Por Hugo Castillo Mesino
A García Márquez le asiste más que razón cuando
al leer su obra “Cien años de soledad” la interpretamos como el “Macondo
colombiano”, por las cosas que suceden en este país del Sagrado Corazón, ya sea
por coincidencias, por azar, casualidad, causalidad o por su esencia real o ficticia.
Es sustancial remitirnos a los tiempos del escritor cordobés David Sánchez
Juliao con su “Abraham el humor”, donde ridiculiza al expresidente Julio Cesar
Turbay Ayala, quien tortura la memoria
por su represivo “Estatuto de seguridad”; además, por la torpeza de su
lenguaje y sus comportamientos miopes al intervenir en los protocolos de
gobierno que poco se diferencian hoy al subpresidente Iván Duque, quien es
campeón, comprobándolo al solicitarle al autoproclamado “presidente” de
Venezuela Juan Guaidó que extradite a la excongresista Aida Merlano,
recapturada por las Fuerzas Armadas Especiales de la Policía Nacional
Bolivariana “FAES”; situación que aprovechó el presidente Nicolas Maduro para burlarse
de su homólogo Iván Duque al decirle que la solicitud a Guaidó “es una
verdadera ridiculez”.
Es cierto que los desaciertos de las
autoridades colombianas, sumado a ello el Comandante Superior de las Fuerzas
Armadas, Iván Duque, especializado en dramas internacionales y espectáculos en
las fronteras hermanas, dejan en claro que el tiro les salió por la culata. Ahora
la joya de la corona está en poder del gobierno de Maduro y esa joya es Aida
Merlano, que le llegó a Maduro como anillo al dedo, a la cual se aprestan a
sacarle hasta las “tripas”; queda claro que lo ocurrido es por obra de la
corrupción de nuestro sistema político. Aida tendrá que decir todo, todo, pero,
todo es todo, que no es más que las informaciones subterráneas, evidenciadas,
con una alta dosis de corrupción en épocas electorales y que a diario se
cometen en nuestro país, como
prevaricatos, peculados, concierto para delinquir y otros delitos contra
la administración pública a través de triquiñuelas, falsedades, coartadas,
estratagemas; agenciadas, pensadas y concebidas por políticos y funcionarios de
los partidos políticos que ostentan el poder y direccionan el menú político-electoral
y administrativo en Barranquilla, el Atlántico, la Región Caribe y más allá; y,
al final, terminan jugando el “toma todo”, donde se reparten curules y contratos jugosos a tutiplén.
El drama político Merlano plantea interrogantes
y connotaciones depravantes: ¿Cómo se explica que el presidente Duque se
autoridiculice?, ¿Y el autoproclamado Guaidó emocionalmente se autoautorice?,
¿Los medios de comunicación afines del gobierno se autosilencien contribuyendo
con la cortina de humo del “semifallido” Acuerdo de Paz del Mininterior? En el
hipotético caso que Maduro empiece a utilizar el arsenal criminal de pruebas
que tiene Aida Merlano, ¿los medios de comunicación duqueuribistas desvirtuarán
al ventilador Merlano-Maduro con el fin de tapar el desastre de la corrupción
en Colombia como lo señaló Maduro en su reciente alocución?, ¿Cuál es la
posición de los países que desconocen a Maduro como presidente ante el caso
Merlano?, ¿Cuál es el papel de la Ministra de Relaciones Exteriores, ciega,
sorda y muda sobre el particular?, ¿El Congreso de Colombia, las Asambleas Departamentales,
Concejos Distritales y Municipales incluirán en la agenda de sesiones pronunciamientos
sobre los pertrechos informativos y probabilísticos de corrupción en manos de
Merlano-Maduro?, ¿Los negocios o supertiendas, olímpicamente prohibirán la
venta de artículos que estén “maduros”, por obstruir aspiraciones
presidenciales de uno de sus propietarios?
Ahora, el Derecho no es ciencia, dado que su
objeto de estudio no es universal; por tanto, Colombia y Venezuela al romper
sus relaciones diplomáticas extinguen los tratados o compromisos y Aida Merlano
tendrá que responder por los delitos tipificados en la Constitución venezolana,
y el gobierno del subpresidente Duque tendrá que esperar por magia y ficción de
Guaidó que la excongresista sea extraditada. Con la recaptura de Aida Merlano
los representantes, funcionarios, empresarios, concejales, diputados y
apostadores comprometidos en el caso de la “Casa Blanca” con otras casas, al prenderse
el ventilador Merlano–Maduro tendrán la asistencia de cardiólogos, sociólogos,
siquiatras, pitonisas, chamanes, psicólogos, para contrarrestar los insomnios
demenciales como consecuencia de las denuncias y las autoridades judiciales deberán
“reabrir los expedientes” que duermen en los injustos sueños del olvido sepultados
bajo el eslogan “tapen, tapen, tapen”.
Una vez más se demuestra que Nicolás Maduro, presidente
legítimo de la República Bolivariana de Venezuela es más eficiente que el
subpresidente Iván Duque a pesar de todos los señalamientos oprobiosos que se
le hacen. ¿Cómo debe estar el estado de ánimo del exalcalde de Barranquilla y
precandidato presidencial con esta bomba política?, ¿Será que solicitará
militancia al castrochavismo?, ¿Cómo se explican las cuotas burocráticas que
Duque ofrece en contraprestación de apoyo a su gobierno y qué lectura harán los
partidos políticos implicados en el nuevo escándalo Merlano? Quien ve al
pajarito no es Maduro, son los de las “casas blancas” a quienes el espíritu
Merlano acorde con la estrategia de Maduro les dará un tatequieto público y
desestabilizador. Repensemos a Colombia.
PUBLICADO EN EL DIARIO LA LIBERTAD DE BARRANQUILLA
DOMINGO 2 DE FEBRERO DE 2020
Ya se van agotar las lomotil y todos la medicina que halla para la Diarra porque esa Diarra con el ventilador prendido se convertirá en pandemia.no habrá quien les pare la diarrea con Aida Merlano cantando.lo que hizo maduro estuvo excelente que la colocará hablar en medio de los medios de comunicación que ocurra pública todas sus denuncias ya está bueno de tanto esconder lo que todo los colombianos sabemos y no hablamos por miedo a que nos maten los mafiosos de la derecha.porque eso es lo que son unos mafiosos.
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