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¿FANATISMO POLÍTICO?

                                             ¿FANATISMO POLÍTICO?



Por Hugo Castillo Mesino


Suele ocurrir que al intentar dormirnos surgen ideas que van de un lugar a otro y se convierten en provocación, pero al final resulta una motivación y terminamos dándoles respuesta.  Mucha gente en el país, en la ciudad donde resido y en mi pueblo que me vio nacer, al llegar a su morada con techos elevados por los vientos como cometas y alcobas de cemento, madera o cartón donde dibujan su realidad aun difícil pero no imposible  cambiarla por otra realidad mejor, se visten cansados, se observan rostros de esperanza, sentados y de pie esperando al “mesías” o al promesero del cambio que cada cuatro años viola su conciencia y los arrastran con mentiras y engaños, mientras ellos se alimentan de tortas y manjares respaldadas por negocios y cuentas bancarias difíciles que un contador honesto justifique públicamente; así andan “Los miserables” de Víctor Hugo, a diferencia que estoy haciendo una semblanza a lo colombiano, sabiendo que el humanismo antepone las personas a las ideas.

 

Mientras nos apostamos a dormir tenemos una agenda diversa para jugar y sortear al amanecer, pero los miserables humanos como nosotros, viven instrumentalizados por el tiempo en la misma rutina, atropellados por las noches tormentosas, ante la desidia y el abandono en que los han sumergido, tal vez condenados a vivir al azar sin posibilidad de apostar. Comparé a esa gente que se levanta como la naturaleza sin la opción de florecer ante nuevos soles que irradien, a diferencia de otras especies intuitivamente que si lo hacen; lo cierto es que la respuesta a la situación en comento es abanderar verdades y compromisos, no importa que los responsables sean descubiertos y denunciados ante los espacios públicos, sobre todo en la coyuntura electoral, donde se visten de transparente y andan con sus fanáticos perversos, mintiendo por kilometraje, son de derecha e incluso de izquierda, con la identidad de ser los mismos con las mismas, donde la política para ellos se convirtió en deporte nacional, militantes de las redes sociales, votan por el mejor postor y así se la pasan de campaña en campaña del timbo al tambo.

 

Mi madre solía decirme: “Junta basura, saca la basura.” Me volvía loco; pero, ahora entiendo a que se refería. Se trata en este caso de retomar varias y buenas ideas; mientras más buenas ideas colecciono, tendré un espectro más amplio en el cual pueda influir; válido para esa gente que es nuestra gente, utilizada a través de catálogos electorales, propuestas o programas de gobierno, más bien síntesis, de agitación y verborreas, les importa un bledo la moralidad política. Andan a la cacería y cuando tomas posicionamiento, te señalan y la respuesta parafraseando al filósofo Estanislao Zuleta es: “Aprender a amar la pluralidad. Es algo difícil. Estamos acostumbrados a creer en nuestra idea como la única verdadera, no cuestionable, ni enriquecible; a declarar herejes, revisionistas o cualquier otra cosa, a quien difiera de nuestra idea, a pensar en términos de ‘buenos’ y ‘malos’, a organizar partidos fanáticos que producen como el hígado, naturalmente bilis”.

 

Los mercaderes de la política, que los hay por todas partes, omnipresentes, te degradan, atentan contra tu dignidad moral, logran timar o engañarte y te toman como mercancía e incluso te intimidan diciendo que te vas a arrepentir si no votas por su candidato; optan por plagiar con ideas o propuestas como si fueran propia; reproducen mentiras y plantean situaciones serenas con “decencia”; te estafan solicitando así sean pequeños aportes para comprometerte en su “proyecto político”.

 

Estas consideraciones criticas pertinentes en el escenario político, se sustentan retomando al profesor y poeta venezolano Rafael Cadenas quien solía describir a los fanáticos e inquisidores, hoy abundantes en las redes sociales, de esta manera: “Van de un sitio a otro midiendo, anotando, mordiendo aquí, más allá… Indician, señalan, quitan, corrigen, acosan. Ahí, dicen, está el culpable…Van por el mundo siempre con sus libros de cuentas, sus lápices perversos, sus autos de fe, sus pócimas vengativas, extendiendo un rojo metro sobre el cuerpo que la jauría va a perseguir. Ahí está el que nos traiciono, dicen. Escupamos, que ahí viene”.

 

Cuando por el contrario nuestra gente debe apostar por opciones donde sus candidatos representen principios y valores referentes al marco de sus aspiraciones, honrar la preservación de virtudes personales como la rectitud, la integridad y decencia; estudiar aplicando la inteligencia o ejercitar el entendimiento para adquirir el conocimiento al servicio de la gente; dar crédito o confianza que se tiene a alguien que cumplirá su compromiso; transformar o hacer que algo cambie o sea distinto, pero sin alterar totalmente todas sus características esenciales. Mezclar socialmente este tipo de comportamientos políticos se constituyen en una razón diferente para poder definir quiénes pueden representar a esa ciudadanía que es aprovechada con la estrategia “hay que sumar”. Tenemos que repensar qué hacer con esos híbridos tornasoles que agencian la política electoral e inducen a votar por sus propios verdugos.


PUBLICADO EN EL DIARIO LA LIBERTAD DE BARRANQUILLA

LUNES 4 DE OCTUBRE DE 2021
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