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¡LAS MALAS NOTICIAS SON BUENAS NOTICIAS!

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Buenas y malas noticias: ¿Cuál quieres primero? ⋆ Rincón de la Psicología
Por Hugo Castillo Mesino

Tradicionalmente la corrupción hace referencia a la impureza moral del contexto; arruina, contamina, maltrata o destruye desde el comienzo de la historia de la humanidad, teniendo como pilares la cultura y las legislaciones de pueblos o países, sujeta a la percepción de quienes la interpretan, la admiten o la censuran. El profesor de Ciencias Políticas Leslie Holmes, en su obra “¿Qué es la corrupción?”, plantea que, la interpretación cultural de la corrupción es lo que antes se llamaba corrupción “económica” o “moderna” o corrupción “occidental”, mientras que la corrupción “social” o “tradicional” ha sido denominada “asiática”; se infiere que el abuso de un cargo público como cometer fraude o aceptar un soborno son “incorrecciones económicas”. Mientras que la “corrupción tradicional”, como el nepotismo o el amiguismo, en cargos públicos al nombrar funcionarios descalificados y sin filtro profesional son “incorreciones sociales”.

Arnold Heidenheimer clasificó la corrupción partiendo de la evaluación de conductas según los tipos de comunidad; ubicando los sistemas tradicionales como: parentesco, compadrazgo, y los sistemas modernos como clientelas y cultura cívica; logrando trazar una distinción entre lo que llamó corrupción “negra”, definiéndola como las actividades que la mayoría, tanto de la elite como de la masa, condenan y quieren ver castigada; mientras que, la corrupción “blanca”, sus actividades también son percibidas formalmente como corrupción, son más o menos toleradas por ambos grupos, por lo que no quieren ver castigados a quienes la cometen; la corrupción “gris” incluye actividades sobre las cuales la elite y el público en general tienen opiniones diferentes; cayendo en la ambivalencia y en la urdimbre con afectación a las comunidades.

La distinción es entre los enfoques de la corrupción, los cuales se centran en el cargo público, en el mercado y en el interés público. Además, la corrupción “herbívora”, de naturaleza reactiva; la “carnívora”, su esencia es proactiva; la “extorsiva”, donde el sobornado ejerce presión sobre alguien para el soborno; la “transactiva”, aquella donde ambos son socios dispuestos a negociar. Por último, la corrupción de alto nivel “grande”, de las elites propias de nuestro país, donde los políticos aprueban leyes que benefician a un grupo que los ha sobornado; los ministros y la gran mayoría del Congreso de la República aprueban un proyecto en contra de las recomendaciones de sus asesores; y la corrupción “pequeña”, o de bajo nivel, en la que el ciudadano solicita un permiso para conducir o ampliar su casa sin el lleno de sus requisitos.

Otra patología social de la corrupción es la delincuencia empresarial, de cuello blanco, y el crimen organizado; aunque algunos analistas prefieren hablar de “mala conducta de cuello blanco” o “mala conducta empresarial”. No hay un acuerdo universal sobre qué constituye un acto de corrupción; sin embargo, los conceptos “uso privado” o “cargo público” están sujetos a criterios interpretativos que permiten identificar la corrupción: la acción u omisión debe implicar a un individuo o grupo, ya sea electo o designado; el cargo público debe implicar algún grado de autoridad al tomar decisiones, aplicar la ley o defender el Estado; los funcionarios deben cometer el acto o dejar de hacerlo o ambas cosas, y esos intereses deben, por último, ir en contra de los del Estado y la Sociedad; los funcionarios deben dejar de actuar clandestinamente. Confrontar estos crímenes sociales en los sectores públicos y privados contribuirá a superar la diferencia cultural en la interpretación de la corrupción.

La corrupción no tiene fronteras y trasciende a todos los sectores de la sociedad afectando las condiciones de trabajo y de vida de las personas comunes, aumenta la desigualdad entre los ciudadanos, amenaza la vida, tiene un efecto negativo en el publico aumentando una decepción de desesperanza, deteriora ostensiblemente el medio ambiente como el mayor problema a corto plazo que la humanidad enfrenta y las prácticas como el fraude  y la extinción de diversas especies salvajes; en el sector económico la corrupción lleva a la disminución de los ingresos del Estado en la medida en que sé exime a los ciudadanos y a las empresas de multas, impuestos y la fuga de capitales convencionales, atenta contra la seguridad nacional y las relaciones internacionales por la venta de armas de los Estados a individuos o bandas criminales.

¿Cuál es la mejor manera de financiar los partidos políticos para no caer en la corrupción y socavar la competencia electoral al igual que la manipulación en el registro electoral y la compra de votos?

Las dirigencias deben estar genuinamente comprometidas, es decir combatir la corrupción y tener la capacidad de instrumentarla. Es necesario que los agentes involucrados, los funcionarios estatales, el sector empresarial, las organizaciones internacionales, la sociedad civil y las personas comunes se comprometan a combatir la corrupción. Repensar la corrupción; para ello hay que ser orgánicos, tener ética y voluntad política para que las ¡malas noticias sean buenas noticias!


PUBLICADO EN EL DIARIO LA LIBERTAD DE BARRANQUILLA

LUNES 28 DE DICIEMBRE DE 2020
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About hugo castillo

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