REPORTERO DESAFIANTE
El oficio del periodista es complejo debido a que hay que acreditar la credibilidad por su trabajo y no se puede esperar que los cambios sociales vengan desde arriba; es más, así no les guste a los políticos están obligados a explicar cada una de sus acciones por su naturaleza pública y entregar cuentas a quienes los eligieron, incluso a quienes no votaron por él. Los cambios en la política desde la comunicación social hay que exigirlos, arrancarlos y esto se logra preguntando y desnudando al entrevistado, gústele o no a sus seguidores. Para Jorge Ramos, el “reportero desafiante”, el periodismo es una cruzada personal y lo justifica planteando: “El periodismo, en el fondo es una conducta frente a la vida: te empuja a cuestionarlo todo; filosóficamente, enfrenta a los poderosos; moralmente, te obliga a denunciar abusos y, en la práctica, te convierte en un rebelde”.
Felipe Restrepo Pombo, periodista, escritor y editor en un seguimiento a Jorge Ramos, periodista mexicano, analiza su posición crítica frente la Iglesia por su conducta cómplice ante los pederastas e incluso cuestionó al “Papa Francisco” que desde el Vaticano ha tomado partido por los victimarios y no por las víctimas, por decidir hacer santo a Juan Pablo II quien defendió abiertamente a Marcial Maciel, sacerdote pederasta, mexicano; cuando un líder como él debía hablar de los desaparecidos, de los escándalos políticos y de los múltiples abusos, ¿por qué tanto silencio frente a temas transcendentales?. Para Jorge Ramos la televisión se está muriendo, las nuevas audiencias estan migrando hacia las redes sociales a una velocidad inusitada; cada vez hay que interesarse más en las redes sociales, pero hay que estar convencido que lo que va a perdurar son los libros, que permiten pensar como único medio, que te permite tomarle el tiempo y al final del trabajo periodístico, lo que queda son los libros.
En el ejercicio del periodismo existe la necesidad de reinventarse, de crear cosas nuevas y hay que actuar sin miedo, al preguntar en la coyuntura a los candidatos presidenciales, a cada uno de ellos, los más visibles: ¿Por qué cuestionan el populismo de izquierda y agencian el populismo de derecha?; ¿Por qué les tienen miedo a los debates públicos?; ¿Por qué posan de demócratas e invocan a Hitler?; ¿Por qué hablan de independencia política y su jefe es un expresidente, senador?; ¿Por qué tanta tibieza ante el establecimiento? No obstante, los otros candidatos en sus coaliciones plantean la política de no agresión, no con el propósito de salvaguardar los intereses de la Nación y la ciudadanía, sino más bien por los relativos señalamientos que se hacen a diario en los cargos que han ostentado y sus propuestas disfrazadas, donde el periodismo sin miedo los señala qué hay “detrás de la máscara”.
Por ello, es importante estas lecciones o reflexiones periodísticas que plantean que al hacer una entrevista hay que tener una preparación básica para generar la búsqueda de datos, hechos y plantear elementos fundantes que, tal vez, el entrevistado “no recuerda”, haciendo preguntas directas, hablando con los gestos y la personalidad suficiente con ética, que en ningún momento se dude que el entrevistador también disimula tras una máscara, como suele ocurrir diariamente en los medios nacionales y locales, donde la pregunta es sesgada y viciada, dado que su contenido es correlativo con los intereses del medio y proclive a los intereses del establecimiento, configurándose la “mediocracia”.
Jorge Ramos considera que el reportero debe mantener un equilibrio desde el mismo momento en que se decide cubrir un tema, se está haciendo una elección. Hay que diferenciar la forma de entrevistar a un victimario de una víctima; el público debe saber dónde se está parado con absoluta transparencia, como también tener claro el enfoque cuando se da una noticia o escribe un editorial o un artículo. Decía desde el comienzo que el género periodístico es complejo, dado que el periodista comprometido deja de informar y se convierte en activista; el punto está en no ser partidista, ese es el gran limite; de ahí que se deben enfrentar los temas con independencia y si no se hacen, es hacer parte de una ideología y entonces se deja de ser periodista.
Repensar si se es militante de una organización política y, por ende, se defiende una ideología o si se es periodista como imperativo y mantiene independencia al informar y actuar conforme a la verdad, a la razón y se cuestionan las posverdades que nutren a las empresas periodísticas como antídoto al insumo del clientelismo y la politiquería como patologías. Es hora de seguir fortaleciendo las organizaciones que agrupan a los periodistas y rescatar su papel de agentes y mediadores de verdades y razones sin contemplaciones y denunciar a los partidos políticos, organizaciones sindicales, fundaciones, movimientos sociales, entidades gubernamentales, corporaciones públicas nacional y local donde se agencien prácticas de corrupción. La respuesta es coraje y verdad.
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