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¡DEJAR EL MUNDO ATRÀS!

¡DEJAR EL MUNDO ATRÁS!




Por Hugo Castillo Mesino

Dejar el mundo atrás no es fácil cuando estas en la ciudad viviendo recuerdos del pueblo que te vio nacer, conjugando tiempos y añoranzas del carnaval añejo de sabores y olores ante el desdibujado carnaval de hoy e inmerso por primera vez y jamás repetido en 1971 en Arroyo de Piedra, cuando nos honró la soberana reina del carnaval de Barranquilla, Clarissa Lafaurie con el “poeta de los negros” Francisco “pacho” Bolaño, de voz instrumental y ritmo de tambor, desfilaron por calles pedregosas con el coro de “ese pie” haciendo bailar a vivos y muertos, mientras los pregoneros gritaban “Viva Clarissa Lafaurie” alguien entusiasmado repetía “Viva Clarissa Lafonie” no causó asombro, eran tiempos de carnaval.

Era un mundo mágico el que vivió  mi pueblo, construido de sana convivencia de docentes, promotores culturales y pedranos quienes abrazaron las festividades carnestolenticas con reinado a bordo, donde las aspirantes a la corona mostraban simpatía, movilidad, ritmo de caderas y atributos que cautivaban a coterráneos y extraños; el palacio real estaba soportado por un templete y su coreografía era un arco en palma de vino y guirnaldas que entonaban ojos, oídos y  ambiente de música, ron y Maizena . Custodiado por gendámenes con escopetas garantizando seguridad a la reina Natividad Castillo Angulo, asediada por el “disfraz de los indios” quienes pretendían raptarla, de la cual fui su edecán.

Recordar es revivir, “quien lo vive, es quien lo goza”, viajamos en “Comitiva” a la arenosa, cargado de alegría con Natividad para participar en un programa de “La universidad de la Radio” la Voz de la Patria, dirigido por el inmemorable Félix chucuto C, dándonos a conocer, marcando huellas en el carnaval de mi pueblo y en el Atlántico; al llegar la tarde nos esperaban en el salón de carnaval, de José del Carmen Sarmiento, quien por su disfraz lo bautizaron cariñosamente “ El cura corroncho” se escapó de ser excomulgado, donde estaba el trono real y concurría la gente del pueblo.

Los disfraces han marcado iconos culturales reflejándose individual y colectivamente en los ámbitos de carnaval y como si fuera ayer, no escapaban sátiras representadas en tragicomedias como la Acción Comunal de mi pueblo, donde los directivos y aspirantes discutían sin ponerse de acuerdo, como en el Congreso, ese era el espacio apropiado para decirles a los directivos, lo que no le decían en reuniones comunales; entre calles y carreras, las sátiras eran agenciadas por jóvenes que hacían reír, demostrando pensamiento crítico y capacidad actoral. 

Los disfraces individuales con nombre propio, eran otro asunto “El cura corroncho” con auge popular, su mensaje era la solución de problemas espirituales, calumnia, infidelidad y mal de amor; el disfraz de “La yegüita” se personificó tanto que quien lo representaba dejaron de llamarlo por su nombre, quedando bautizado como tal; otro paisano tomó un pavito y lo llevo a la tienda, diciendo que si le compraban el pavito y le ocurrió lo mismo; igual le paso a quien sacaba el disfraz de indio, no basto ser de color moreno oscuro y ojos verdes; el disfraz de negro, se pintaban con carbón de leña y barro, con grandes problemas de piel después de carnaval; los  que se disfrazaban de mujer, de novia, viuda con muñeca encima, sufrían después de carnaval, decían las malas lenguas ¡que aprovechaban los carnavales! 

En los salones de carnaval se marcaba al tiempo de bailar, la estratificación, observándose en muchas estudiantes que se apartaban dentro del salón de las jóvenes importadas del corregimiento De la Peña, Isabel López, municipio de Luruaco y algunas del pueblo a quienes por cada pieza musical se le entregaba un tiquete, era cobrado al día siguiente; mientras  jóvenes molestos por el cobrador de la mochila preferían pagar la cuota para tener contenta a quienes no hacían parte del negocio de la bailada.

Eran cinco días de carnavales, desde el sábado hasta el miércoles de ceniza, el que aguantó, aguantó. El último día de carnaval, los pedranos que recolectaban algodón en Valledupar se presentaban al pueblo, a este momento carnestolentico se le llamó (Repela o recolección del residuo de la mota de algodón) en el cual se pagaba una cuota módica por la bailada y el cambio del tique se reducía.

Los momentos suelen tener anécdotas y la visita de la reina del carnaval al tiempo de brindarle un suculento sancocho fue salpicada por las sopas calientes ante la imprudencia de un paisano desprevenido. Quien ostentaba la más alta condición económica en el pueblo al momento que Clarissa salió a bailar por supuesto en el salón, este se lanzó y bailó con la soberana, diciendo “para que lo haga otro”.

*Comunicador Social y Periodista.


PUBLICADO EN EL DIARIO LA LIBERTAD DE BARRANQUILLA

LUNES 5 DE FEBRERO DE 2024
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