COMO SOBREVIVIR ENTRE PIRAÑAS
Por Hugo Castillo Mesino
Al leer algunas de las obras de Ernest Hemingway, la más apetecida por exclusividad es la de “El viejo y el mar”, donde la constancia vence y los peces pequeños se comen a los más grandes; infiero, ¿será que fueron las pirañas las que acabaron con la esperanza del viejo de corazón incansable?, donde el tiempo no turbó sus sueños, sus metas, a pesar de las adversidades. Está enseñanza metafórica llena de aventuras no escapa a las aventuras de nuestras ideas y propuestas en espacios de vida preclaros que reivindicamos cuando no nos cansamos en afirmar que para ejercer los liderazgos debemos manejar y asimilar transversalmente tres elementos: organización con movilidad social, ideas y propuestas constructoras de cambios progresivos y moralidad colectiva. Si es que pretendemos que las organizaciones de naturaleza política, social y cultural consoliden su dinámica y desarrollo, es válido emular a José Martí: “La mejor forma de decir es hacer”.
Según psicoanalistas y politólogos, “sobrevivir entre pirañas” es observar la sociedad en forma de río en constante cambio; en el cual las pirañas humanas son las que frenan, perturban, obstaculizan la Unidad o coaliciones políticas, aplicable esto a la coyuntura actual con motivo de las elecciones presidenciales en Colombia. Hemos sobrevivido a más de cincuenta años de guerras, desplazamientos, torturas, destierros, aniquilamiento y aquí estamos sembrando esperanza y demostrando que somos superiores a las circunstancias. Vivimos convencidos que la lucha contra la corrupción es una constante y nuestros voceros en el Congreso y en otras instancias gubernamentales se han sostenido y han contribuido a sembrar conciencia en la ciudadanía a través de sus denuncias y de sus ejercicios políticos. También hemos sobrevivido manteniendo nuestros partidos progresistas o democráticos en la brega, a pesar del desconocimiento de los gobiernos por la falta de garantías en los procesos políticos electorales y en otras instancias donde las minorías deben tener presencia. Si pretendemos avanzar tenemos que estudiar, luchar y hacer propuestas sobre las condiciones, demandas y necesidades de los colombianos; la ciudadanía espera mucho de nuestra condición alternativa.
Estas pirañas que se hacen llamar demócratas le hacen el favor a las derechas y a la ultraderecha que se ha dado a la tarea de arremeter a través de los medios y las redes sociales con artículos, trinos y comentarios descalificando los vientos de unidad y las coaliciones, tal como lo señala el colega Fernando Dorado: “Los de la derecha acusan a Fajardo y a Claudia de haberse metido al Polo, y otros más agresivos dicen que se entregaron a las FARC” … “Los de la izquierda tratan a Robledo de traidor, de aliarse con la derecha neoliberal y lo tratan hasta de paramilitar” y termina: “Pero la verdad es que hasta ahora esa Coalición Ciudadana por Colombia es lo realmente nuevo en nuestro país. Volvieron trizas la tradición polarizante y avanzan por caminos nuevos”.
Nos corresponde seguir aunando esfuerzos para que esa coalición se fortalezca, se amplié y apunte a converger en lo programático y organizativo; alimentado desde la base social con conocimiento y participación de la ciudadanía que referencia la posibilidad de listas conjuntas a las corporaciones. Lo preocupante y mortificante es que las pirañas estén como francotiradores esperando cualquier declaración o manifestación de avances de la coalición Robledo, Claudia y Fajardo para descalificar y señalarlos de excluyentes, lo que ellos no han podido incluir haciendo lo mismo en el marco de la posibilidad como acercamiento de otras coaliciones que se constituirían en avances y propósitos comunes. El estar plagado de sectarismo y no tener la fortaleza conceptual para hacer rupturas con las viejas y atrasadas prácticas políticas que nos han hecho muchos daños, es lo que no les permite a estas pirañas crecer como persona, rentabilizar liderazgos sociales y crear organizaciones sólidas, sumado a ello la arrogancia y el falso triunfalismo reflejados en las encuestas que juegan al Yin y al Yan; mientras unos suben otros bajan y viceversa.
Esta coyuntura demanda mesura y saber caracterizar quienes son los que nos adversan o son antagónicos: No sigamos jugando al canibalismo político, aniquilando a los propios compañeros y desdibujando las organizaciones nuestras. Esta actitud es aprovechada en los espacios mediáticos y es convertida en caldo de cultivo para degradar al colectivo, a los partidos y movimientos sociales que representamos. El espectáculo y la irracionalidad por el poder se abren camino al aproximarse las contiendas electorales, más no las ideas y la reinvención de la política, su despensar y repensar de la misma por culpa de quienes hacen de la política un mercenarismo. Si aspiramos a ser alternativa política no basta con las coaliciones, empecemos por sembrar lealtad y confianza para construir juntos, engrandecer nuestras ideas y poner al servicio las voluntades políticas, apartándonos de los egos y demostrando nuestra vocación de humanos, despojados de las componendas, desterrando los vicios, el oportunismo y los apetitos burocráticos. Se asoman luces históricas. “El trabajo voluntario es una escuela creadora de conciencia” (El “Che”).
PUBLICADO EN EL DIARIO LA LIBERTAD DE BARRANQUILLA
DOMINGO 24 DE SEPTIEMBRE DE 2017
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