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LO COMPLEJO AL GOBERNAR

LO COMPLEJO AL GOBERNAR


Por Hugo Castillo Mesino

Pretendemos pensar el país y la ciudad haciendo una reflexión de sus problemáticas a través del pensamiento fragmentado, cuantificador, monodisciplinar, desconociendo la multiversidad y el sistema de verdades donde están inscritas las comunidades, asumiendo una aptitud totalizadora, reduccionista y recetaría en la búsqueda de soluciones. Quien tenga el propósito de gobernar o dirigir el país y la ciudad no puede separar tajantemente los problemas porque estaría fragmentando los saberes y el conocimiento que son insumos para pensar, despensar y responder a las necesidades básicas de la ciudadanía; tal como lo afirma Edgar Morin cuando plantea: “el pensamiento complejo como forma de superar la confusión, la molestia y la dificultad para pensar con la ayuda de un pensamiento organizador: que separa y que une”. Las cegueras mentales o inteligencias ciegas de quienes se creen seres acabados como “dirigentes” no les permite articular y organizar el conocimiento pertinente en los contextos globalizados para solucionar en su ejercicio de gobierno las dificultades sociales ciudadanas ante un mundo especializado. Estamos habituados a esquematizar y separar los problemas para darle un tratamiento de archipiélagos ante las incertidumbres políticas, sociales, culturales, educativas que no logran dilucidar los seudodirigentes, gobernantes y candidatos, quienes menosprecian la ilusión y el error como elementos reflexivos, por su concepción hiperespecializada, aunada a la perversidad institucional y a sus intereses individuales.

Resulta paradójico que algunos gobernantes y candidatos se definan como antisistema, lo cual no está en discusión; lo importante es que precisen los conceptos: orden más desorden es igual a organización; concibiendo por organización que “el todo es algo más que la suma de las partes, o, dicho de otro modo, que un todo organizado denominado no es más que un sistema”. De esa forma es que tenemos que fundar el manejo administrativo público donde deben prevalecer los niveles superiores e inferiores articulados y no que funcionen como islas, instancias administrativas con dueños burocráticos. Así, el lenguaje de lo complejo al gobernar tiene respuesta en el conocimiento circular o bucles mentales como algunos los denominan. Retomamos a Pascal al decir: “Considero imposible conocer el todo si no conozco las partes ni conocer las partes si no conozco el todo”; luego, infiero que el conocimiento del conocimiento transita por las partes y el todo, y el todo por las partes; lo que se pretende es que no sigamos construyendo islas y totalizando los problemas en las zonas periféricas de las ciudades y de los pueblos, mientras que en las ciudades la parte central se encuentra provista de ciertas garantías sociales creando ciudadanos de primera y novena categoría. Los individuos producen la sociedad que produce los individuos; lo que se trata es de autorregular esos ridículos comportamientos de gestión al gobernar. Es normal que las especies animales y vegetales tengan procesos de autoorganización y regeneración por herencia genética; en tanto que es un contrasentido que los humanos seamos incompatibles ante la necesidad de unirnos aun con visiones filantrópicas. Cuanto más autónomo quiere ser nuestro espíritu, más debe alimentarse de culturas y conocimientos diferenciados.

La dialógica es otro elemento del lenguaje a gobernar lo complejo y ella asocia el antagonismo que se manifiesta en las contradicciones y que, para el caso que nos ocupa, podemos gobernar sin antagonismos en las gestiones públicas, sin perder de vista que podemos ser oposición uniendo propuestas viables que favorezcan al colectivo social. Así como los seres vivientes se nutren alimentándose de la muerte del otro, también podemos asimilar que al terminar una gestión de gobierno no debemos borrar la gestión anterior, inclusive en crisis, sino, por el contrario, complementar los antagonismos que es lo que nos permite unir ideas y propuestas en un nuevo contexto, si es que comprendemos la dialéctica de la cual es heredera la dialógica.


Atreviéndome a seguir navegando en las incertidumbres reflexivas de lo complejo al gobernar, me fundamento en el principio de lo hologramatico en un mundo de lo complejo donde no solo una parte se encuentra en el todo, sino que el todo se encuentra en la parte. Apoyado en este principio observamos como los individuos que están inmersos en la sociedad, la sociedad también está inmersa en ellos; lección que los gobernantes, dirigentes y candidatos deben asimilar dado que llevamos en sí la totalidad de los problemas inherentes tanto a gobernantes como a gobernados, independiente de nuestras diferencias e indiferencias. Ahora corresponde educar desde la primaria hasta la universidad a los gobernantes, dirigentes y candidatos más allá de sus prácticas octogenarias, enquistadas en paradigmas o modelos que reproducen el estancamiento y la mismidad por no atreverse a estudiar o aventurar otras formas complejas del pensar que posibiliten una nueva ciudadanía y una nueva gobernanza. Estamos una vez más en el bucle de las causalidades: la reforma del pensamiento requiere de una reforma de las instituciones que, a su vez, requiere de una reforma del pensamiento.


PUBLICADO EN EL DIARIO LA LIBERTAD DE BARRANQUILLA

DOMINGO 15 DE JULIO DE 2018
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