CANIBALISMO ELECTORAL
Por Hugo Castillo Mesino
El 11 de marzo, día en que los colombianos se apostaban a votar por las listas a Cámara y Senado y por las consultas interpartidistas, de todo ocurría en la Viña del Señor, menos un milagro que salvara a la democracia como la capacidad de acción y actuación que tiene el elector para elegir libremente a sus representantes. Los puestos de votación tenían provistos sistemas digitales computarizados con huella dactilar para garantizar la mesa en que le correspondía sufragar al ciudadano; un sistema tecnológico que permitía salvaguardar los intereses del ciudadano votante a través de la orientación eficiente hasta conducirlo a las urnas, a merced de que los jurados actuaran a conciencia.
Vista las cosas de esta manera, saltan a la palestra situaciones que niegan la buena intención de hacer las cosas bajo la óptica de la transparencia y de la limpieza moral del voto y, por ende. del ciudadano. Cómo se explica, entonces, que reiteradamente se le informe a las autoridades y a los organismos de observación electoral sobre las cloacas y las alcantarillas electorales donde se fabrican, se compran y se venden votos de frente a la ciudadanía, contiguos a los puestos de votación, sobre todo en los sectores de suroriente y suroccidente, destacando que en el barrio El Golf de la Localidad de Riomar, concretamente en la denominada “Casa Blanca” se hayan encontrado equipos computarizados, armamentos y millonarias sumas de dinero, donde se tenía montada una empresa que hacia seguimiento al votante desde el nacimiento del voto hasta las urnas y que a la fecha la Senadora, conocida por todos, solo reciba una sanción del partido y se haya abierto la investigación sindicando a su equipo y posiblemente protegiendo a la curul para quienes trabajaron los implicados en la investigación. Lo curioso de todo es que en este operativo por el CTI sólo hayan focalizado esta casa de fabricación y efectivizacion del voto, olvidándose de otros comandos políticos que también practican este ejercicio y hacen parte del canibalismo electoral que se corresponde con las votaciones que para Cámara y Senado obtuvieron las grandes mayorías en el departamento, a través de la clásica compra de votos, ofertándole compensaciones a quienes inútilmente creen en ellos y son llevados como corderos cada cuatro años por los mismos con las mismas, reseñado en los comicios electorales del país.
¿Les interesa a los nuevos y a los reelectos representantes a la Cámara y al Senado que sus curules obedezcan a las grandes inversiones y la miserable suma de dinero ofrecida a sus electores? Abominable este hecho que transgrede la democracia, que aprovecha la supervivencia de los ciudadanos, que mutila la posibilidad de decidir a conciencia, que seduce con los billetes y atenta con las imágenes que estos llevan de personajes ilustres, que enceguece y ensordece a los electores sobre lo que estos criminales del sistema electoral suelen repetir cada vez que aspiran a ser partes de las corporaciones públicas.
El Estado y los organismos gubernamentales a través de los medios de comunicación solo hablan de la normatividad y de cómo se desarrollan las elecciones, pero nunca se dan la tarea de orientar al ciudadano de cómo votar, cómo elegir atendiendo a los perfiles de los aspirantes a las corporaciones públicas, de sancionar a quienes caigan en la práctica de la compra y venta del voto y menos de privar de la libertad a los mendigos al servicio de los caciques y de las castas políticas. Estas prácticas nefastas y oscuras nos invitan a hacer el siguiente interrogante: ¿las campañas políticas de los partidos y sus candidatos manipulan a los medios de comunicación o son los medios de comunicación los que manipulan las campañas o existe un matrimonio entre ellos que les permite convivir y apostar al mejor postor respondiendo a sus conveniencia e intereses?
En este ejercicio muchos candidatos, la gran mayoría, carecen de autenticidad y de principios éticos cuando se plantean estrategias y formas para avanzar electoralmente sin tener en cuenta al partido y a su fórmula política; y, a esto le llaman habilidad, táctica, visión electoral, sagacidad, dinamizar el voto y tener la viveza para conseguir los guarismos electorales y ubicarse en un buen renglón en la obtención de su curul o en la representatividad de su partido ¡Oh gloria inmarcesible, oh jubilo inmortal, oh jubilo personal, oh los incautos y los tontos y tedios que no hacen lo mismo!
El canibalismo político se expresa como una forma de devorarse internamente en los partidos y en los movimientos e induce a los simpatizantes y militantes de los mismos y, por ende, a la ciudadanía a que esta participación en los seudoeventos democráticos electorales esté antecedida de un gran negocio, no importando la garantía del voto como instrumento social y la dignidad del elector, sino más bien constituyéndolo en mercancía como valor de uso y de cambio al servicio del candidato.
Que tristeza y poco generalizada lastimosamente frente a esta realidad que plasma usted mi querido investigador, tristeza porque ni aun metiéndole la información en la cabeza a uno por uno de la gran mayoría de los llamados electores, no entenderán jamas y seguirán, como nefastamente se reflejo en el fatídico y penoso seudo "evento" electoral mas reciente.
ResponderEliminarY al final seguiremos escuchando de esos "borregos" la misma frase: es que la cosa esta dura.Pero,su labor es bella y noble mi estimado, continúe con ella.