Por Hugo Castillo Mesino
Quienes nos hemos dado a la tarea de hacer
ejercicios periodísticos tenemos que saber quiénes somos antes de dar a conocer
quiénes son los otros; pero, a veces le atribuimos todos los males al tiempo,
nos falta un poco de humildad para preguntarnos de dónde venimos y desde dónde
contamos al mundo. Es cierto que hay gente disfrazada de periodista, desde el
pedestal de que todo lo sabe y eso no es cierto, todo lo entiende y al final no
es nadie; por eso, siempre será válido que al escribir pensemos en el lector
que diga “yo comparto ese punto de vista”, “le falta más argumentación” y “por qué
no pensó en ampliar más lo que pretende decir con su escrito” e inclusive negar
en su extensión todo lo planteado. Suele ocurrir en el periodismo que, al
obtener fuentes, no se observa que en esencia son personas como nosotros; por
el contrario, esas fuentes noticiosas e informativas las ven como expertos,
testigos, poderosos o víctimas de esos poderosos. Cuando del periodismo
narrativo se trata debe tenerse en cuenta los contextos, sacar conclusiones y
decir de dónde salen sus argumentos, cuál es la historia que nos permita
olerla, entenderla, dar declaraciones haciendo una reflexión mesurada de lo que
se informa o se narra.
Al transitar por la lectura de Robert Herrscher
en su obra “Periodismo narrativo”, estoy convencido de que sus grandes aportes
sirven de ventana a los lectores, quienes a diarios tienen grandes
interrogantes sobre la naturaleza de las informaciones, noticias, artículos,
ensayos, no contando con elementos que le permitan emitir juicios sobre los
mismos y, por ende, a los estudiantes de Comunicación Social o Periodismo,
igual a quienes escriben por los diferentes medios. Señala el citado autor: “Un
artículo periodístico debe responder cinco preguntas básicas que se llaman Ws
por la letra con que empiezan en inglés. Son: what(qué), who(quién),
when(cuándo), where(dónde) y why (por qué). La sexta pregunta como un
componente más es how(cómo)”. Creo, sin pretender profundizar, que al referirnos
al “Qué” denota en su primer nivel: ¿Qué pasó? El relato fidedigno de los
hechos; su otro nivel es de profundización: ¿Qué pasó en realidad?, ¿Es
cierto?, ¿Cómo lo sabemos?, ¿Quién nos lo dijo?, ¿Qué pruebas hay?; su último
nivel es de expansión: ¿Qué sabemos?, ¿Que sucedió?, ¿Qué contamos?, etc. El “Quién”
se refiere a: ¿Quién se indigna?, ¿Quién sufre?, ¿Quién alcanza el triunfo?, ¿Quién
llora por no ganar?, ¿Quién clama justicia? La tercera pregunta es “Dónde”,
referenciando la localización de la noticia o donde pasó: ¿En qué lugar sucedió
el hecho?, el lugar de los hechos y el lugar del anuncio con su descripción, ¿cómo
conocer el lugar?, ¿cómo describirlo y llevar allá al lector?
Las tres preguntas restantes o herramientas
narrativas en su orden destacan el “Cuándo”, sin desconocer que en los diarios
todo es “ayer”. En los informativos de la televisión, es “hoy”. En las páginas
web actualizadas al minuto, es “hace unos instantes”. Nos ocuparemos de: ¿Cuándo
pasan las cosas?; pero en muchos casos los tiempos los marca el poder de quien
tiene la información. Sus niveles datan el momento de los hechos: ¿qué día?, ¿a
qué hora ocurrió el hecho? Un segundo nivel es la comprensión y el contexto, y
otro es el “Cuándo” del periodismo narrativo, viajes en el tiempo, el espíritu
de una época y el manejo de los tiempos por los medios y las fuentes. Por lo
general, el “Cómo” es el reivindicar el método; pero a la vez ¿cómo pasó?, ¿cómo
fue posible?, ¿de qué manera?, cuéntamelo todo desde el principio, porque si no,
no lo entiendo. Sus niveles van desde la pregunta: ¿De qué manera se produjeron
los hechos?, detalles y cronologías de los acontecimientos. Además de ahondar
en el “Cómo” describe, lleva a los lectores al sitio de las noticias e informaciones;
su mayor nivel es la historia completa y sumergirse en la narración. El “Por qué”
da sentido a las acciones, los dichos, las reacciones, los exabruptos. Se
refiere fundamentalmente a la relación entre las causas y los efectos. El “Por qué”
pretende y explica “quién” haya hecho “qué”, las razones dichas y las razones
ocultas. Causas y consecuencias: ¿por qué actuaron así los personajes?, ¿por
qué lo cuento yo? Y, ¿por qué de esta manera?
Es imperativo narrar, informar, argumentar y darnos
la brega de investigar; para ello necesitamos leer, para manejar claridad o
preclaridad al escribir y si no sabemos escribir, no tendremos la posibilidad
de pensar, lo cual es un acto complejo. Es importante desarrollar el trabajo
periodístico y darle objetividad sin ser neutral en lo que se dice o se
escribe, sin perder de vista que hay que tener equilibrio en el ejercicio
macondiano que nos llevo a tener un Premio Nobel.
PUBLICADO EN EL DIARIO LA LIBERTAD DE BARRANQUILLA
DOMINGO 21 DE OCTUBRE DE 2018
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