Por Hugo Castillo Mesino
Al joven candidato
con atributos profesionales y conocedor de la política en el contexto nacional
y en el ámbito regional hay que brindarle la oportunidad de que presente sus
ideales y muestre sus propuestas y programas, a la solución de las grandes
necesidades y demandas del departamento; seguramente sustentará sus ideas y
propuestas, producto de su formación político-ideológica, buscando constituirse
en una alternativa humana o humanística que modifique el ideario de la
concepción política ciudadana ante quienes tradicionalmente han gobernado y pretenden
seguir perpetuándose de manera hegemónica en el gobierno departamental.
Repensemos a Barranquilla.
En una de las obras de Jalil Gibran, “El Loco”,
el personaje dice: “las acidas verdades a unos hombres asfixiados en sus
ataduras y aplastados bajo la balumba de seculares prejuicios; manifiestan su
sentimiento de rebeldía contra la duplicidad de los hombres, la mentira, la
hipocresía, la insensibilidad y los falsos convencionalismos que gobiernan la
vida, los hombres viven, obran y reaccionan según ‘normas que les han sido
trazadas’, y dicen cosas solo porque la fuerza de la costumbre las ha puesto en
sus bocas”, no por convicción o porque las hayan sometido a su análisis y
reflexión.
Con hilaridad se escuchan miles de voces
ciudadanas festejando la participación decisiva de hombres y mujeres que han
asumido con dignidad, coraje y verdad adversar a la clase política tradicional
clientelar del Distrito de Barranquilla y del Atlántico y cómo ha conseguido su
hegemonía política con nefastas consecuencias ciudadanas. Al hacer esta
reflexión me apoyo en algunos indicadores olímpicos involucrados en sus
campañas políticas que expresan que el poderío comercial y sus aliados están super
preocupados y tienen largos y perecederos insomnios energúmenos que los han llevado
a asistir a psicólogos, siquiatras y hasta gurús, al sentir la difusión
mediática que le han hecho a Nicolás Petro y observar cómo crece a lo largo y
ancho del departamento y de la ciudad capital un renacer por un “Atlántico
Humano y Productivo”, produciendo un fenómeno político con sello viral como es
la “Petromanía”.
Retomando mi libro “Instrumentos para pensar”, destaco
el capítulo “Los jóvenes frente a la política”, donde defino que los jóvenes
tienen un mayor nivel de desconfianza frente a las decisiones políticas y son
críticos del funcionamiento democrático, su participación en los procesos
electorales es baja y su voz se expresa por vías no convencionales. Estos males
se deben a la poca transparencia institucional, la desafección y a cierta apatía
por los asuntos públicos, pues consideran que “Todos los politicos son iguales”.
Debemos hacer colectivas nuestras conciencias y erradicar el analfabetismo político
que tanto daño hace a ciudadanos y jóvenes; es válido inferir que, ante los
vacíos existentes, es esta una de las tantas razones y verdades porque el Joven
Nicolás Petro Burgos es candidato a la Gobernación del Atlántico con apenas 33
años, lo cual es un hecho trascendental, orense del departamento de Córdoba, es
abogado de la Universidad Pontificia Bolivariana, Master en Cambio Climático de
la Universidad Iberoamericana, cursa actualmente una Maestría en Gobierno y Gestión
Pública para Latinoamérica en la Universidad Pompeu Fabra en Barcelona.
Nicolás Petro es apasionado por las historias y
proyectos de su padre y eligió instruirse en leyes con la finalidad de aportar los
granos de arena fundantes en la construcción de un mejor país. Durante años,
Nicolás Petro ha sido el acompañante de la lucha política de su padre, el excandidato
presidencial Gustavo Petro. Por eso, coincide felizmente el ir de la mano de
líderes de los sectores alternativos, como su padre y ha logrado ampliar su
visión en torno a las problemáticas sociales y reales de los municipios
del Atlántico, enfocando su Plan de Gobierno en que este departamento, sea
verdaderamente incluyente.
La ciudadanía tiene la suficiente claridad de que
Nicolás Petro Burgos es un buen candidato a la Gobernación del Atlántico y no
es un delfín, que proceda de familias adineradas o aristocráticas, que trabajan
por sus propios intereses y amplían sus arcas económicas o su poder de familia
o de alto rango; contrario a algunos que por fuera de la justeza política lo
han querido definir. Es un profesional que pretende poner a disposición sus
conocimientos a una causa política, social y moral, propia de un programa
concebido que se proyecta a nivel nacional, en contra de la corrupción, el mal
manejo administrativo y las malas prácticas, que ha encontrado en la ciudadanía
consensos y adeptos producto de un reconocimiento y una alta votación a nivel
nacional. Los atlanticenses cada día se expresan asertivamente sobre la
candidatura de Nicolás Petro en la perspectiva de ocupar el primer cargo del
departamento del Atlántico.
PUBLICADO EN EL DIARIO LA LIBERTAD DE BARRANQUILLA
DOMINGO 4 DE AGOSTO DE 2019
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