Por Hugo Castillo Mesino
En la geopolítica colombiana se vislumbra una
época de cambios que pasa por el centro del país y está interconectada con
Cali, Barranquilla, Medellín y Santa Marta. Para ello hay que mirar el fenómeno
del Caribe, aunado al de Bucaramanga. Analizando, los partidos tradicionales
representados en el partido de gobierno, pero también en Cambio Radical, el
Partido Conservador y parte del Partido Liberal perdieron el aprecio de las
grandes masas en las capitales más importantes. Esto se constituye en una
novedad que hay que resaltar en este proceso político, que logró ser canalizada
por figuras relativamente nuevas en la política; caso de Medellín (Daniel
Quintero), Antioquía (Aníbal Gaviria), Cartagena (William Dau), Magdalena
(Carlos Caicedo), Santa Marta (Virna Johnson), Bogotá (Claudia López), Cali
(Jorge Iván Ospina).
El descalabro que sufrió Cambio Radical en el
Área Metropolitana de Barranquilla y en otros municipios, está indicando que el
país cambió hacía unos líderes relativamente jóvenes que van a tener una
importancia real y un peso específico en el próximo debate electoral; porque la
polarización que vivió el país en el debate anterior de derecha-izquierda y de
haber tenido un importante centro, más centro izquierda que centro derecha, se
empieza a vislumbrar con mayor evidencia en los resultados expresados. Cabe
preguntarse cuáles de estos partidos o movimientos se fortalecerán y marcarán
la ruta en la escogencia y el procedimiento en el próximo debate. Otro
interrogante válido en el análisis es si los partidos políticos estuvieron un
poco ausentes a pesar de las coaliciones, dado que lo que prima allí no es el
ideario político de lo que plantea cada partido, sino, más bien, los criterios
de personalidades o candidatos que hacen parte de ellos. La respuesta la
podemos sustentar en que esto hace parte de la debilidad propia de los
partidos, que tuvieron la necesidad de figurar y no dejarse excluir,
desaparecer.
En la gran mayoría de los escenarios, el Centro
Democrático, partido de gobierno, tuvo que irse en coaliciones con otros,
ratificando el descredito que han tenido y generando bloques que se reeditan a
través de esas coaliciones y que van a tener, necesariamente, que visionar un
nuevo liderazgo. No lo van a encontrar en Uribe, que diariamente va desgastando
su figura como vocero de la derecha colombiana; y, la propia crisis que vive la
presidencia de la República tiene que ser ahogada necesariamente en un cambio
de la conducción del país, que hoy día de acuerdo a las declaraciones que hace
uno de los voceros de los partidos tradicionales, concretamente Roy Barreras,
está hablando de que tiene que crearse un gobierno nacional llamando a los
partidos a la conformación de un nuevo gabinete. Estas variables indican que
hay una crisis profunda, que ya tumbó al Ministro de Defensa, el tema económico
sigue delicado.
En el caso concreto de Barranquilla en su Área
Metropolitana donde se redujo la participación de Cambio Radical también golpea
a quienes hicieron coalición con este partido. En el departamento del Atlántico
el fenómeno hay que analizarlo con sumo cuidado: en medio de la coalición que
ellos lograron para elegir a Elsa Noguera a la gobernación y para elegir a
Pumarejo a la alcaldía, trataron también de disputarse entre ellos mismos las
alcaldías municipales y, en este sentido, hay que decir que hay un avance
considerable del Partido Conservador.
La aspiración presidencial de Alejandro Char
sufrió mella desde el punto de vista electoral con el fenómeno del Magdalena,
Santa Marta, Cartagena, Turbaco, Bucaramanga. De mantener su aspiración, la
gente se preguntaría: por qué Char no ha logrado que le devuelvan al Distrito
de Barranquilla las acciones producto del delito que los españoles adquirieron
para defraudar, primero a su comunidad madrileña con el Canal de Isabel II y a
su vez haber permitido que a través de la contratación privada pero con la
presencia del Estado en el sector público en la Junta Directiva de la Triple A
se hubiese fugado el dinero a través de la contratación con la empresa R&T,
que es una empresa que fue creada para desangrar a la Triple A. Si Char no logra
en estos dos meses plantear el asunto de la devolución de la Triple A al
Distrito de Barranquilla y, además de eso, en su interés de comerciante, llega
con Argos a obtener la adjudicación de la licitación en energía para el sector
del Atlántico, Magdalena, Guajira y Cesar, va a ser el funeral anticipado de su
candidatura a la presidencia; porque no se va a explicar cómo un candidato a la
presidencia maneje un servicio público que es el nervio de la economía de
cualquier Estado, como es el sector eléctrico; sería un candidato que entraría
muy debilitado en cualquier propuesta que quiera hacer a nivel nacional con el
propósito de ser presidente de la República. Repensemos a Barranquilla y el
Atlántico.
PUBLICADO EN EL DIARIO LA LIBERTAD DE BARRANQUILLA
DOMINGO 10 DE NOVIEMBRE DE 2019
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