Por Hugo Castillo Mesino
Son muchos los calificativos que se hacen al
tipo de sociedad donde estamos insertos y se afirma que cada día nuestra gente,
según las estadísticas, lee menos y escribe menos, lee mal y escribe peor. Estamos
ante una docencia que repite más e investiga menos. Cada día somos consumidores
de refritos culturales académicos, lo que nos hace menos críticos y
autocríticos de lo que otros generan. Los docentes están interesados por
“resaltar” su catedra, hacer docencia a costa de dejar por un lado la
investigación, tal como interpretó el investigador Álvaro Andrés Hamburger
Fernández en su obra “Escribir para objetivizar el saber”. Es cierto que el
manejo que suele dársele a muchas Instituciones Educativas va emparejado con la
política del Ministerio de Educación Nacional que sigue centrado en cautivar a
los docentes exigiéndoles excesivamente el lleno de datos estadísticos,
planeación, diarios comprendidos en espacios de una semana hasta un semestre;
lo cual implica que no se abren espacios para investigar, menos para publicar.
Recientemente el científico Rodolfo Llinás criticó
el manejo de la educación en nuestro país y su calidad; comparándola con la de
los EE. UU. y otros países del mundo. Destacó: “el conocimiento es el elemento más importante que
tiene el ser humano para razonar y empoderarlo; uno tiene conocimiento y es negociable,
es de una importancia increíble; en las aulas tiene que ser un diálogo y no un
monólogo con la profesora”. Séneca deja una enseñanza histórica y trascendental
cuando afirmó: “Hace falta leer, pero también escribir”; es una forma de
objetivizar los saberes. Es importante que investiguemos para docentizar la
escritura y hacer de ella una herramienta de aprendizaje.
De acuerdo a criterios bibliométricos en China
la posición en el Top 500 de universidades en los círculos académicos
investigativos se destacan en los primeros lugares dos en Reino Unidos y ocho
en los EE. UU; en América Latina de acuerdo a la posición en el Top comprendido
desde el 142 al 457 están los países de Brasil, México, Argentina y Chile,
siendo la posición de nueve universidades de Colombia en América Latina
ubicadas en el ranking mundial comprendido desde 563 hasta la 634, según
fuentes de la Academice Ranking o Word Universites (2016). No obstante, se hace
la salvedad que estas estadísticas lógicamente tienen que ver con las
codificaciones que le den otros centros de investigación acreditadas.
Las tareas de las universidades se deben
centrar, al igual que las instituciones educativas del nivel medio académico y
técnico, en convocar y acumular el mejor saber de la sociedad, reproducir y
defender el saber válido para la solución de los problemas de la sociedad,
crear nuevos saberes que beneficien a la sociedad; por eso es importante propender por la cultura de
la lectura, la escritura, la producción e investigación y, por ende, publicar
buscando la rentabilidad social después de haber objetividad en los saberes. Es
importante que los profesores, profesionales de otras disciplinas, autodidactas
y otros que hacen parte del mundo cultural entren al mundo de la investigación
y se atrevan a hacer el ejercicio de definir sus propósitos transitando por
estas preguntas: ¿Qué quiero conseguir cuando leo, escribo?, ¿cuál es la
reacción que toman quienes me siguen?, ¿cómo puedo formular en pocas palabras
el propósito planteado? Y en esa misma dirección al asumir su condición de
lector como numeral segundo es válido preguntarse: ¿Qué sé de las personas que
más adelante leerán mi producción textual u otros ensayos?, ¿qué impacto puede
causar mis escritos?, ¿cuál tipo de información tengo al alcance para explicar?,
cuando lean mi publicación ¿cómo lo harán? Ahora, en mi condición de autor y en
el marco del tercer aspecto: ¿Qué relación aspiro a tener con la posible
potencial audiencia de lo que escribo y público?, ¿hasta dónde estoy formado
para proyectar lo que soy?, ¿qué saben los lectores acerca de mí?, ¿qué
posición con humildad debo evidenciar? En cuarto lugar: ¿mi escrito cómo debe
ser?, ¿cuál será su dimensión?, ¿qué tipo de lenguaje adoptaré?, ¿hasta dónde
imagino la valoración que tendrán mis escritos o producciones producto de mis
ejercicios investigativos lectores?
PUBLICADO EN EL DIARIO LA LIBERTAD DE BARRANQUILLA
DOMINGO 30 DE SEPTIEMBRE DE 2018
0 comentarios:
Publicar un comentario