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PENSAMIENTO CRÍTICO CRÍSICO

PENSAMIENTO CRÍTICO CRÍSICO


Por Hugo Castillo Mesino


La crisis es un vocablo que en nuestro idioma posee varios significados. Entendida como el súbito cambio o alteración de suma importancia en el desarrollo o progreso de algún hecho o acontecimiento, esta alteración puede ser física o metafórica. Al hablar de crisis, también se hace referencia a la escasez, privación o carencia; para exponer una situación delicada, difícil y/o trabajosa. La crisis es una posibilidad para ascender y descender acorde con los diferentes estados en que ella se manifiesta; de tal manera que la crisis puede ser aprovechada positivamente como posibilidad cuando se logra reconocer y analizar las variables que la originaron. Así se concibe el pensamiento crísico como una forma de pensar críticamente en medio de la crisis. Para ello es significativo destacar al pensamiento crítico como un razonamiento juicioso y deliberativo sobre lo que creemos y hacemos. Pensar críticamente significa entonces, una exigencia en la cual nos dispongamos a analizar y a valorar con detenimiento y profundidad las cuestiones y la cuestión de los problemas de diferente naturaleza.

Pensar críticamente, tal como lo plantea Julio Cesar Herrero en “Elementos del Pensamiento Crítico”, implica aprender a aprehender a diferenciar entre los hechos que son relevantes en lo social, político, económico, cultural, ecológico, etc. y en los que no lo son. Pensar críticamente demanda y nos advierte el hecho de establecer las relaciones, diferencias y semejanzas significativas que se nos presentan a diario y en el accionar de los espacios,  debates, batalla de ideas, paneles, conferencias, donde nos corresponde evaluar las evidencias, las suposiciones, las inferencias al desarrollar determinada temática o al participar en ella. El pensamiento crítico crísico nos enseña a identificar las contradicciones, a utilizar el lenguaje con propiedad críticamente, a determinar la credibilidad de los recursos, a leer y escuchar críticamente, a evaluar los argumentos, las creencias, los valores, las interpretaciones.

Pensar críticamente no significa que nos apartemos del sentido común pero este resulta insuficiente dado que el sentido común a veces nos traiciona y es peligroso hacer uso de él para hacer aseveraciones y juicios valorativos. El pensamiento crítico crísico debe estar fundamentado con argumentos, pruebas, evidencias donde la subjetividad sea objetiva, si se trata de definir o caracterizar una situación o plantear alternativas que redunden y beneficien al colectivo o a la sociedad.

Cuando aprendemos a ejercitar el pensamiento crítico crísico y observamos las cuestiones que hacen parte de nuestra dinámica social, política y cultural debemos considerar todo desde lo complejo, lo que significa no simplificarlo; esto es lo que posibilita que no todo debe ser aceptado, por el contrario lo aceptado desde el pensamiento crítico crísico es cuando contamos con las evidencias contundentes para argumentar y plantear alternativas de cambio y no cuando nos dejamos atropellar por los pareceres y las falacias que no son más que nuestras propias limitaciones y el poco alcance que tenemos con nuestras posturas en: debates, foros, etc. Son muchos los elementos que hacen parte en el ejercicio del pensamiento crítico crísico, entre ellos el buen lenguaje, la escritura, los gestos, pero esencialmente nuestra formación y cualificación son los que en términos generales nos permiten visionar los obstáculos, las dificultades, que impiden el hecho de no usar un lenguaje sesgado para favorecer a alguien o a nosotros; todo esto nos permite apartarnos de los prejuicios, las exageraciones, las generalizaciones precipitadas, las emociones incontrolables y sobre todo de nuestros argumentos debilitados y llenos de carencia.

Reitero que para pensar críticamente debemos hacernos preguntas subversivas. Esto significa alterar y desestabilizar nuestras neuronas y a la vez ir a la búsqueda de respuestas razonadas. No es motivo de enfado para caer en la sobrevaloración de las cosas e infravalorarnos por otras; lo cual obedece a cierta patología cuando caemos en el error de descartar algunas situaciones al cuestionar nuestros puntos de vista. A veces cuando asumimos problemas, deliberaciones, decisiones, temas de debate, análisis de naturaleza distinta nos es fácil decir SI o NO, si nos parece bien o nos parece mal, o si está a favor o en contra… sin antes pensar crítica y crísicamente. Que interesante abordar temas preguntándonos: ¿Cuál es el problema o la cuestión?, ¿disponemos de toda la información necesaria?, ¿qué opciones tenemos para abordar los temas?, ¿qué afinidades puede haber con alguien que nos permita ligar el asunto? Creo que es un buen método antes que responder, corresponder o por hablar, por no callar, y decir lo primero que se nos venga a la cabeza. Es normal que las respuestas o contradicciones se den. De no ser así no seriamos consecuentes con el pensamiento crítico crísico.

El pensador crítico crísico debe saber detectar las distorsiones, desviaciones, diferencias y hacerles frente. Sin embargo lo que dificulta el pensamiento crítico crísico son el efecto del falso consenso, el efecto del arrastre, los perjuicios y los estereotipos que vienen a constituirse en un factor negativo para la consecución de resultados óptimos cuando no razonamos con solidez y una buena dosis de argumentos.  

PUBLICADO EN EL DIARIO LA LIBERTAD DE BARRANQUILLA

DOMINGO 27 DE AGOSTO DE 2017
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