DEMOCRACIA EN CASA
La democracia es una expresión con diferentes connotaciones históricas de acuerdo con el tipo de sociedad. Basta con leer “La República” de Platón donde se enmarca la democracia en forma piramidal, planteándonos el Estado ideal donde en la estructura económica deben reposar los comerciantes, la seguridad, los militares, el liderazgo político debe ser asumido por los filósofos, la aristocracia, y los esclavos en el último peldaño porque no tenían alma. Este concepto se ha venido diluyendo diferencialmente acorde con el desarrollo político, económico y social de las épocas; pero, esta “democracia” acomodada suele tener también su escenario en diferentes gobiernos. Cada acción conjunta o individual del ser humano en su dimensión tangencial relaciona aspectos democráticos, lo que nos permite inferir ¿cómo pensar la democracia en casa? György Lukács invita a reflexionar con su frase “cuando los caminos se terminan comienza el viaje”; ese viaje es el que aspiro emprender para analizar algunas situaciones en la cotidianidad de las acciones del gobierno nacional, local y la valoración de estas; es válido preguntar ¿todo acto individual implica un acto colectivo y viceversa? A nuestro modo de ver de nada vale que se defienda la soberanía nacional instituida en la Constitución Nacional y el gobierno del presidente Duque permita la intromisión de tropas extranjeras en nuestro territorio; es más, se le olvida al señor presidente y a sus acólitos en los ministerios, que cada día que avanza; los demás somos hijos de nadie.
Suelo mirarme al espejo para observar si todos logramos mirar nuestros adentros, pero resulta complicado trasladar a la política las cosas que merecen la pena. A diario le decimos a la sociedad y al gobierno que un trozo de pan solo se puede comer una vez, pero un pensamiento compartido se puede multiplicar por miles y estoy seguro de que la gran mayoría saciaría un poco el hambre que ha devastado a pueblos y ciudades en la pandemia; mientras que los presupuestos nacionales y regionales se siguen utilizando en inversiones infructuosas a espalda de la realidad como “enfermedad social”. Si esta política olvidada desgastada del gobierno de Duque implica un desgobierno; tenemos la urgencia de recuperar la política con dignidad al robarnos los mercaderes de la democracia.
Somos coherentes y así los reflejan las estadísticas oficiales sobre las problemáticas que aquejan al pueblo colombiano las cuales se expresan en los sectores: sociales, económicos, educativos, etc.; estas falencias las vivimos con sentimiento, como un acto de responsabilidad y dignidad por los nuestros y, por ello, invitamos a la sociedad civil, sectores políticos , movimientos sociales y otras organizaciones que tienen asiento social, a defender la libertad de expresión, el libre pensamiento y reivindicar la movilización y la protesta social con civilidad, que permita reivindicar al pueblo colombiano y denunciar los intentos del presidente Duque y su ministro de Defensa sobre el irrespeto de los principios democráticos y que depongan sus aires de dictadura.
Señor Presidente, es curioso y significativo observarlo con su disfraz de uniforme de la Policía Nacional al visitar al organismo castrense como forma de expresión solidaria ante los hechos acaecidos que tienen como referente el homicidio de Javier Ordoñez y eso me parece normal. Lo anormal atendiendo a la democracia en casa es que usted, Presidente, haya dejado plantado a los familiares de las víctimas de la jornada de perdón y reconciliación que organizó la alcaldesa de Bogotá por las violentas manifestaciones contra el abuso policial que dejaron al menos 10 personas muertas en la ciudad y tres más en la vecina Soacha; la mandataria pidió perdón y expresó sus condolencias a los familiares y a las personas que asistieron al acto; ahora no se le ocurra preguntarme “de qué me habla viejo”.
A este tipo de comportamiento gubernamental se suma el viaje que realizo el señor presidente a la ciudad de Popayán como solidaridad con quienes rechazan el derribo de la estatua de Sebastián de Belalcázar, con esto no estoy afirmando que comparto esta decisión, pero detrás de ella se esconde el histórico guerrero, genocida y racista; como si la escultura ecuestre fuera un símbolo de la cultura del pueblo payanes, cuando fue un verdugo; aquí se devela un hecho histórico de complicidad de las autoridades, al censurar la acción del grupo de indígenas. Ahora el señor presidente vuelve a defender a un español y ayer defendió el criterio que los colombianos habíamos sido colonizados por los EE.UU., “qué le pasa viejo”.
Juan Carlos Monedero en su libro “Curso Urgente de Política para Gente Decente” nos habla de la tarea para pensar la democracia en casa y dice: “cuando no estemos, alguien seguirá disfrutando de la belleza de estar vivo: los que vengan detrás crecerán sobre nuestros errores y nuestros aciertos. No suena una música que no vibre en el aire compartido”. Repensar la democracia en casa.
LUNES 21 DE SEPTIEMBRE DE 2020
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