Por Hugo Castillo Mesino
Si pretendemos hablar de una educación de
calidad, corresponde situarnos ante las instituciones educativas requiriendo de
nuevos enfoques, modelos y tendencias, acompañados de nuevas experiencias
pedagógicas, formas de planificar y evaluar la gestión administrativa y
pedagógica que permitan proyectar planes de mejoramiento; visionando maneras de
repensar y actuar donde predominen las innovaciones con espíritu proactivo, con
decisiones acertadas que se correspondan al encargo social. Es determinante
definir la calidad de la educación como el grado en que un conjunto de características
inherentes a un servicio cumple con unos requisitos para satisfacer las
necesidades de los beneficiarios de este; para ello partiremos de formulaciones
analíticas que posibiliten ubicar partes de esos atributos que referenciamos.
Es importante que nos adentremos en una
educación de calidad y sus atributos preguntando: ¿cómo se concibe la triada
calidad, currículo, pedagogía? Para dar respuesta, es importante la aportación
que hace el investigador y ensayista cubano, Jorge Ancada, que dice: “La
educación es mucho más que la enseñanza, compromete a toda la comunidad con sus
rasgos de cultura y civilizatorios puestos en juego para la individuación y
aproximación hacia lo universal de los sujetos que la componen. Valores,
costumbres, creencias, normas e instituciones serán entonces vectores
educativos”. Desde esta perspectiva me identifico con el concepto de currículo
desde la racionalidad crítica.
Ahora corresponde visionar la calidad asociada
a las competencias para la formación de en y para la vida. Es cierto que la
educación puede enfocar sus propósitos formativos para que los individuos
puedan desenvolverse mejor en la vida; pero, a su vez, es mucho más cierto que
la vida y las condiciones de posibilidad que ella condiciona en las personas,
debería configurar lo que se define como calidad y los desempeños que les
resultan asociados. No existen formas estandarizadas y hegemónicas de pensar la
calidad educativa haciendo abstracción del contexto.
¿Podríamos pensar en un acuerdo regional o
nacional para una mejor calidad de la educación? En primer lugar, NO son los
países más desarrollados los que tienen mejor educación sino los que tienen
mayor equidad. Como la equidad social es una meta históricamente aplazada se
puede transversalizar para proteger a las nuevas generaciones; es decir, desde
que un niño sea capturado por la educación inicial, de los efectos físicos,
emocionales y psicosociales derivados de la pobreza y la miseria. Un segundo
elemento serían unas metas ambiciosas dirigidas a una cualificación docente de
alto nivel y calidad en ciencias básicas, humanas y sociales, lo mismo que en
aspectos relacionados con la atención integral a la diversidad, concepto que
está más allá de la inclusión por discapacidad, aun cuando la contiene. Por último, una extensión de tiempo real de
atención educativa. En Colombia eso se conoce como “jornada única”; carente de
las condiciones didácticas y pedagógicas como de un sistema alimentario.
Otra formulación en función de la calidad
educativa y sus atributos es ¿cómo intervenir en la formación de educadores
tomando en cuenta nuevos desafíos de la educación? Las universidades y normales
comenzaron ordenando sus procesos formativos atendiendo los saberes básicos en
que se harían competentes los futuros educadores y los aspectos pedagógicos y
didácticos que lo complementaban. En eso ha habido un gran avance en la
formación inicial en competencias investigativas, eso van a tener que
acentuarlo más para que pueda haber educadores más competentes frente a la pluralidad
de contextos y a la diversidad humana con que se enfrentan. Se habla
perversamente de adoctrinamiento en las Instituciones Educativas, ¿qué hacer
para situar al alumno? Para empezar, en primer lugar, nada es más doctrinario
que la educación privatizada, esa que se da el lujo de prescindir de los
docentes que no se sujetan al sesgo fundacional de las instituciones. En
segundo lugar, quienes le atribuyen a un supuesto adoctrinamiento
"comunista" de la escuela todos los brotes de inconformidad social
deben caer en cuenta de una mala noticia. En tercer lugar, el desarrollo del
pensamiento crítico no implica como muchos creen, excluir de la educación
ciertos temas so pretexto de adoctrinamiento.
¿Las inversiones en el Distrito de Barranquilla
reflejan los niveles de calidad? Lo que ha ocurrido en materia de inversiones
en el Distrito refleja un problema estructural de lo que representa lo social
en la acción del Estado. Se puede decir que, desde que fue establecida la
elección democrática de alcaldes, en Barranquilla se han dado grandes avances
en cobertura e inversión de infraestructura. Pero una política pública no puede
medirse solo por lo que resuelve, sin considerar lo que hace falta. Sin
embargo, pese a que persiste una gran deuda social en ese sentido no hay
expectativas próximas de solución porque la ciudad hipotecó sus finanzas
futuras. En cuanto a la relación entre inversión y calidad, la infraestructura
es una inversión necesaria, pero los factores con mayor impacto en la calidad
educativa son otros. Repensemos a Barranquilla.
PUBLICADO EN EL DIARIO LA LIBERTAD DE BARRANQUILLA
DOMINGO 11 DE AGOSTO DE 2019
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