Por Hugo Castillo Mesino
En el mundo urbano de las
grandes ciudades el lenguaje que aflora es el de “ciudad inteligente” en este el albor del
siglo XXI no tiene sentido si no hablamos y aspiramos a tener ciudades humanas vivas,
tolerantes, inclusivas y resilientes; con motivo de las elecciones a realizarse
el 27 de octubre los candidatos a la alcaldía le imprimen como impronta a sus
Programas de Gobierno nombres como: “Barranquilla Ciudad Humana”, lo cual contribuiría
a darnos la tarea de Repensar a Barranquilla en todas sus dimensiones retomando
sus “Ejes Programáticos” que oportunamente el candidato de “Somos Alternativos”
deberá sustentar ante la ciudadanía; sin menos preciar a otros que hacen parte
de este juego democrático. Somos coherentes en afirmar que la Ciudad de
Barranquilla requiere de una gobernanza humanizada que de respuestas a las
numerosas problemáticas y que estas deben ser cristalizadas con soluciones
viables para dar respuestas a las tensiones socio-territoriales con fragilidad
urbana, convertidas en endémicas.
En el repensar de la filosofía
y la política es cierto que esta última disciplina muchos filósofos antes y
después la tocan tangencialmente a diferencia de Fernando Savater que en su
libro “Las preguntas de la vida” nos adentra en el “Como vivir juntos” cuando
nos dice “Nadie llega a convertirse en humano si esta solo: nos hacemos humanos
los unos a los otros. Nuestra humanidad nos la han contagiado” y esta es una de
las tareas que el próximo mandatario que regente los destinos de la ciudad de
Barranquilla tiene que emprender para que los barranquilleros aprehendan que el
gobierno distrital no se puede cosificar en la cultura del pavimento sino
aspirar como lo plantea Federico Nietzsche contribuir a enrumbarnos y hacernos
humanos, demasiados, humanos. Se trata que nuestras miradas con nuestros semejantes
simbolicen que hay que hacerle el amor a la ciudad como un acto de humanidad; así
como nace el amor filial entre padres e hijos al igual debe reflejarse los
actos de convivencia armoniosa en todos los puntos cardinales de la ciudad en
corresponsabilidad de los gobernantes con sus gobernados y NO con la practica
viciada de clubes de amigos de la componenda y de la contratocracia.
Carece de lógica que siendo
como somos “humanos” fruto del contagio social, soportemos nuestra sociabilidad
con tanto desasosiego. No seriamos lo que somos sin los otros, pero nos cuesta
ser con los otros; esto suele suceder con los gobernantes de turno que carecen
de sensibilidad social desconociendo al otro que hace parte de un mundo
diferente concibiendo la otredad y observa gobernantes deshumanizado como
muchos alcaldes, gobernadores, y que decir del presidente con el síndrome patológico
de analfabetismo emocional y carente de todo principio que reivindique al otro
que no es más que uno mismo. Se les olvida a estos señoríos que estamos
humanamente configurados para y por nuestros semejantes.
Es válido preguntarnos porque
los diversos “socios” que forman parte de la comunidad se aíslan y cada quien
mantiene sus apetitos e intereses y “lucha” por qué lo reconozcan y se enfrenta
en torno a cómo deben repartirse los bienes; produciendo discordia humana
cuando lo que está al orden del día es la concordia social. La discordia sucede
porque los propios gobernantes de turno la alimentan para mantener divididos a
sus gobernados, no es porque los seres humanos sean irracionales o violentos
por naturaleza. Aunque gran parte de los antagonismos es porque seriamente
somos “racionales” pero esa racionalidad es aprovechada para nuestro propio
beneficio; es una forma de perversidad institucional que consiste en que el
mandatario de turno es consciente de que sus acciones de gobierno no satisfacen
a la comunidad, pero si favorecen al engrandecimiento de su patrimonio a costa del
erario.
Al repensar a Barranquilla debemos
posicionarnos y preguntarle a los candidatos a la alcaldía que enarbolan y
sustentan “Lo humano como el Centro del Programa de Gobierno con sus Ejes Programáticos”
Les asiste a los candidatos reflexionar sobre las siguientes disquisiciones en
la brusquedad de coherencia
“Barranquilla Ciudad Humana” tal como lo plantea Antonio Bohórquez Collazos, al
recibir el apoyo ciudadano y llevar como marca “ Somos Alternativos” pregunto :¿podemos
hacernos “humanos “por nosotros mismos sin necesidad de nadie más? ¿nos
enfrentamos los humanos en la sociedad porque que no somos lo suficientemente
racionales o porque no somos razonables? ¿puede haber “política” sin conflicto
ni enfrentamiento? ¿puede haber democracia sin política? Ahora bien, ¿cuál es
la relación humana de los gobernantes con la ciudadanía?
Podríamos afirmar que la condición
humana de quienes aspiren a gobernar a Barranquilla es un imperativo; máxime
cuando en los últimos gobiernos estos se caracterizan por darle importancia a las
obras de infraestructura o moles sin olfato social, mistificadas como fortaleza
de gobierno y se olvidan en un acto de solidaridad cómplice en hacer
inversiones que redunden en el bienestar de todos con justicia social.
Repensemos a Barranquilla.
PUBLICADO EN EL DIARIO LA LIBERTAD DE BARRANQUILLA
DOMINGO 28 DE JULIO DE 2019
0 comentarios:
Publicar un comentario