TODOS ESTAMOS A LA ESPERA
El día 28 de julio amaneció temprano, día mundial de la conservación de la naturaleza. El sol ilumina los puntos cardinales de una nación que al son del canto de los pájaros y los vientos huracanados y suaves se hacen sentir en ríos mares y océanos; asi lo perciben los pescadores con sus atarrayas que no quieren perderse de la subasta jurídica, académicos y políticos, se agotan los códigos penales, plataformas digitales saturadas, titulares mediáticos con balanza reaccionaria, rezanderos y pitonisas hasta la saciedad, pregonando que es una injusticia privar de la libertad al hombre más justo de la historia. Mientras en la plaza de Bolívar con botas simbólicas de «falsos positivos» dicen lo contrario y anuncian que el juicio final, perdón el final del juicio, debe ser lo más objetivo.
La historia del país se fragmenta y marca un acontecimiento para alquilar balcones desde el complejo judicial de «Paloquemao» en rotativa con los medios nacionales e internacionales. Este suceso es para algunos escalofriante y para otros tranquilizantes por las características del personaje de marras, donde incluso las casas de apuestas juegan al «Si o No» por decenas de funcionarios y exfuncionarios en romería a la «Parroquia Santa Bárbara en Bogotá» frecuentada por el “corazón grande” de gafas oscura, donde esconde «culpable o inocente». En recinto cerrado más de sesenta juristas especializados en espectacularidad mediática concluyen: no hay pruebas contundentes para declarar culpable al «hombre del poncho», opiniones contrarias manifiestan que es otro «Falso positivo».
Hoy es el día señalado donde las miradas de la ciudadanía y en especial de las victimas serán fundantes para los historiadores, sociólogos, politólogos, juristas, quienes tendrán que reconceptualizar e independiente de la condena o absolución del “corazón grande”. Nadie podrá tapar el sol con las manos, bastantes aguas jurídicas han atormentado al país en este juicio, que es la apertura para avanzar en otros, que son necesarios para la higiene moral, jurídica, política y se constituirán en enseñanza para la academia y jurisconsultos.
En el trajinar de las audiencias salieron a flotes el lodo y la pestilencia de quienes se llaman padre de la patria en Cadena con las mafias, paraquitos y corrupción galopante. Por ello en «Todo estamos a la espera» en concordancia con Cepeda Samudio, aunque su cuento lo intituló «Todos estábamos a la espera». Este día marcado por centenares «horas del juicio», es un día reivindicativo, pase lo que pase; dado que el país desayunó, almorzó y cenó ante nuevas verdades, que muchos medios ocultan, despersonificó a revestidos de mentiras y trapisondas, falsos positivos, masacres por decenas, compra de testigos, artífice de Convivir, Orión, Guacharacas, Mapiripán y la corrupción aliada.
El dolor perdura para las madres de las víctimas de los llamados «falsos positivos». El hombre de corazón grande» ha sido esquivo para las madres de Soacha, “quienes fueron las que destaparon la olla podrida que tenían las Fuerzas Militares en Ocaña y muchos rincones de nuestro país” se burló de ellas, las víctimas de Colombia. Dijeron «cuando esté allá arriba no se va a poder burlar de nadie». Todos estamos a la espera y en esa espera las madres de Soacha claman justicia; no es cierto que el juicio dentro de sus presuntos delitos contemple «los falsos positivos» pero toda Colombia tiene los ojos puestos en los responsables de estos execrables delitos.
El hombre «del poncho» en su historial del juicio salió por lana y termino trasquilaò; dado que la Corte contra todo vaticinio en su conclusión determinó que el acusado fuera el nuevo acusador. No obstante, acudió a probos del derecho que durante el juicio no orientaron con decoro las versiones de los testigos cayendo en declaraciones sin fondos o insustanciales que desdicen su veracidad y sirvieron a los abogados de las victimas como insumos para confrontar a la defensa; como si los testigos fueran contratados para declarar o hicieran parte de una empresa criminal.
Es preocupante por enésima vez que la «Revista Semana» haga una descripción de la «Jueza» revelando información íntima y poniendo en riesgo su vida.
Comunicador Social y Periodista (*)
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