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MAS ALLÁ DE LA LIBERTAD DE CÁTEDRA

MAS ALLÁ DE LA LIBERTAD DE CÁTEDRA

Por Hugo Castillo Mesino

La posición asumida por el Representante a la Cámara Edward Rodríguez, del Centro Democrático, al presentar ante el Congreso de la República un Proyecto de ley para limitar la libertad de cátedra buscando sancionar a los docentes que utilicen sus clases para “promover ideas políticas o realizar proselitismo a favor de alguna ideología… evitar que profesores politicen a niños, niñas y adolescentes en los colegios… los profesores serán denunciados por constreñir o tratar de involucrar a sus estudiantes en algún tipo de ideología política o por desarrollar proselitismo en las aulas de clase puedan ser multados y sancionados”. Lo que en síntesis demuestra el “representante” es su analfabetismo constitucional y político.

¿Qué tipo de asesoramiento tuvo Edward Rodríguez al desconocer que existen sentencias de la Corte Constitucional donde señalan que “la libertad de cátedra es un derecho del cual es titular el profesor o docente, con independencia del ciclo o nivel de estudios en los que desempeñe su magisterio”? La función que cumple el profesor, según la Corte Constitucional, requiere que éste pueda, en principio, relacionado con la materia de la que es responsable, manifestar las ideas y convicciones que según su criterio profesional considere pertinentes e indispensables, lo que incluye la determinación del método que juzgue más apropiado para impartir sus enseñanzas; olvidándosele al Representante Rodríguez que no puede haber educación sin democracia y no puede haber democracia sin educación. En palabras de Julián De Zubiría Samper: “La libertad de cátedra se creó para impedir que los gobernantes de turno intervengan en lo que los profesores investigan y enseñan. Se trata de garantizar las libertades esenciales de los docentes a pensar y expresar sus ideas e investigaciones. En general, sin ella, no se desarrollaría la ciencia”.

Es concerniente aclarar que en las concepciones que tenemos sobre el mundo y la sociedad está inmersa la ideología como el conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, una colectividad o una época. La ideología tiende a conservar o a transformar el sistema social, económico, político o cultural existente. Es decir, reflexiona sobre cómo actúa la sociedad en su conjunto y, en base a eso, elabora un plan de acción para acercarse a lo que considera como la sociedad ideal. Cabe preguntarse ¿por qué el Representante del Centro Democrático, el cual, por cierto, representa una ideología, se ufana en descalificar a los educadores sindicándolos de “adoctrinadores” al utilizar sus cátedras orientadas a fortalecer las ideas de izquierda y a desestabilizar el establecimiento? Se le olvida que las disciplinas o ciencias que imparten los docentes en sus objetos de estudio enuncian postulados económicos, sociales, políticos, culturales, educativos, pedagógicos, etc.; y que éstos, a su vez, se constituyen en los insumos referentes a desarrollar las habilidades mentales y conceptuales que deben poseer los educandos para una mayor comprensión de la realidad y de su entorno circundante.

En la concepción platónica el “Mito de la caverna” es un acto de liberación de quienes permanecían presos ante la ignorancia y un vuelo subversivo de quien se atrevió a buscar una nueva realidad ante el mundo antiguo que lo cegaba. Al igual que las Ciencias Sociales en su composición curricular nos lanza un mundo de comprensión del paisaje natural y cultural y, a su vez, la transformación del mismo, desde la visión más allá de la libertad de cátedra, con una alta connotación de lo que significó la Grecia Antigua para la educación con su legado histórico filosófico, resaltando la democracia y la libertad.

En nuestra condición de educadores debemos reivindicar la formación política e ideológica en los educandos, más no partidista, que permita ser y tener una cosmovisión del tipo de sociedad en la que estamos inscritos, al igual que desarrollar la formación de una sólida conciencia que tenga como centro el análisis y la solución de las problemáticas sociales. Es tarea fundamental encarnar la necesidad de una estrecha relación de los jóvenes con los problemas políticos acorde con su propia naturaleza. De igual forma, desarrollar el sentido del deber, de la responsabilidad, de la voluntad y la cooperación con los pueblos hermanos.


Nuestra preocupación debe centrarse en mejorar ostensiblemente el pensamiento y la lectura crítica donde las estadísticas reflejan que de mil educandos solo tres, en edades de quince años, pueden hacer este ejercicio. Convirtiéndose en caldos de cultivo de la manipulación y alienación ideológica fuera de las aulas por quienes detentan el poder político. Exhortamos a los educadores a hacer uso más allá de la libertad de cátedra que permita caracterizar los regímenes de gobiernos, los tipos de Estado, los modelos económicos, educativos, los derechos fundamentales; en definitiva, que los educandos aprendan a pensar y a transformar la realidad por otra más justa y equitativa. Sólo así podríamos definir una educación de calidad, pertinente y con sentido democrático. La tarea en el marco de la libertad de cátedra está en que Repensemos a Barranquilla.

PUBLICADO EN EL DIARIO LA LIBERTAD DE BARRANQUILLA

DOMINGO 3 DE MARZO DE 2019
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