ENTRAMADO IDEOPOLÍTICO EN COLOMBIA
La lectura a la obra de Thomas Piketty titulada “Capital e Ideología” es un compromiso con las ciencias de la complejidad que van más allá de la concepción de las ciencias sociales y políticas al analizar las diferentes etapas históricas por donde ha transitado la humanidad. Con ello no pretendo hacer revisionismo bibliográfico que contraargumente las posiciones que asumen historiadores y personalidades destacadas en otros campos del conocimiento. Thomas Piketty en la introducción de su obra aborda el interrogante: ¿Qué es una ideología? Seguidamente define: “Una ideología es un intento más o menos coherente de aportar respuestas a un conjunto de cuestiones extremadamente extensas acerca de la organización deseada o ideal de la sociedad”; por tanto, no existe una ideología que dé respuesta unánime a los conflictos y a los desacuerdos inherentes a una ideología como tal, eso no significa que las experiencia históricas alimentadas por las sociedades puedan ser un referente, además de la opinión que los individuos tengan sobre ella.
Para analizar la ideología hay que ubicarse en el régimen político y en la historia que contribuya a interpretar la comunidad y su territorio, las formas o mecanismos al tomar las decisiones dentro del contexto, los derechos políticos de los miembros que la conforman; es ahí donde converge la participación política de los ciudadanos, los extranjeros, los presidentes y las otras formas orgánicas de poder que se han instaurado a lo largo y ancho de la historia. En ese marco de la ideología, de la que se habla mucho con meridiana claridad, máxime en los asuntos políticos, económicos y sociales del país, es importante trascenderla a la comprensión de la propiedad privada y pública, financiera, sobre el suelo y el subsuelo, propiedad intelectual e inmaterial, la regulación entre los propietarios y arrendatarios, entre terratenientes y campesinos, entre los accionistas y los asalariados. En el trasfondo, estos elementos nos servirían de referentes conceptuales para asimilar el concepto de ideología y el cómo se inmersa en el gobierno próximo a regentar la gobernanza y prosperar ante los intríngulis que surjan en las acciones de gobierno.
Thomas Piketty plantea que la desigualdad no es solo económica y tecnológica, es política e ideológica. Dado que es posible estar de acuerdo con el régimen político y en desacuerdo con un régimen de propiedad en concreto o en sobre determinados aspectos fiscales o educativos. Más bien, el conflicto ideológico es multidimensional. Al afirmar que la desigualdad social es económica y política, parte del mercado y la competencia, los beneficios y los salarios, el capital y la deuda, los trabajadores cualificados y no cualificados, los nacionales y los extranjeros, los paraísos fiscales y la competitividad. Estas variables son producto de construcciones sociales históricas que dependen del sistema legal, fiscal, educativo y político que se decide establecer; para ello es importante que las realizaciones de gobiernos a futuras deben ser equilibrados por ser poderes contrapoderes, que no son materiales, son sobre todo intelectuales e ideológicos que a su vez son los que permiten hacer reformas estructurales o establecer los cambios posibles, verbigracia en el gobierno del presidente Gustavo Petro Urrego.
Las ciencias sociales nos han permitido orientar como aprendizaje colectivo como se dieron las rupturas políticas y como han surgido nuevos sistemas de gobierno; debemos asimilar que la gestión presidencial próxima transita por una trayectoria política e ideológica nacional que podía definirse como un proceso de gestión teórica y práctica; además, como un aprendizaje colectivo externo e interno que permita fortalecer las políticas públicas que garanticen valor agregado social, asimilando que toda sociedad aprehende de las ideas y opiniones distintas, de las experiencias de otros gobiernos y de la sabiduría ciudadana.
En uno de los segmentos de la obra de Thomas Piketty, a manera de conclusión, retoma a Friedrich Engels y Karl Marx en el Manifiesto del Partido Comunista: “La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días es la historia de la lucha de clases”; no obstante, considera que es pertinente, pero la reformula en razón de su investigación en “Capital e ideología” como: “La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestro días es la historia de la lucha de la ideología y de la búsqueda de la justicia”; las ideas y las ideologías son determinantes en la historia, la posición social es importante, pero no basta para forjar una teoría de la sociedad, de la propiedad, de la frontera, de la fiscalidad, de la educación, de los salarios, de los partidos, de las guerras, de las etnias, de la democracia, entre otras. Las luchas sociales no conducen a un resultado político definido, algunas veces en el poder pueden conducir a construcciones políticas e ideológicas más opresivas que las que dejan atrás. La lucha de las ideologías y la búsqueda de la justicia pasa por la manifestación de posiciones claramente definidas y de antagonismos políticos.
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