1º DE MAYO: CORRUPCIÓN, EDUCACIÓN Y PAZ
Por Hugo Castillo Mesino
La
conmemoración del 1° de mayo en Colombia, este 2018, en homenaje a los Mártires
de Chicago, requiere necesariamente asumir una postura crítica acerca de cuáles
son las problemáticas que acusa el trabajador colombiano, en medio del debate
electoral presidencial, sin que se avizoren soluciones efectivas a esta masa
poblacional importante, que cuenta con sectores de la vanguardia intelectual,
como son los docentes, jugando un rol de liderazgo, llamados a ser un factor de
transformación democrática. A los trabajadores históricamente los han
estigmatizados hasta convertirlos en mercancía con valor de uso y valor de
cambio, los han reducidos a la cosificación, definidos a producir bienes y
servicios, a través de ellos los empresarios y capitalistas engrosan sus
grandes capitales plusválicos.
Lo
cierto es que los trabajadores, los académicos y otros sectores han obtenido
sus reivindicaciones pensando en todas las iniquidades y han hecho respetar sus
derechos fundados en la inteligencia pero aguantando también el palo, el hierro
o el plomo del Estado y la oligarquía empresarial que no regala ni un ápice de
todo lo que ha acumulado con sus capitales siniestros y paraísos fiscales; los
trabajadores solo han hecho valer sus
derechos y reivindicaciones al fragor de las luchas y de las masas
poblacionales. Es importante que las agremiaciones y movimientos de los
trabajadores trasciendan las fronteras nacionales estudien los contenidos y
rasgos de la situación internacional de la clase trabajadora que les permita
romper con los dogmatismos, la fraseología intemporal “revolucionaria”, las
proyecciones individualistas. Otras de las grandes debilidades planteadas por
politólogos son las burocracias obreras o sindicales que rayan en el
entreguismo al patrón y al establecimiento, logrando la captura de las organizaciones de trabajadores, obstaculizando
las dinámicas de lucha, mermando los flujos de las bases, convirtiéndose en
correas de transmisión de los patronos.
En
ese orden de ideas se requiere: 1. Volver a elevar los niveles de
sindicalización en Colombia, superando los ínfimos estándares actuales de
organización sindical. 2. Generar niveles de conciencia en el Gobierno y en el
empresariado colombiano, para la generación de políticas de igualdad de
oportunidades en materia de género, reivindicando a la mujer de las oprobiosas
condiciones de discriminación en sueldos y estatus. 3. Procurar que la
comunidad internacional, aboque desde las instancias de los Derechos Humanos la
problemática de la inseguridad en Colombia para el ejercicio de la actividad
sindical, el respeto a la ley en materia de la libertad de organización, la
revisión de las políticas de flexibilización que dieron origen a la tercerización
laboral, que pone en peligro al sistema pensional en Colombia. Los cambios se
hacen mediante acuerdos políticos, buscando consensos entre todos, y esa
voluntad política la presenta la Coalición Colombia, por eso plantea: "La
lucha contra la corrupción es un problema ético, de actitudes. Cero corrupción,
más educación”. Por eso, repiten constantemente que, de la forma como se llega
al poder así se gobierna; al igual que le siguen apostando a los Acuerdos de
Paz por convicción. Estos objetivos estratégicos de fortalecimiento del esquema
empresario-trabajador, no vistos como enemigos, sino como sujetos
complementarios de la producción de riqueza, requiere que el trabajador busque
opciones políticas para equilibrar la ecuación capital-trabajo, para acabar cerrar
la brecha de inequidad que hoy tenemos.
De
igual forma no logramos concebir que el 1° de mayo, en que miles de
trabajadores se apostan a lo largo y ancho de grandes concentraciones y
movilizaciones en el país agitando las banderas y consignas en contra del establecimiento
y del patrón, muchos terminan comulgando y apoyando las fórmulas presidenciales
de sus patronos y votando por los que les cercenaron y aplastaron sus derechos
y reivindicaciones como ocurrió con las horas extras y el aumento a la edad
para pensionarse en tiempos de Álvaro Uribe Vélez, mentor del candidato Iván
Duque, aspirante a la Presidencia de la Republica, quien plantea acabar con la
sustitución pensional. A este personaje no lo verán con sus equipos de avanzada
asomarse a las marchas de este día histórico, sumándose a él y en
correspondencia con el mismo comportamiento el candidato German Vargas Lleras,
quien se opuso sistemáticamente al Proceso de Paz y le mintió a los pensionados
y ahora aparece acomodándose solo porque el Partido de la U, del cual hace
parte el presidente Juan Manuel Santos, le brindó su apoyo de maquinaria pesada
y mermelada con la condición de seguir avalando su gestión fallida.
Es
hora que los trabajadores formales e informales, los maestros, los trabajadores
de la cultura, los jóvenes y la población en general hagan una lectura de los
últimos 16 años de gobiernos de Uribe-Santos y se percaten de los niveles de
precarización en que han caído millones de colombianos por la falta de
seguridad social, empleo y la compensación familiar para los trabajadores y
decidan a conciencia y en democracia.
PUBLICADO EN EL DIARIO LA LIBERTAD DE BARRANQUILLA
DOMINGO 29 DE ABRIL DE 2018
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