Los partidos políticos en todos los sistemas de gobierno se constituyen en elementos fundamentales de la participación ciudadana y de las transformaciones sociales. Esta verdad sustentada en razón la comparto al leer y retomar a Juan Vásquez Yebra y Diana Vásquez Rolland en su obra “La desafección social hacia los partidos políticos”, al expresar que los partidos han tenido su reconocimiento histórico, han pasado a través del tiempo de una adhesión o una marcada indiferencia a un rechazo creciente por la ciudadanía. Debemos reflexionar con interrogantes que nos permitirán dilucidar sobre esta encrucijada: ¿A qué obedece la exigua participación de los ciudadanos en los partidos políticos?; ¿Por qué los jóvenes, como expresión mayoritaria donde surgen múltiples inquietudes, se afilian a otras organizaciones al observar con desconfianza a los partidos?; ¿Cuáles serían las razones que influyen en los ciudadanos a afiliarse y desafiliarse de los partidos?; ¿Por qué los partidos no se pronuncian sobre el abandono de sus militantes?; ¿Si la tecnología es imperante por qué no se hace uso de ella para la información y la comunicación y dar a conocer su ideario político, actividades administrativas, ejercicio legislativo y cuando esto se hace es a título personal?; ¿Por qué la ciudadanía, sus simpatizantes e inclusive los militantes no conocen sus estatutos y reglamentos?; ¿Por qué no se fomenta la cualificación de sus militantes?; ¿ Por qué los partidos le dan avales a aspirantes a corporaciones públicas y éstos cuando son electos actúan a modus propio?; ¿Les preocupa a los partidos que algunos aspirantes a corporaciones públicas sean respaldados por firmas y el reembolso obtenido de sus votos sean para los candidatos excluyendo a las organizaciones que los apoyó?; ¿Por qué los partidos no denuncian estos comportamientos avivados?; ¿ Por qué la mayor dinámica de los partidos se manifiesta en las coyunturas electorales?; ¿Por qué los partidos no tienen centros de documentación e investigación?; ¿Por qué los partidos políticos se mantienen partidos externa e internamente?
Son innumerables las formulaciones tanto para los partidos de izquierda como los de derecha. Lo que permite inferir es que la supremacía y las pretensiones de algunos dirigentes y candidatos están por encima de la filosofía de los partidos, de sus militantes y de la ciudadanía, de tal manera que son las individualidades las que predominan ante la colectividad, al parecer desdibujados, solo existen los emblemas y el eslogan y éstos están a disposición de entuertos y negociados de determinadas personas o candidatos cuando lo que debe estar en primer orden son los programas sociales que reivindican a la ciudadanía . Sabemos que, si no ahondamos y nos aproximamos a darle respuestas a sendos interrogantes, la crisis de los partidos conducirá a la militancia, a sus simpatizantes, a un progresivo engaño al no poder comprender que “hacen parte” de esa organización amoral. Con este presupuesto factico la crisis de los partidos políticos queda rezagada ante la ciencia política y la sociología como orientadoras del cómo gobernar y para qué gobernar en los contextos sociales; negándole la posibilidad de promoción a nuevos dirigentes, tal vez orquestado y truncado conscientemente por la dirigencia que se mantiene enquistada en su relativo poder, el cual sigue utilizando en las coyunturas, en los congresos y conveniencias electorales con su cinismo y oportunismo. ¿Si esto sucede con la militancia y simpatizantes, como evaluar a los electores, otro desafecto social?
Cada día se vive el desafecto de la ciudadanía con los partidos políticos, al no encontrar en ellos compromiso y lucha por mejorar las condiciones del país, garantizar la libertad de expresión y asociación, defender los sectores marginales, establecer la igualdad entre hombres y mujeres, universalizar el derecho a la educación, impulsar la búsqueda de la paz como bienestar social, defender los derechos civiles y políticos de los ciudadanos, salud para todos, incremento laboral, defender la tierra como función social, la ecología humana, etc. La opacidad de los partidos se refleja cuando la ciudadanía reclama que los sueldos astronómicos que devengan sus representantes en el Congreso de la República sean reducidos hasta en un sesenta por ciento y que hagan parte del sistema general de salud como cualquier ciudadano, sin pompas; dado que su compromiso al ser electo es con la sociedad y no con su empresa familiar. A esto se suma la recompensa económica que obtienen los cargos ejecutivos y legislativos representados en retribuciones como altas pensiones, información privilegiada para obtener beneficios económicos en favor de terceros, puestos de trabajo a familiares y amigos, concesiones administrativas, participación accionaria en empresas privadas, realización de negocios con la obtención de comisiones. Estas recompensas económicas están disfrazadas de “legalidad”, pero, a su vez, encierran un carácter delictivo auspiciado en algunos casos por el entramado de la justicia que también delinque.
Tenemos que desterrar la subordinación personal del militante y simpatizante quien imita y sigue a su líder político, llegando a tomar actitudes compulsivas de defensa a ultranza de su líder por factores emocionales, donde hay temor por pensar y actuar por sí mismo.
PUBLICADO EN EL DIARIO LA LIBERTAD DE BARRANQUILLA
DOMINGO 13 DE NOVIEMBRE 2016
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