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EL KARMA DE UNA COLUMNA

                                   EL KARMA DE UNA COLUMNA




Por Hugo Castillo Mesino


Hace más de 13 años conversé con el amigo periodista y escritor Luis Roncallo quien trabajo para el “Diario La Libertad” y le comenté que había escrito un artículo denominado “Ágora Utópica” e incluso anote que ocasionalmente escribí para un medio local notas periodísticas, cuentos, ensayos y me cerraron la posibilidad de continuar por el hecho de sugerirle al comité de redacción del suplemento literario que revisaran algunos “columnistas” que plagiaban en contravía de los intereses lectores y la imagen del medio; es la practica reiterada e inmersa en el mundo académico y burocrático que hace carrera y luego los nombran como gobernantes.

Han transcurridos días y horas plasmando letras infinitas, inicialmente en mi columna de opinión, “Ágora Utópica” hoy “Ágora Razón” más de trescientos ochenta y cuatro mil caracteres condensados en 480 artículos con apoyo fundante de autores y teóricos y otros puntos de vistas, donde ojos lectores atraviesan neuronas explorando saberes, razones y verdades; parafraseando a Jorge Luis Borges “Uno escribe lo que puede y no lo que quiere”

Hoy escribir en cualquier espacio y momento es un dia de fiesta, donde baila y corre la imaginación, se observan mundos visibles e invisibles, los gobiernos caen y los poderes siguen, la pandemia psíquica cambia el discurso político, pero la corrupción permea, surgen nuevos liderazgos y se desdoblan por la cultura de las elites, el pueblo es vanguardia de cambio y el cambio no los asombra, las promesas se difuminan al contagio de los clanes; como dice el nobel Gabriel García Márquez “Lo que quiero contar, lo hago escrito, solito en mi cuarto, y con mucho trabajo...Vencer el problema de la escritura es tan emocionante…; es como un parto”.

Leer a Mario Mendoza en su libro “Leer es resistir” es atreverse a aventurar en lo desconocido y hacer ruptura con la lectoescritura postrada, sin compromiso y encargo social como muchos academicistas sentados en aulas y congresistas nuestros en las poltronas reclinables del congreso y en otros estamentos exprimiendo, como bien lo plasma Mendoza en “La Ciudad de los Umbrales” Bogota, y porque NO Barranquilla, donde se pueden construir realidades y soluciones partiendo del cómo entender la biblioteca o la lectura con un movimiento emancipatorio, de resistencia pacífica y desobediencia civil con la gente; de muchos que esperan que su vida cambie cada dos o cuatro años y no cambia por la demagogia y la corrupción de siempre; a diferencia de la coherencia de María Zambrano escritora y filosofa al expresar: “Escribir es defender la sociedad en la que vivo”.

Leer a Ernest Hemingway y retomar su obra “El viejo y el mar” es arriesgar la vida, aunque las pirañas humanas devoren las fuerzas por alcanzar tus objetivos; validar la connotación de la frase de Hemingway al “Escribir no va sobre hacer dinero, hacerse famoso, conseguir citas, conseguir una ocupación o hacer amigos…”, sumando a ello al nobel José Saramago, dice: “Yo no escribo para agradar ni tampoco para desagradar escribo para desasosegar”; alegría siento al escribir semanalmente una columna de opinión, como “Ágora Razón” como lo expresa Rosa Montero Gayo, escritora española en su artículo, el “Karma” e infiero que escribe “Pero luego la realidad se empeña en seguir siendo igual”; aún sigue escribiendo y deleitándome en la exquisitez de sus obras. 

El festejo esbozado de mi columna “Ágora Razón” publicada por décadas no es más que lo que dice la escritora británica Virginia Wolf:  es estar “En paz con uno mismo” solo consigo esa paz lectora  cuando escribo sobre las tormentas sociales que no se aplacan, cuando los gobernantes desgobiernan, los políticos se disfrazan de filántropos embrujados de presupuestos y ríen a puntas de brigadas sociales a costas del mismo erario, cuando cuestiono y propongo las desviaciones del gobierno y el juego del poder de las elites que aculturizan la dinámica política; razón le sobra al nobel Mario Vargas Llosa al decir: “Escribir, al igual que leer, es protestar contra las insuficiencias de la vida”; escribir es y sera un acto de rebeldía ante los sistemas de gobiernos oprobiosos y los verdugos de la libertad, se trata de crear otra realidad no de embadurnarla.

Al leer los Cuentos Memorables según Jorge Luis Borges entre ellos “Donde su fuego nunca se apaga” del escritor May Sinclair”  donde el amor perdura después de la muerte; escribir es seguir viviendo lo decible y lo indecible y crear mundos inimaginables; como degustar de otro cuento memorable “El relato más hermoso del mundo”  de Rudyard Kipling; es escribir la arquitectura  del relato, sin tener papiro y una pluma silvestre donde plasmar signos o letras, como si transitaremos por la obra de Irene Vallejo en el “Infinito en un Junco” y en la terrenalidad del “Karma de una Columna” para empezar y nunca terminar con otra dosis para continuar de Julio Cortázar: “Escribir es una manera de entender el mundo y también, cómo no, una forma de evasión…” 

   

PUBLICADO EN EL DIARIO LA LIBERTAD DE BARRANQUILLA

MARTES 16 DE AGOSTO DE 2022


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