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NOBELES EN MEDIO DE LA PAZ

NOBELES EN MEDIO DE LA PAZ


          
      
Por Hugo Castillo Mesino


La tarde caía en la ciudad mientras los asistentes apostados en la Uniautónoma esperaban a las Premios Nobel de Paz, la estadounidense Yody Wiliams (1.997) y a la guatemalteca Rigoberta Menchú (1992). El solo hecho de  pensar que por primera vez en la capital del caribe dos Nobel engalanaban la academia, por su formación, vida, experiencia, surtidas de información, conocimiento y sabiduría de lo que significa y trasciende en los Procesos de Paz en países del orbe, nos abrieron las neuronas al sentir y plantearnos con amor y vehemencia sus reflexiones, aportes y compromiso, lo que nos permitió estar cerca de ellas con sentimiento de patria y escuchar disertaciones con la metodología de coloquio sobre la “Paz estable y duradera” en otros países y fundamentalmente en el nuestro. La acepción sobre la Paz se constituye a lo largo y ancho del país como una expresión viral que emana de los labios y de los gestos de los colombianos y se acompaña con un silencio como la retórica de su validez y aceptación por los que amamos la vida; ante esas circunstancias y otras, es trascendental conocer lo que expresan Rigoberta Menchú y Yody Wiliams como autoridades universales  en los Procesos de Paz.
Frente al tema de la justicia en un Proceso de paz con el que estamos viviendo en Colombia, Rigoberta Menchú concibe que la Justicia Social representa un anhelo de igualdad, de vivir bien,  de tener opciones, una familia tranquila; mientras que la justicia penal depende de una fehaciente investigación profunda para establecer la verdad dentro del sistema legal. Para Yody Williams la justicia apunta a que también los políticos y empresarios que están incursos en delitos de guerra y que han acumulado mucho dinero con ella tienen que ir a la cárcel, dado que siempre se le quiere echar la culpa solamente a la insurgencia.
Sobre el papel de las Fuerzas Militares en el postconflicto, Yody Williams parte por reconocer que las negociaciones se dieron porque ninguno de los dos lados del conflicto armado pudo ganar; que hay compromisos de ambos acordados en los cuatro años de negociaciones y que se trata de aceptar eso o volver otra vez a la guerra. Por su parte Rigoberta Menchú expresó que después de una guerra no se vale hacer justicia por las manos, no se vale criminalizar la paz ni criminalizar a las víctimas, sino que debe ser un proceso institucional como se hizo en Guatemala que requirió de la depuración de las Fuerzas Armadas.
Ante la convocatoria al Plebiscito para refrendar los Acuerdos, Rigoberta Menchú expresó que éste es una factura que hasta ahora había estado en las manos de las dos partes y ahora la factura pasa a una tercera parte, es decir a la participación ciudadana con sus votos el 2 de Octubre, donde no serán los tecnicismos jurídicos del Acuerdo sino la conciencia y la voluntad del pueblo los que decidan; si no se refrenda, si no son apoyado esos Acuerdos por la población, se reanuda todo menos el diálogo y menos las negociaciones de paz. La insurgencia no se va a anclar esperando que otros mandatarios establezcan nuevos parámetros para un Acuerdo. De ganar el No en el Plebiscito, las Nobel fueron radicales en señalar que estando en Colombia ellas también serían victimas del resurgir de la guerra.
Sobre el interrogante planteado de que si al aprobarse los Acuerdos habría que hacer una nueva Constitución, Yody Williams manifestó que aquí nadie está pensando en anular la Constitución, dado que los diálogos sostenidos en Cuba no contemplan ese tópico. De ser así sería un galimatías. Por eso, a la opinión expresada por un sector de que la firma de los Acuerdos deslegitima a la institucionalidad, Rigoberta Menchú responde que es todo lo contrario, de lo que se trata es de aprovechar las potencialidades del país en su desarrollo económico, por lo cual sería caro para Colombia y América Latina el fracaso del Proceso de Paz; es una oportunidad de viabilizar la dignificación de las víctimas, no es momento de victimizar la paz sino de luchar en paz por nuestros hijos y por la Nación.
Como reflexión final del Conversatorio, Yody Williams concluyó que la paz está por encima de las diferencias u opiniones de las personas, razón más que suficiente para plantear que la paz de las naciones requiere de una gran dosis de tolerancia, de amor por la gente y de un compromiso por el cambio. En este sentido, Rigoberta Menchú manifestó que sus decisiones en torno a la paz son producto del intercambio y de la consulta con sus amigos y de sus andanzas en el mundo donde se busca la reconciliación.
Al inicio y al final de este escrito afloraron en mi mente olas oxigenadas de mesura y aires de vientos de paz al informarme por los medios y al observar las sonrisas de una gran masa de ciudadanos que festejaban las vacaciones indefinidas concedidas al Próculo.


PUBLICADO EN EL DIARIO LA LIBERTAD DE BARRANQUILLA


DOMINGO 11 DE  SEPTIEMBRE 2016
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