Por Hugo Castillo Mesino
Por qué engañamos a la
ciudadanía diciéndole que esta jornada electoral se caracteriza por transcurrir
en calma, donde la emoción del elector se refleja en que hasta las mascotas los
acompañan a las urnas y la gran mayoría hace uso de un derecho constitucional
utilizando el voto como instrumento de expresión y de elección. Eso no es
cierto. Entren y vean lo que sucede donde están internados los cazadores y
compradores de votos, comunicándose por radio o por teléfonos, informando como
está la subasta electoral. No sigamos mintiendo, la mayoría de Senadores y
Representantes a la Cámara son elegidos con la compra de votos y no podemos
seguir llamándolos “honorables”, sino delincuentes de la democracia, atentadores
de la tranquilidad de quienes no duermen por el hambre y la miseria a que están
sometidos por candidatos, cazadores y compradores de votos… No tiene
presentación que en Barranquilla y el Atlántico se observe ese espectáculo
degradante en contra del bienestar de los que Víctor Hugo llamaba “Los
Miserables”.
El país y el Atlantico se
abren sin resistencia alguna para que los electores por enésima vez sigan
buscando opciones distintas para que los representen en las corporaciones
públicas como son las elecciones a la Cámara de Representantes y al Senado de
la República; situación que parece ser normal dado que no se le puede asaltar
la conciencia a quien no quiere que lo conduzcan al negocio fraudulento de la
compra del voto y al asalto de llevar a los electores a la urnas por dádivas y
determinadas sumas de dinero con el fin de hacerse elegir en el famoso carrusel
electoral de la cual las autoridades y algunos funcionarios inescrupulosos de
la Registraduría del Estado Civil ya tienen conocimiento y se las tiran de
oreja sorda. Son muchos los que llegaron a esos cargos, sin méritos ni laureles,
producto de la politiquería; luego, esos funcionarios o empleados deshonestos
buscan la forma de favorecer o de pagar a los politiqueros el “favor” de haber
sido nombrados en esos cargos y al pretender éstos seguir aspirando a las
corporaciones elegidas por el voto popular, por ende, les corresponde tener una
corresponsabilidad a todo precio con quien influyo en sus nombramientos. Este
mal endémico heredado de las castas politiqueras enraizadas se sostiene con el
concurso de la Registraduría, como práctica inmemorable de los “seudos padres”
de la patria robada y sangrada de la corrupción.
Ahora, ¿qué hay que hacer
ante los cazadores de votos? Por supuesto, confrontarlos, cuestionándoles sus “propuestas”
y desenmascararlos expresándoles: “Usted es el responsable de ver por las
calles a miles de ciudadanos comiendo con los desperdicios alimenticios que hay
en los tanques o depósitos de basuras; vergüenza debe darle como mercenario
electoral, sirviéndole a quienes se roban el presupuesto y son protagonistas principales
de los grandes robos y desfalcos que se hacen a Empresas como Reficar,
Odebrecht, Caprecom, Etc., con el visto bueno de los grandes emporios
económicos de la Nación”. Para nadie es un secreto que los aspirantes
tradicionales de los Partidos del Establecimiento tienen una votación cautiva y
diezmada que tiene un precio estimativo y que oscila de acuerdo a la inflación
y la competencia de los otros cazadores y compradores de votos.
Volvemos a preguntarnos:
¿Cuando se hace el aumento del salario mínimo a los trabajadores, usted amigo
lector, alcanza a vislumbrar los Congresistas que se oponen a los aumentos
pírricos que hace el gobierno nacional? La respuesta es NO; la razón es
sencilla: ellos devengan más de 35 millones de pesos sin meter las prebendas
burocráticas y los contratos leoninos. La figura de los Cazadores y Compradores
de Votos, como fenómeno perturbador que aflora en el Departamento y el País,
trata de obnubilar el surgimiento que viene dándose de nuevos dirigentes y
líderes sociales con una concepción que vela por los intereses de los sectores
marginados, posibilitando el desarrollo y el bienestar social a su gente, lo
cual es poco mencionado y hasta ocultado por los medios de comunicación al
servicio de los mismos con las mismas, destacando informativamente sólo a las
figuras politiqueras prominentes con altas votaciones que sabemos provienen de
la corrupción y de la contratocracia, ligada a la no entrega de cuentas claras,
ayudadas a ser disfrazadas por un equipo periodístico que hace preguntas
endebles para que el gobernante resalte cifras sociales y estadísticas
desarrollistas de las cuales ni el mismo está convencido. Estos cazadores y
compradores de votos, acompañados de su padrino, el gerente de campaña de los
cruces y de la famosa tula histórica de su candidato se valen de la debilidad
económica de la ciudadanía y “laboran” bajo la premisa de que: a las
autoridades hay que tenerlas contentas, teniendo en cuenta que a medida que las
horas de la jornada electoral transcurren, hay que salir a buscar más
cuadrillas de posibles electores. Todo como en tiempos de la esclavitud.
PUBLICADO EN EL DIARIO LA LIBERTAD DE BARRANQUILLA
DOMINGO 11 DE MARZO DE 2018
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