Por Hugo Castillo Mesino
Existen tantas escuelas como realidades sociales,
éstas suelen manifestarse acorde con su práctica docente. Observamos a maestros
con tableros de concepciones asignaturistas
estáticas, donde predomina el silencio como fórmula para el no cuestionamiento
de unos contenidos en cuidados intensivos, focalizando siempre el trabajo hacia
el contendido curricular y la constante codificación de decirles a sus
discípulos “usted no sabe nada”, “no quiero que vuele una mosca”, “basta, se
quedó sin recreo”, “ahora se callan”, “abran el cuaderno”, “prohibido hablar”, “no
alterar el currículo oficial” es igual al adiestramiento cariño. Sigue
prevaleciendo en la educación la reproducción libresca, los docentes son hijos
del sistema para mantener el poder, la educación la preparan los
administrativos no los filósofos u otros, un profesor es un funcionario. La escuela
es una fábrica de ciudadanos convertida en números homogéneos donde todos
tienen que hacer lo mismo, entonces le corresponde a la escuela entrar en
sintonía con lo que dijo Albert Einstein: “si buscas resultados distintos, no
hagas siempre lo mismo”
La escuela es una guardería, un parqueadero, allí
se imparte el adestramiento cariño, se tiene un concepto deformado del respeto
y los valores los discuten como contenidos, los sentimientos no importan,
subvaloran a cada sujeto que es único, singular e irrepetible; la escuela es el
lugar de formación de crecimiento personal. El sistema educativo no ha cambiado
mientras los conocimientos sí; además, el conocimiento se actualiza
constantemente y a los cuatro años está desactualizado. La escuela no puede
seguir parcelando y fragmentando el conocimiento, reflejándose esta situación
en muchos educadores. La escuela pregona la paz, la felicidad y el amor, pero
solo son palabras porque crea conflictos cognitivos a través de las
competencias. Nos falta capacidad de amor, “yo te amo si coincides conmigo”, de
ahí depende el premio y el castigo; los educandos no pueden estudiar por
medallas, todo su accionar va a estar condicionado por el miedo. El conductismo
tiene una fuerte incidencia en la educación como tendencia filosófica, manipula
a las masas, es una forma de dominación política, condiciona a los trabajadores,
trabaja en la reproducción de currículos en la educación, etc. No somos iguales
biológicos, ni social, ni culturalmente y eso no lo ha podido aprender la
escuela; somos originales como individuo y sociedad.
Nuestra Escuela debe ser integral, no fragmentemos
la enseñanza. Las matemáticas son historia, geografía, filosofía, la escuela es
un banco de experiencias. La escuela no puede tener murallas, el niño debe
hacerse cargo de las consecuencias que el mismo provoca. La estructura
organizativa y administrativa de la escuela debe ser cuestionada: los
organismos, conceptos de participación, grupos, conflictos, equilibrios, reglas
de juego. ¿Acaso un título significa que estamos preparados para la vida? Educación
significa sacar yo lo nuevo de ti, proponerme cuidar y ayudar al cambio interno
de nuestra historia personal, no podemos dar lo que no tenemos. Quien quiere
ser maestro que tenga ganas de jugar con la educación. Tenemos que adecuar la
pedagogía al momento cultural, no se trata de interpretar sino de transformar. La
educación pública, gratuita y obligatoria fue inventada en tiempos de Platón
como una escuela de reflexión, donde afirma que la educación es el cincel que
permite modelar la sociedad, la cual se articula con el despotismo ilustrado en
la condición de obedientes y súbditos; infiero que al Estado y al sistema no le
preocupa el ciudadano, la escuela sigue cerrada al mundo exterior, la escuela
es un mapa mas no un territorio.
Empecemos de nuevo, el profesor no conoce todo,
ayuda a formar el desarrollo de una persona; son las necesidades del alma
creativa curiosa donde se potencializa o se frustra; si no miro la parte
creativa estoy creando robots, los niños se forman a sí mismos; cuando un niño
nace su biología lo conduce a su entorno; descubriendo, hablando, haciendo y
jugando, el niño tiene un maestro interior. Paulo Freire nos plantea: “estudiar
no es un acto de consumir ideas sino de crearlas y recrearlas; si no se
disfruta el aprendizaje no se obtiene aprendizaje así no se puede comprender”.
La neurociencia nos dice que los errores son los que permiten que los
científicos avancen; la sociedad nos da el respeto prefabricado; la escuela está
orientada hacia la respuesta, la escuela nos programa linealmente. Finalmente,
no se trata solo de ser buenos ciudadanos, ser competitivos, sino seres
emocionales que desarrollen el arte, su personalidad, que tengan comunidad de
sentido, que fomenten la cultura, amantes
de la danza, la literatura, el relato y que tengan una cosmovisión de mundos, etc.;
que vivan todas las experiencias, encuentros, desencuentros, intercambios que
vienen a contribuir juntos en un mismo paradigma educativo como: sentir, pensar
y hacer que respondan a las necesidades de las personas y del entorno, que
aprendan a concebir que la idea más revolucionaria es ser feliz, que hagan una
ruptura con la educación prohibida.
PUBLICADO EN EL DIARIO LA LIBERTAD DE BARRANQUILLA
DOMINGO 19 DE AGOSTO DE 2018
0 comentarios:
Publicar un comentario