Por Hugo Castillo Mesino
La noticia alarmó a la ciudadanía sin distingo
social, mientras que todos se preguntaban: ¿cómo así que Aida se fugó al mejor
estilo de la publicidad televisiva de Barbara Blade mediante el sistema de
rápel? El rápel es un sistema de
descenso por superficies verticales utilizando técnicas de cuerdas. Se
utiliza en lugares donde el descenso de otra forma es complicado, o inseguro.
Pero, para Aida nada resultó complicado, demostrando una vez más que sus
habilidades no se circunscriben solo al ámbito electoral sino también en el
ejercicio olímpico de deportes extremos, sorprendiendo a propios y extraños,
que en cada momento no dejan de especular sobre los motivos o razones que la
llevaron a tal determinación y quiénes participaron planificadamente en todo el
proceso previo, activo y las circunstancias de la fuga.
Es cierto que a
los colombianos no les causa asombro la forma en que viven los reclusos, dado
que al interior de las cárceles se ha creado una pirámide social sujeta a las
condiciones económicas y políticas de los mismos; que van desde el protagonista
de Agro Ingreso Seguro hasta el raponero común. Al parecer Aida Merlano contaba
con todos los servicios y prebendas que la condujeron al consultorio
odontológico a realizarse una intervención no prioritaria de salud sino de tipo
estético, como si esta fuera un premio a la ola de corrupción en que se
encuentra inmersa y hoy marginada por aquellos con quienes estableció todo tipo
de coalición y sociedad en lo corporativo, administrativo y electoral. Cabe
preguntarse en el escenario de la fuga, si Aida Merlano al haberse constituido la
campeona olímpica de rápel y, a la vez, haber ofrecido un espectáculo
cinematográfico al estilo Hollywood, su accionar no requirió de la
participación intelectual y logística de los mismos con las mismas interesados
en su silencio y que son conocedores de su trasegar en la política, en las
buenas y ahora en las malas.
Siempre he
sostenido que estamos atravesados al ser transeúntes de la vida por las
coincidencias felices e infelices; entonces, ¿cómo se explica que Aida Merlano,
próxima a prender el ventilador donde ampliaría y sustentaría los señalamientos
de complicidades y a los verdaderos gestores de las prácticas corruptas
electorales por los cuales ha sido condenada, de las cuales podía obtener
rebaja de pena, haya decidido “fugarse” previo a rendir su declaración? Los
ciudadanos de bien estaban alertas que la declaración fallida de Aida Merlano
iba a poner entre la espada y la pared no solo a los clanes de la “Casa Blanca”
sino también a los de las “Casas” aliadas. Lo cual traería funestas
consecuencias para los apostadores, compradores y vendedores de votos de los
movimientos y partidos afines con estas prácticas que se evidencian
históricamente y que les ha permitido mantener y ejercer el poder político y
económico en la ciudad y el departamento.
Las cortinas de
humo ya no son un snob en los medios políticos, pero si están al alcance cuando
se trata de responsabilizar a los que cometen actos ilícitos desde las
instancias del poder; por ello, con la fuga olímpica de Aida han tratado de
justificar de que no va a quedar títere sin cabeza, destituyendo a ciertos
funcionarios del Inpec, como casi los únicos culpables de dicha fuga, sin
profundizar las investigaciones necesarias que determinen el papel jugado en
este entramado por los que en últimas y en realidad salen favorecidos con la
gloriosa y bendita lotería de la fuga; ¡se la ganaron!. Hasta el extremo que
ninguno de ellos y sus secuaces se hayan pronunciado a pesar de que en las
redes y en el imaginario colectivo los señalamientos son directos y mordaces de
una ciudadanía que cada vez traga menos entero.
La democracia la
concebimos también como la respuesta de los gobiernos por satisfacer las
demandas y necesidades sentidas de la ciudadanía y su imperativo categórico es
conocer las verdades y razones de fondo sobre lo que originó la fuga de Aida y
su rumbo. A esta situación se suman muchas interpretaciones en las redes
sociales y otros medios, preguntándose: ¿será que a Aida la quieren silenciar?,
¿se entregará voluntariamente?, ¿engrosará a la clandestinidad?, ¿las
autoridades harán realmente lo posible por capturarla cuando los favorecidos
por la no declaración de Aida son aliados regionales del gobierno nacional de
turno?, ¿o será un episodio más para echarle tierra a todo este proceso en
víspera de las elecciones de octubre y caer en otro episodio más de “Lo que el
viento se llevó”?
La captura de la
hija de Aida Merlano se dio con un alto grado de celeridad para seguir
oscureciendo el acontecimiento bochornoso de la “casa blanca” donde los
implicados se ven afectados en las próximas elecciones ¿Por qué no llaman a
declarar a los senadores, concejales y otros peces gordos con esa misma
celeridad que capturaron a la hija de Aida? Repensemos a Barranquilla y al
Atlántico.
PUBLICADO EN EL DIARIO LA LIBERTAD DE BARRANQUILLA
DOMINGO 06 DE OCTUBRE DE 2019
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