Por Hugo Castillo Mesino
Los ritos son acciones simbólicas que
representan valores y ordenes que mantienen cohesionada una comunidad; que,
para el caso del Covid-19 nos encontramos ante una comunidad sin comunicación y
una comunicación sin comunidad. Así lo percibimos la mayoría de los colombianos.
Es más, hacen que se pueda celebrar el tiempo igual que se festeja la
instalación en una casa, lo ordenan y lo condicionan. En su novela “Ciudadela”,
Antoine de Saint-Exupéry, describe los rituales como técnicas temporales de
instalación en un hogar; que, en nuestra valoración han ido desapareciendo,
siendo esto un factor negativo para la asimilación de los protocolos y el
confinamiento, máxime en las nuevas generaciones; a diferencia de los rituales
en otros países de culturas milenarias orientales y occidentales, donde la
ritualidad contribuye con el confinamiento.
El Gobierno Nacional expidió el decreto-ley 660
del 13 de mayo de 2020, sobre flexibilidad del calendario académico que, en uno
de sus apartes, dice: “Hasta tanto permanezca vigente la emergencia sanitaria
declarada por el Ministerio de Salud y Protección Social, con ocasión de la
pandemia derivada del Covid-19, el MEN…”. Seguidamente el Gobierno Nacional a
través de la Ministra de Educación, expide la Directiva No. 011 de mayo 29 de
2020 “Orientaciones para la prestación
del servicio educativo en el marco de la
emergencia sanitaria por el Covid-19”, de la cual retomo sus líneas centrales,
como: las prestaciones del servicio educativo en casa es hasta el 31 de julio
de 2020, como extensión de la medida para la población estudiantil de los
niveles de preescolar, básica y media de adultos al igual que el acompañamiento
al proceso de aprendizaje en casa, requerirá seguir fortaleciendo las
estrategias de cada entidad territorial y sus establecimientos educativos, etc.
Al conocer la directiva ministerial nos
remitimos a las obras de Byung-Chul Han intituladas “La sociedad del cansancio”
y la “Sociedad de la transparencia”, donde todos estamos hipercomunicados; más
bien, desinformados. T. S. Eliot dijo que la sabiduría se había degradado en
conocimiento y el conocimiento en información; mientras que, Fernando Savater
sostiene que hay tres niveles distintos de entendimiento: la información, que
nos presenta los hechos y los mecanismos; el conocimiento, que reflexiona sobre
la información recibida; y, la sabiduría que vincula el conocimiento con las
opciones y valores vitales que podemos elegir, intentando establecer como vivir
mejor de acuerdo con lo que sabemos. Ante la información de la Directiva del
Ministerio de Educación, surgen diferentes puntos de vistas que pueden
plantearse a manera de tesis o consideraciones.
En torno a la directriz de regresar a clases, se
comulga que detrás de esa desesperada decisión gubernamental se oculta una
vergüenza ante el mundo, y es la de tener un sistema educativo profundamente
desigual y mediocre. Ya lo decía la historiadora suiza Aline Helg, en uno de
sus más importantes estudios: “La educación es el reflejo exacto de las
divisiones existentes en la sociedad colombiana. División entre los que tienen
acceso a la educación y los que no lo tienen. División entre las zonas rurales
poco provistas de servicios y las zonas urbanas mejor atendidas…”. Otros
consideran que la suspensión de actividades académicas en colegios y
universidades por la pandemia y la decisión de sustituir la educación formal y
presencial en las instituciones educativas debe estar pensada y planeada para
los próximos dos años; la alternativa de la virtualidad es irremediablemente
violatoria de la ley porque la situación de la pandemia no modifica las normas
que han establecido la naturaleza formal y presencial de la educación en
escuelas y universidades.
Otros opinan que este proceso de alternancia de
regreso a clases requiere de unas condiciones reales fácticas, se preguntan: ¿Las
comunidades tienen afectación por el virus y no se dimensiona su participación?,
¿Cuáles son las condiciones de bioseguridad para realizar los protocolos?, ¿Reapertura
de clases sin protocolos instituidos?, ¿Lo que el gobierno pretende es hacer de
la presencialidad la virtualidad?; estrategias mediáticas chomskianas. Para un
funcionamiento presencial se debe disponer de escenarios con manejo gradual en
todos los aspectos; mas no estandarizar los grados, horarios, lo que permite
buscar otras opciones, generando nuevos laboratorios pedagógicos de contexto,
para no caer en la mismidad.
Colombia es un país de regiones; por tanto,
tenemos que caracterizar las regiones y ciudades teniendo en cuenta el
número de casos pandémicos registrados, apoyarnos en la relación técnica y capacidad de los salones en
las instituciones, contar con la disposición de recursos para garantizar la
bioseguridad a estudiantes y docentes, definir la proporción general de los
estudiantes para regular descansos o recesos, capacidad locativa para la alternancia,
gradualidad de la asistencia, edades de los docentes por prevención de riesgos
de contagio. Repensar con disciplina social nuestras decisiones; lo cierto es
que ante el gobierno existe la cultura de la desconfianza; tenemos un gobierno
que le gusta pedir más y dar menos.
PUBLICADO EN EL DIARIO LA LIBERTAD DE BARRANQUILLA
LUNES 8 DE JUNIO DE 2020
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