ANALFABETISMO LECTOR
Quienes hemos asumido la misión libertaria de leer centenares de libros y convertirnos en bibliófilos; nos hace recordar a Humberto Eco que en su biblioteca tenía más de 50.000 libros, alguien le pregunto, qué si los había leído y respondió “es como cuando tienes un botiquín en casa y sucede algo, acudes a él, eso pasa con los libros que pertenecen a la misma categoría de la cuchara, el martillo, la rueda o las tijeras, una vez inventado todo se puede hacer”.
El Infinito de un Junco de Irene Vallejo, en su prólogo explica los motivos que tuvo para su creación, señalando aspectos importantes para la lectura y la escritura. Infiero que su obra es apoteósica, sustentada en más de un centenar y medio de autores, donde navega desde la antigüedad hasta nuestros días; solo con el propósito de justificar la trascendencia de escribir y leer la historia sobre juncos, papiros, rollos y libros escritos por amanuenses, buscados en la antigua Grecia y el mundo de la época, donde los hombres a caballos recorrían caminos, mientras los campesinos desconfiados por sus tierras, los miraban como soldados mercenarios y traficantes de esclavos.
Los campesinos estaban equivocados, eran jinetes que cabalgaban sin fijarse en los aldeanos, mientras recorrían montañas, valles, desfiladeros, ríos, islas, adelantando la tarea de la extraña misión de los reyes, en busca de presa muy especial, presas silenciosas, astutas que no dejan rastros, huellas, no eran más qué rollos de papiros o libros para engrosar la “Biblioteca de Alejandría” Si estos inquietantes jinetes emisarios llegaron a sentarse en una cantina o taberna a beber, comer o hablar, podrían contar grandes historias de sus viajes, eran tierras azotadas por la peste, comarcas extinguidas por incendios, dónde se contemplaban las cenizas caliente de la destrucción y la brutalidad de rebeldes mercenarios de la guerra.
A los jinetes les tocaba días enteros bajo la furia del sol y de las tormentas, beber agua repugnante causando diarrea monstruosa, siempre que llovía los carros y las mulas se atascaban en el luchar, hasta quedar de rodillas en el barro, la noche los sorprendía, lejos de código alguno, solo su capa le protegía de los escorpiones, conocieron el tormento enloquecedor de los piojos y el miedo constante a los bandoleros, que infectaban los caminos muchas veces, o arrasar cosechas para hacerse a un libro codiciado según la orden diciéndose del esplendor del país; era más importante que los pequeños escrúpulos, la estafa formaba parte del repertorio de cosas que estaban dispuestas hacer para conseguirlo. Este era el precio por la lectura y la escritura, aunque los reyes lo hacían para demostrar poder y por su condición de cleptómanos, les permitía medirse ante los otros pueblos.
La incentivación por la lectura y la escritura debe reflejarse en las viviendas actuales, con diseños de bibliotecas en la cocina, en la sala y en el baño, acompañadas de libros fácil de tomar y leer como estrategia para adquirir hábitos de lectura, sumados a los momentos compartidos en lo personal y familiar. Creemos que los ordenadores y la computadora lo tienen todo; por ello dejamos los libros de lado, condensados en la tecnología. Se olvida que son escritos por hombres de carne y hueso con sentimientos y aventuras libertarias, quienes juegan con sus páginas e imaginan los momentos vividos y por vivir en su producción. Alejandría en las estanterías de la biblioteca contenía las obras de poetas y escritores en prosa, de su reino, de oradores y filósofos, de médico y adivino, de historiadores y todos los demás, ha sido la puerta de entrada a esta historia, según Irene.
Niños y niñas a la edad de 10 años han leído más de 40 libros y asevero que empiezan a construir mundos y encauzar su perfil; a diferencia de algunos docentes que leen por encargo o por demanda universitaria y tienen el colmo al justificar “Esos jóvenes están así, porque no leen”. Hay que ahondar un proceso investigativo. ¿Cuáles son las bibliotecas públicas en el país, nivel de calidad, capacidad e interpretativa y pensamiento crítico de ediles, concejales, diputados, congresistas, alcaldes y gobernadores?, ¿Cuál es su producción o si alguna vez han hecho un poema, que es complejo? o por el contrario ¿Son expertos en presupuesto no participativo, unidades de apoyo o legislativa?; a todo ello no escapan algunos ministros burócratas, jueces, fiscales, amantes de la impunidad.
Al final Irene en su obra, dice: “Sospecho que al buscar el rastro de todos los libros como si fueran piezas de un tesoro, estaban poniendo sin saberlo, los cimientos de nuestro mundo”
*Comunicador Social y Periodista.
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