Por Hugo Castillo Mesino
A diferencia de los creyentes o no creyentes,
Dios no es de izquierda, de centro ni de derecha. Solo es Dios. En su popular
canción Mercedes Sosa dice: “Solo le pido a Dios… que el engaño no me sea indiferente…”.
Hoy, sólo a escasas horas de finalizar el año, surgen interrogantes de
respuestas difíciles: ¿Por qué tanta desigualdad social?; inquietante abordar la
respuesta como parte del juego democrático.
Al leer unos apartes de la extensa obra de
Thomas Piketty “Capital e Ideología” encontramos: “La historia de todas las
sociedades que han existido hasta nuestros días es la historia de la lucha de
clases, escribían Friedrich Engels y Carl Marx en 1848 en el Manifiesto del
Partido Comunista”. Piketty afirma que la formulación sigue siendo pertinente;
pero, a la vez, la reformula como producto de su investigación: “La historia de
todas las sociedades que han existido hasta nuestros días es la historia de la
lucha de la ideología y la búsqueda de la justicia”. Expresado de otra forma:
las ideas y las ideologías cuentan en la historia.
Solo le pido a Dios que me proteja ante las
interpretaciones de quienes adversan y NO conciben que el núcleo de la política
es la economía y que los sistemas políticos se definen por la concepción
ideológica y filosófica sobre la sociedad, la educación, la cultura, etc. Más
no por el modelo económico; son las ideologías en las sociedades humanas las
que explican las desigualdades sociales. Piketty sostiene que históricamente la
desigualdad económica se reduce a la eterna confrontación entre los opresores
del pueblo y sus orgullosos defensores. La historia de las desigualdades se
apoya en construcciones intelectuales e institucionales sofisticadas que no
siempre están exentas de cierta hipocresía y de voluntad por parte de los
grupos dominantes de perpetuarse.
Solo le pido a Dios que los profesionales de
las ciencias sociales y de otras disciplinas reconozcan el papel político de
estás y no pierdan tiempo en las disputas disciplinarias con connotaciones estériles.
Solo le pido a Dios que destaquen la importancia de las ciencias sociales al
servicio del debate público y la confrontación democrática. Los invito que
salgan del equívoco sobre todo cuando trabajan en la Universidad o en la empresa
al apropiarse del monopolio del conocimiento, afirmando su capacidad analítica
cuando no la tienen. Se les olvida a estos profesionales, o es que adolecen de
formación, que, al transitar por los enfoques histórico, económico, sociológicos
cultural y político es que se puede avanzar en la comprensión de los fenómenos
socioeconómicos. Hay la necesidad de introyectar la literatura y el cine como
complemento al conocimiento de las ciencias sociales.
Es reflexivo observar el empoderamiento del
conocimiento económico como consecuencia de que historiadores, sociólogos,
politólogos y otros filósofos han abandonado las cuestiones económicas en
beneficio de los economistas. Solo le pido a Dios que los periodistas y los
ciudadanos que se someten a la pericia de los economistas, se formen una
opinión sobre los salarios, los beneficios, los impuestos, la deuda interna y
externa, el comercio y el capital, estos temas son optativos para el ejercicio
de la soberanía democrática, para comprender porque los pueblos se movilizan;
está abierto el debate.
Solo le pido a Dios que los ciudadanos, se
informen y asimilen como se han dado las desigualdades en la historia; por eso
es trascendental referenciar obras que nos sitúan a tener un conocimiento
especifico y universal de la política, la historia, la economía, la literatura,
la sociología y de otras disciplinas. Hagamos el esfuerzo por la humanidad, los
exhorto a explorar: “El capital en el siglo XXI”, Thomas Piketty; “Nadar en
contra de la corriente”, Cristina Ricchieri; “Pa’ que se acabe la vaina”,
William Ospina; “Historia de la Filosofía… sin temor ni temblor”, Fernando
Savater; “Curso urgente de política para gente decente”, Juan Carlos Monedero; “La
voluntad y la fortuna”, Carlos Fuentes; “Filosofía Política”, Mario Bunge;
“Ensayo Sobre la Lucidez”, José Saramago; “Los retos del postconflicto”, León Valencia
y Ariel Ávila; la “Parapolítica”,
Corporación Nuevo Arcoíris; “Memorias de un Hijueputa”, Fernando vallejo;
“Tiempos Líquidos”, Zygmunt Bauman; “Por Que El Mundo No Existe”, Markus Gabriel; “El Malestar en la Globalización”,
Joseph E. Stiglitz; “El gobierno de las emociones”, Victoria Camps; “El sentido
de lo humano”, Humberto Maturana; “Poder y violencia en Colombia”, Fernán E.
González; “Oposición”, Gianfranco Pasquino; “Un mundo sin miedo Baltazar
Garzón; “Cien años de soledad”, Gabriel García Márquez; “ No hubo Fiesta”,
Alonso Salazar; “El Coraje de la Verdad”, Michel Foucault; “El Método. La
Naturaleza de la Naturaleza”, Edgar Morin; los textos de Honore de Balzac. Solo
le pido a Dios que al final del articulo no haya riesgos por mis sugerencias.
¿Se pueden perder los amigos cuando se habla de lecturas dosificadas? No
importa que sean pocos los seguidores en este ejercicio necesario y
transformador. Repensemos a Barranquilla y a Colombia.
PUBLICADO EN EL DIARIO LA LIBERTAD DE BARRANQUILLA
DOMINGO 29 DE DICIEMBRE DE 2019
0 comentarios:
Publicar un comentario