiene nada que ver es ahí cuando revelamos una debilidad argumental y evidenciamos que las pruebas no nos conducen a la conclusión que pretendemos.


Las evidencias también son débiles sobre todo si utilizamos algunas estadísticas o argumentos de autoridad o testimonio; por lo general, cuando supervisamos estos puntos presentan muchas inconsistencias. Sumándose a ello la manipulación del lenguaje, dado que se utiliza de esta manera irresponsable, aunque no intencionadamente, cuando de lo que se trata es de llamar las cosas por su nombre y, por último, no se incluye las excepciones dado que hay circunstancias que impiden respaldar una conclusión salvo que sea un argumento.


PUBLICADO EN EL DIARIO LA LIBERTAD DE BARRANQUILLA

DOMINGO 03 DE SEPTIEMBRE DE 2017
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